Bienvenida otra vez

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Imaginó de muchas maneras como sería el reencuentro con Lauren.

Lleno de felicidad, en poco tiempo, tal vez un par de lágrimas. Pero nada es como uno quiere. Porque pensó que ella regresaría en un intervalo de un mes, y ella no lo hizo. Y cuando paso un año Niall estaba hundido en una profunda tristeza. Y él ni siquiera podía ver el millar de fotos que tenía en su dormitorio. Sobre todo en las que aparecían los dos haciendo muecas o pellizcándose los cachetes. Estaba sumido en una depresión que no los dejaba respirar. Comía cuando se acordaba, bañarse era un milagro porque no tenía energía para hacerlo. Los platos sucios quedaban en el fregadero por semanas.

Cuando Lauren se libró de su hermano y de algunos invitados de la fiesta (que al parecer no conocía), decidió acercarse.
Él estaba detrás de ella, pero ella aún no lo notaba. A diferencia de cómo se imaginó, no tuvo que armarse de valor, ni de lio un ataque de pánico. Se sintió calmado, lo que le resulto familiar. Cada vez que se encontraban, era como estar mejor.
-Lauren.
Al verla aún más de cerca, se veía más bonita si podía ser posible. Esta vez sí llevaba delineador, y sus ojos se veían más grandes. En los dos años de su ausencia, evito a Louis varios días, rechazando sus llamadas o invitaciones al bar, porque sus ojos le recordaban a Lauren, que era su único parecido. Usualmente la llamaba mi vida, pero mucho tiempo había pasado, y se sentía al borde de una montaña.
-Niall.
Ella tampoco lo llamo mi amor.
Sintió ganas de estrecharla en sus brazos y echarse a llorar y preguntarle porque lo había dejado. Pero había mucha gente, y necesitaban hablar, a solas.
-¿Podemos ir a otro lugar?
-Claro.
Al pasar entre la gente, también sintió la tentación de agarrar su mano, como lo había hecho antes. Como cuando iban a tomar un batido, o simplemente cuando estaban en su dormitorio hablando de cosas irrelevantes. Quino jugar con sus dedos, sentir su piel. Por Dios, había extrañado su piel, su olor, su existencia.
Salieron al inmenso jardín. A la mamá de Lauren le encantaban las flores, por eso, con la excusa de que pasar tanto tiempo en la casa la volvía loca, abrió una floristería con su nombre. A veces se sentía tan extraño al saber tanto de ella, y no haber predicho que ella se iría de esa manera.
Caminaron hasta llegar al asiento de madera colgante que solían usar como columpio, Lauren se sacó los tacones, y Niall sus zapatos de suela. Entonces se sentaron a lo indio. El vaivén del asiento los calmó a los dos y Niall le recordó a la noche después de su graduación.
Cuando le entregaron el diploma de graduado, no fueron sus padres los que se levantaron de las sillas para aplaudir. Fue ella. Fue Lauren la que aplaudió hasta que tuvo las manos al rojo vivo y silbó como una camionera. Ella estaba orgullosa de él. Y ella, en ese mismo lugar, usando otro vestido, se lo había dicho, y también que él era su ejemplo a seguir.
Volviendo al presente, ella estaba ahí, y al notarlo sintió vértigo.
-Aquí estas- murmuró.
-Volví.
Ella estiro el brazo para agarrar su mano. Lauren ya no era esa muchacha flacuchenta sin fuerza. Sintió las callosidades de su mano, esa mano que conocía y había besado mil veces. Vio los músculos de sus brazos, observó donde comenzaba su espalda  y donde acababa su cadera. Había madurado. Tenía la mirada de alguien que ya había pasado por lo suficiente. Lauren había cambiado. Se preguntó por cuantas cosas tuvo que haber pasado en el ejército. Se preguntó si su esencia seguiría ahí.
-Pensé que una vez que entrabas no podías salir- dijo Niall.
-Yo también, pero cuando Louis se enteró de mi lesión, se lo contó a mis padres, y bueno, ya sabes, como dice mi madre.
-No hay nada que el dinero no pueda arreglar-murmuraron al unísono.
Recordó cuantas veces lo repetían en son de burla, todos los momentos con y sin Lauren parpadearon en su mente.
Niall no lo soporto más.
La abrazó con todas sus fuerzas, enterrando su cara en el cuello de ella, sollozando y sintiendo las lágrimas como si no fueran las suyas. Los sollozos lo sacudían a los dos con fuerza.
Ella también lloraba, lo abrazaba por la parte baja de su espalda y se aferraba a él como si se pudiera derretir.
Al estar junto a ella, sintió como si, a pesar de recordarla cada minuto en su ausencia, hubiera reprimido los verdaderos recuerdos. Como si los hubiera visto con una luz de mala calidad, y ahora estuvieran en HD.
Niall seguía siendo un exagerado.
-No te vayas- murmuró. Su voz sonaba quejumbrosa y como cortada por un cuchillo.
-No te pu...
-Por favor, no. No vuelvas a quitarme a mi sol de esta manera.
Lauren suspiró. Tendremos que dejar este tema para otro momento. Y se concentró en que volvían a estar juntos.
Y eso estaba bien.

National Anthem |n.h au|Where stories live. Discover now