Capítulo 21

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Athenea

Realmente no tuve que sorprenderme que al salir de la tienda, uno de los secuaces de mi padrino me apresará con una suavidad sorprendente.

-Con calma, pequeña- reconocí esa voz con ligero asentó, desde hace algunos años que no me topaba con Antonin Dolohov.

Aunque me relajé, no deje de aparentar luchar contra el agarre, por el rabillo del ojo logré ver algunas manchas rojas que estaban luchando contra sus apresores.

-HARRY-esperaba que mi grito se escuchará sobre el escándalo en el que se había convertido Hogsmeade, un suspiro de alivio dejo mi cuerpo cuando Harry conectó nuestras miradas.

Pude ver el pánico en sus ojos, entonces me relajé y asentí en su dirección, y agradecí a Merlin que Harry comprendiera el mensaje justo antes que nos aparecieran en la mansión Riddle.

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Tropecé cuando mis pies tocaron el piso de nuevo, pero gracias al brazo que Antonin tenía envuelto en mi cintura, mi cara no dio con el piso. Al escuchar maldiciones y varios golpes, supe que mis compañeros no habían tenido mi suerte.

Le di una breve mirada de agradecimiento a Antonin y me solté de su brazo, vi que los Slytherin junto con Luna y Neville eran los que mejor estaban y los Gryffindor, bueno, creo que tendría que agradecer que no devolvieron el desayuno.

-Al parecer Dolohov encontró un nuevo juguetito- gracias a la voz burlesca note que en algún momento Antonin puso su mano en mi hombro.

-Cuidado con lo que dices Murphy- cierto tono de advertencia se deslizó en su voz, yo solo lo mire.

-No tienes las agallas para hacerme algo, Dolohov- eso causó la risa de los demás mortifagos y que captará la atención de los demás en la sala.

-No yo- la mano que Antonin tenía en mi hombro se apretó.

-Cierra la boca- deje que un gruñido se mezclará con mi voz, cuando Murphy dio señales de tratar de hablar de nuevo- o te aseguro que lo que mi Lord te hará si sigues esa línea, será un paseo por el bosque, comparado con lo que te haré yo.

Sin que ellos lo notarán, había tomado mi varita y les apunte, sin necesidad de palabras, un cruccio chocó con cada uno, pronto los gritos de esos mortifagos eran lo único que se escuchaba en la sala. Poco después, la poca decoración que había empezó a temblar cuando mi inestable magia se empezó a descontrolar.

-Basta pequeña- Antonin se acercó a mi oído.

-Lo sabía!- un grito triunfal me desconcentró y me hizo levantar la maldición- sabía que eras un mortifago- gire mi cabeza para ver a Ginebra apuntarme con su varita y una sonrisa triunfal plasmada en su rostro.

Sabiendo lo que pasaba con ella, me recargue en el costado de Antonin para evitar caer por mis piernas que temblaban como gelatinas, viendo como él la petrificaba.

-Llevala abajo y quítale todo, hechizos, maldiciones, pociones, la quiero purgada para la cena- Antonin asintió y levito a la menor de los Weasley, sacando sin delicadeza a los otros mortifagos de la habitación- Ella estará bien.

Aguante unos 10 segundos de pie antes de tener que sentarme en el piso y tratar de calmar mi respiración.

-Estas bien?- sin necesidad de levantar la cabeza, sabía cuál gemelo estaba arrodillado frente a mi.

-Si- le di una media sonrisa que el correspondió y de pronto recordé al protagonista de está historia.

Harry estaba inusualmente callado, y cuando lo vi, supe por su cuerpo tenso y mirada perdida, que la magia lo estaba reconociendo.

Espera...¿MELLIZOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora