Welcome to California.

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Adora apagó la radio apenas comenzó la canción. No, más bien había arrancado el cable auxiliar que conectaba su teléfono y después se había disculpado con él como si pudiera oírla, pidiéndole que por favor no se haya descompuesto.

No iba a permitirse escuchar esa canción ahora, y menos mientras conducía porque si volvía a meterse en esos pensamientos y recuerdos de cierta persona... estaba segura de que chocaría.
Suspiró, y como cada vez que recordaba esos tortuosos recuerdos, un pensamiento irónico y cruel llegó a su mente.

Bueno, en algo tenía razón; realmente jamás olvidaría esa noche.

Bien, podía conducir sin música hasta llegar a Los Ángeles.

Adora estaba feliz de finalmente haber cumplido su sueño, había recorrido kilómetros desde el medio oeste para llegar a Los Ángeles, ella siempre había querido vivir en una ciudad

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Adora estaba feliz de finalmente haber cumplido su sueño, había recorrido kilómetros desde el medio oeste para llegar a Los Ángeles, ella siempre había querido vivir en una ciudad. Se habían acabado las mentes pequeñas y los lugares pequeños dónde todos se conocían y susurraban entre ellos cuándo te veían pasar usando un undercut o tomada de la mano con otra chica, se habían terminado las noches enteras en cenas incómodas con compañeros de trabajo de sus padres...

Ugh, todo tenía siempre que recordarle a ella.

Adora había temido encontrarsela en Los Ángeles, se había repetido una y otra vez que era imposible, sabía que ella estaba en California, pero se encontraba en San Francisco, lo suficientemente lejos de ella.

No la había visto desde hace dos años desde que se fué sin despedirse.

Apretó el volante, negando con la cabeza para disipar esos pensamientos.
Por una vez, tendría algo más en su mente.

Adora había luchado por mudarse cuándo entrara a la universidad, pero sus padres habían hecho lo posible para que eso no pasara el primer año, así que ella hizo todo lo posible para que el segundo año tuviera la oportunidad de hacerlo, y lo logró.
Decir que estaba emocionada era poco, y no podía evitar recordar en todas las imágenes de California que había visto en internet y comparar lo que veía.
En realidad no se comparaba a verlo en persona.
Se había puesto feliz de haber llegado y que eso fuera lo único que en lo que su mente se concentraba ahora.
Eso y en no perderse al encontrar la casa en la que ahora viviría.

Le mandó un mensaje a su prima para decirle que había llegado antes de poner la dirección en su GPS.

Adora volvió a animarse a poner música en su celular pero ahora se aseguraría de que no tuviera nada que ver con Catra. Mientras conducía se permitió ver los edificios de la ciudad.
Salió al fin a los suburbios, dónde los edificios se convirtieron en casas con jardines bonitos y cochera.
Encontró al fin la dirrección que había marcado y estacionó su auto enfrente.
La casa no era diferente a las de la cuadra, una linda casita de dos pisos con un recibidor con mecedoras.

Adora cerró la puerta del auto y bajó las maletas de la cajuela.
Miró hacia la puerta y esperó a que alguien saliera a ayudarla pero nadie salió, ni siquiera Mara había visto su mensaje todavía.

- Uh, bien... Creo que lo haré sola - Susurró jalando su pesada maleta hacia la casa y subiendola por los cuatro escalones del recibidor antes de tocar la puerta.

- ¡Pase!

Adora parpadeó varias veces y abrió la puerta con un titubeo.
La sala estaba llena de cajas y los sillones estaban llenos de cosas viejas que los ensuciaban con polvo.
Escuchó a alguien bajar corriendo por las escaleras y entonces vió a su prima con una trenza y un trapo atado por detrás de sus orejas, agregando sus guantes y que su overol estaba lleno de polvo.
Adora no pudo evitar mirarla con sorpresa.

- ¡Adora! - Corrió hacia ella con emoción y casi la derribó con un abrazo - ¡Pensé que llegarías más tarde! ¿Por qué no me avisaste?

- Lo hice - Señaló su teléfono una vez que se separaron - Te mandé un mensaje.

- Ah, ¿En serio? - Respondió sacándolo de su bolsa del pantalón - Oh, cierto. Lo siento, hemos estado todo el día preparando tu cuarto, estamos sacando cosas, sabes que a Razz le encanta coleccionar antigüedades.

Adora volteó hacia el sillón de nuevo.
Había cajas llenas de monedas antiguas, libros y papeles que podrían desintegrarse en el aire y máquinas de escribir.
Mara siguió su mirada.

- Bueno, más bien acumular - La morena se corrigió - Ven, Razz está ansiosa de verte.

Madame Razz - O al menos así la llamaba cuándo era niña - Era técnicamente su tía abuela, la mujer había adoptado a Mara antes de que Adora naciera, habían crecido como primas, ya que Razz era la familia más cercana que tenía de parte de su madre, Adora la consideraba como una hermana mayor a pesar de que la última vez que se habían visto fué cuándo las visitó por última vez a los 6 años.

Finalmente llegó a su habitación, estaba completamente cubierta de polvo y los muebles estaban en el pasillo esperando a ser instalados. Tuvo que soportar los pellizcos en las mejillas de parte de Razz y tener que dar una vuelta para que pudiera ver cuánto había crecido mientras que Mara se burlaba silenciosamente a su lado.
Ambas terminaron de limpiar su habitación y poner los muebles en su lugar mientras que Razz iba a la cocina y preparaba la cena.
Cuándo terminaron la cena y la película de comedia romántica del año 2000 que Razz había puesto terminó, ambas se encargaron de llevar a Razz a su habitación ya que se había quedado dormida antes de que el tipo entrara a caballo e interrumpiera la boda. Mara acompañó a Adora a su cuarto para darle algunas cobijas mientras compraban unas nuevas.
Mara se sentó en una silla al lado de la cama y sonrió cálidamente.
Adora sabía que Mara preguntaría, y lo hizo.

- ¿Has sabido algo de ella?

Adora tardó en responder, fingiendo tratar de adivinar de quién estaba hablando.
Finalmente suspiró.

- Ella se fué, han pasado dos años y ya lo superé.

Mara hizo una mirada extraña, haciéndola sentir como si fuera una mentirosa.

- No lo sé, es sólo que... Parecían tan cercanas y... Creí que tal vez, no sé, podría haberse disculpado.

Adora le había contado a Mara todo la primera noche, la noche en qué Catra se había ido, había pasado llorando toda la noche recostada en su cama, contándole a Mara cómo había pasado.
Adora no había vuelto a mencionarle a Catra después de eso.
Adora negó con la cabeza.

- ¿Por qué lo haría?

Mara asintió mirando a suelo.
Pasaron unos minutos en silencio hasta que la mayor flexionó su rodilla poniendo su pie en la silla.

- Entonces... Primer día de escuela mañana ¿Huh? - Adora rió ante su cambio de tema - Debes estar muy emocionada.

- Emocionada... Nerviosa. Estoy nerviosa.

La morena rió.

- Oye todo va a estar bien, me contarás todo cuándo llegues, pero ahora debes dormir.

- Sí, descansa.

- Descansa, Adora.

Cuándo Mara salió de su habitación Adora se dejó caer en su cama con un suspiro.
Odiaba saber que ahora pasaría al menos tres horas pensando en el día de mañana y enlistando las posibles cosas que podrían pasar.

All for me... someone to you.Where stories live. Discover now