—¡Ya voy, ya voy!

Grité frustrada yendo al baño, sintiendo la humedad entre mis piernas, lavé mis manos mientras me sentaba en la tapa del inodoro tomando un mechón de mi cabello enrollandolo en mis dedos, preguntas vinieron a mí.

«¿Por qué no puedo tener un orgasmo?» Pensé.

Me puse a pensar en lo humillada que me sentía al tener que fingir con Bratt, sino me daba un orgasmo teniendo sexo con él...¿Cómo iba a lograr uno pensando simplemente en él?

— A la ducha, Danielita.— Me paré del inodoro para quitar mi ropa y darme una ducha rápida.

Después de terminar mi ducha, vestirme y arreglarme decentemente para ir a la universidad bajé a la cocina buscando un desayuno, mamá preparaba algo mientras miraba algún show escandaloso desde la cocina.

— Buenos días, mamá.— Saludé abriendo el refrigerador para sacar un yogurt.

— Buenos días, corazón. Aquí está tu desayuno.— Mencionó dejando el plato en la mesa, sonreí sentándome en la silla empezando a comer.

—¿Cómo dormiste, Dani?— Preguntó mamá picando algo, evité bufar al recordar mi frustración de hace unos minutos, sin mencionar que fue por su culpa.

Últimamente creía que tenía algún tipo de fetiche sexual raro o adictivo. ¿Y si era adicta al sexo? Imposible, no cuándo no he tenido un estupido orgasmo.

— De maravilla, má.— Mordí mi pan tostado de mala gana mintiendo, obvio no había dormido bien.

— Me alegra, corazón. Por cierto,— Mencionó lavando sus manos en el fregadero.— Te recuerdo que hoy toca cita con tu psicóloga.— Rodé los ojos discretamente, no quería ir a un psicólogo, bueno no por ahora.

—¿De verdad tengo que ir?— Pregunté a mamá apartando un cabello que caía sobre mi cara, mamá cerró el grifo y me vió con mala cara.

— Sabes que si, Dani. No quiero que tengas no sé, otro problema cómo la vez pasada.

Suspiré, últimamente tenía muchos ataques de pánico, mamá siempre me ayudaba cuándo los tenía, aunque veces me pasaban estando sola, pero eso es algo que ella no sabe. Mamá insistió en que fuera a ver un psicólogo, pero yo no quería, de cierta forma me daba miedo lo que podría descubrir.

— Tranquila, iré contigo y esperaré por ti hasta que acabe la sesión.— Mamá tomó mi mano dando un ligero apretón, asentí lentamente.

— Anda, termina el desayuno, se te hará tarde para tu primer día.— Empecé a comer en silencio pensando que día tan lleno de sorpresas podría tener hoy.

(...)

—¡Calle!— Sonreí al ver a mi mejor amigo moviendo su brazo eufórico. Después de tanto lo veía al fin.

—¡Tony!— Salté hacia él envolviendo mis brazos en un abrazo, el me abrazó con fuerza dando una ligera vuelta en el aire, reí.

— Mírate,— Se separó de mi dándome una vuelta sobre mi propio eje.— Estás igual de fea.— Halagó, le saqué la lengua indignada, él rió.

—¿Soy yo o creciste? ¿Cómo está el clima allá arriba?— Dije divertida, él rodó los ojos sonriendo.

Tony era mi mejor amigo, cuándo nos conocimos yo era más alta que él, siempre lo molestaban por su estatura los otros chicos, al pasar el tiempo Tony creció demasiado, empezó a ir al gym y se convirtió en un chico muy atractivo.

No puedo negar que tuve un crush con él. Lo sé, la típica chica que se enamora de su mejor amigo, al final eso me dió asco y miro a mí mejor amigo cómo un moco lindo pegado a la pared, la pared era yo por lo cual el moco me daba felicidad.

Eviterno || TerminadaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin