𝑺𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝑱𝒖𝒆𝒈𝒐

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Sang-woo siente que es lanzado desde la camioneta provocando que cayera en el asfalto frío, sintiendo un dolor insoportable en la espalda. La brisa de la noche golpea contra su piel, erizando cada parte de ella; sin embargo, al intentar moverse se da cuenta que tiene las muñecas y los tobillos atados. Mierda, ¿ahora cómo me voy a desatar?

—Ayuda, ¿¡Hay alguien ahí!?

Sang-woo cierra los ojos al escuchar que alguien llama por ayuda, y aunque no puede ver nada por la venda, siente que aquel extraño está a pocos centímetros de su cuerpo.

—¡Por favor, alguien ayúdeme! —se vuelve a oír al mismo extraño gritar.

—¡Por favor, ya cállate! —dice sin paciencia, al no querer oír más gritos.

—Oh, lo siento —dice apenado y disculpándose—. Me puedes ayudar a sacarme la soga que tengo entre las manos

Sang-woo al comprender que el extraño está en la misma situación que él, siente que está acabado. ¿Ahora cómo se supone que nos ayudaremos?

—Solo escucha —retoma la conversación, mientras intenta planear algo rápido—. Quédate quieto, y ayúdame a bajarme la venda para ayudarte —dice firmé para que el sujeto siga la orden, intentando moverse hacia él y siente que choca, al parecer, con su hombro—. Necesito que te des vuelta

—¿Para dónde? —pregunta confundido, logrando moverse y quedar de lado.

Sang-woo siente que se frustra por la situación y suspira para intentar tranquilizarse. Decidido, se acerca más al cuerpo ajeno. Logrando hacer fricción contra la espalda del extraño y bajarse la venda.

—Ahora sí, ya puedo ver —avisa, para alejarse y ver al extraño casi desnudo. Pero, se da cuenta que no es el único por qué él también está en la misma situación—. Bien, quédate quieto. Intentaré romper la soga de tus muñecas —informa. Mierda, prefería estar con la venda en éste momento

—Por favor, señor —menciona con ansias mientras se mantiene inmóvil.

Sang-woo baja lentamente hasta llegar a sus manos y morder con fuerza la soga de plástico; sin embargo, siente cómo un pedacito de ella se le mete entre la boca y gruñe molesto. Escupe aquél residuo y vuelve a morder; pero está vez, logra romper por completo la soga. Por fin

—Gracias, señor —dice agradecido, sentándose en su lugar y bajarse la venda.

Sang-woo lo observa confundido, algo en aquél chico se le hace familiar. Cuando lo ve levantarse, lo reconoce. Es él. Gi-hun, está vivo gracias a él

—Puedes ayudarme —menciona Sang-woo rompiendo con la atmósfera silenciosa, mientras observa como el chico se termina por desatar la soga de los pies.

—Sí, no podría dejarlo así. Incluso, después de que me haya ayudado —dice con amabilidad, mientras se acerca a Sang-woo y le desata las manos.

—Gracias —agradece, para sentarse y empiezar a sacarse la soga de los pies.

Una vez liberado, se levanta y ve como su compañero se coloca la ropa. Por lo tanto, decide imitar la acción agarrando: su pantalón, camisa y traje, para cubrirse de la brisa fría de la noche.

—Señor, ¿sabe dónde estamos? —pregunta confundido mirando en dónde se encuentra.

Sang-woo observa a su alrededor para guiarse, pero la luz que ofrece solo un poste lo desorienta. Pero, al levantar la vista, a lo lejos, puede ver un reconocido edificio de su ciudad

—Yeouido

—¿Dónde está exactamente Yeouido? —pregunta el chico desorientado.

—En el centro de Seúl

𝙏𝙧𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙈𝙤𝙧𝙩𝙖𝙡 |Abdul Ali x Cho Sang-woo↦Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang