Capítulo 30: Alderin.

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No olvides votar y comentar. A partir de aquí solo nos quedan tres capítulos más para que se venga el final.

•Equipos•

—Nunca le hemos negado la ayuda a nadie.  Esta no será la excepción, a parte estoy segura que a los chicos les encantará apoyarlos—. La luna Andrea me había dejado embelesada, su gran belleza y elegancia se quedaban por abajo de su magnífica nobleza. Pero a pesar de tener la ayuda de la manada Winter. Mi corazón dolía, dolía como si alguien hubiese enterrado un hierro ardiente en el.

Pasada la mañana logramos juntar a los lobos y vampiros que nos ayudarían en el viaje.

Los mellizos de la manada Winter; Keyder y Delary. También estaba Amara, de la manada Aertom.
Las gemelas Shireya y Shera,  del conde Caín Borgery.  Austin y Logan estaban aquí con nosotros. Nos serían de ayuda, entre más ojos mejor. William y Sander por su parte se quedaron protegiendo la manada.
Por ahora contando a Daysi, éramos nueve personas.

—Tenemos que dividir el territorio de búsqueda. Con la ayuda de Milena, aparecer en las zonas mágicas será muy fácil—. Agregó la hermana de Elián.

— Conozco la leyenda de las Runas—. El Alpha Christopher parecía un hombre de no más de treinta años. Con un porte elegante y fino. A su lado siempre se encontraba Andrea.

—¿Tipo las runas de Harry Potter?—. Soltó la vampira explotando una goma de mascar.

—Luciana ahora no—. Le reprendió su amiga.

—¿A dónde vamos papá?

Miré a los mellizos de reojo, era como ver a dos muñecos de porcelana. Delary Y Keyder tenían un parecido excepciónal en sus rostros. Solo que el lobo le rebasaba una cabeza a la loba mitad humana. Noté que detrás de todos, recargado en una esquina se mantenía de brazos cruzados un hombre, su porte parecido al de Christopher, aparentaba tener no más de veinticinco años. Aunque la barba larga que lucía lo hacía ver de mucha más edad. Él no  dejaba de ver ha Delary.

—Según la leyenda de las runas, las primeras dos runas  están en Alaska, justo en la cima de la montaña Nahala. Un par más está en los bosques de Irlanda, y las últimas se encuentran en el fondo del lago alojado en el Valle de la Luna, en Brasil.

—Oh no, mi princesas no se pueden exponer tanto al sol, eso arruina el cutis de cualquier vampiro—. Exclamó la condesa.

—Madre, por favor no seas dramática—. Las gemelas parecían dos almas oscuras a simple vista. Su mirada profunda y malévola era capaz de hacer dudar a cualquier ser, de que estás tuvieran corazón.
Shrieya tenía el cabello más claro que su hermana, posiblemente teñido de un color ladrillo, pero eran idénticas. Por lo poco que me pudo contar Amara. Ellas eran temidas, su encanto doblegaba ha cualquier creatura. Percibía maldad, pero también nobleza.

—Creo que lo más prudente primero es dividirnos en grupos de tres. Y por lo visto hay dos humanos más. Opino que lo mejor será colocarlos en diferente grupo—. Asentí con la cabeza hacia la petición de Keyder.
Austin y Logan no parecían nada intimidados por la situación, desde que les conté lo sucedido no dudaron en dejarlo todo para venir ha ayudarme.

—Yo iré con Alderin—. Esperaba de ante mano la petición de Amara. Inmediatamente Daysi también se ofreció.

— Nosotras queremos al niño de ojos azules—. Respondieron las gemelas apuntando ha Logan. Este solo asintió.

—Bien, el humano vendrá con nosotros—. Austin formaría equipo con los mellizos.

—Para que no haya disputas, asignaré los lugares—. La luna respiró observando ha todos en la habitación. —Gemelas, irán a hpa Alaska, Hijos, ustedes a Brasil, Luna Alderin, los bosques de Irlanda—. Asentí agradecida.

—Vayan a prepararse—. Christopher Conrad nos brindó una habitación en su castillo. 

«Irlanda»

Solo deseaba encontrar las runas lo más rápido posible. Y aún después de juntarlas debería esperar dos años. ¿Cómo podría vivir sin Elián? Entré al baño cerrando con el seguro. Me recargué en la puerta llorando.

Había perdido muchas cosas en la vida. Incluso llegué a desear no tenerla. Y ahora, que todo parecía ir bien, está se empeñaba a quitarme lo que más quería.

Decidí darme un baño. Mañana por la mañana empezaríamos el viaje. Al salir tomé mi celular, miré las fotos que tenía con él. Abracé el móvil recordando todo lo bello que ese lobo me había dado.

Tocaron la puerta.

—Adelante—. Me sequé las lágrimas con las mangas de mi camiseta. Era la luna Andrea.

—Luna—. Comenté, pero ella negó con la cabeza.

—Dime Andrea. Casi nunca me ha gustado que otros me vean como signo de autoridad. Claro solo cuando Chris me hace enojar—. Reímos de forma baja ante su respuesta.

— Sé que estás muy afectada por lo que a pasado.  Yo tenía tu misma edad cuando encontré a Christopher, bueno él me encontró. Había perdido a toda mi familia en un accidente. Luciana, la vampira pendeja que viste abajo, fue todo para mí. Hasta que él llegó. Hubo un tiempo en que creí que lo perdería Alderin—. Abrí mis ojos impresionada, sentía un nudo enorme en la garganta.

—La mayor fuerza viene de aquí— señaló mi corazón.

—No sé cómo serlo. No sé cómo traerlo de regreso, me aterra la idea de no poder proteger a su manada—. Ella negó con la cabeza.

—Eres una mujer muy poderosa. Lo siento en tu alma. ¿Conoces la historia de Eider?, La esposa del Alpha Ikender.

—¿La madre de Amara?— Asintió. Negué.

—Bueno, ella le dió su vida humana a Ikender. Debo decir que la primer vez que lo vi, era un hombre muy frío, no le importaban los sentimientos de otros hasta que ella llegó. Eiderin, murió en su vida humana. Y renació nuevamente para volver a este mundo, para volver con su familia. Era, era un regalo que la vida le debía.

—¿Y Amara?— se me hacía complicado el que ella dejase a su hija.

—En la vida de un Licántropo, dieciocho años se pasan en un parpadear. Yo elegí convertirme en loba. Elegí ha la luna.

—¿Cómo funciona?, ¿Cómo te conviertes en Luna?

—Bueno, se lleva acabo un acto de amor puro. El Alpha debe morderte, pero al hacerlo también tiene que quitarte la vida humana—. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. —Oh, no te asustes, en la mordida se desprende un veneno muy rápido. Tu corazón se detiene casi en seguida y al despertar, ya eres Licántropo, claro que con genes humanos. Siendo mitad de ambas especies.

Una idea loca llegó a mi cabeza.

—¿Una mujer lobo puede convertiste en Alpha?— Mi pregunta pareció desubicarla un poco. Pensó y se puso de pie.

—Hace poco leí sobre eso. Espera un momento—. Salió de la habitación corriendo. Tragué saliva respirando profundo.  Un minuto después la miraba cruzando el umbral de la puerta.  En sus manos traía consigo un libro de apariencia muy antigua.

— Verás, lo vi por aquí, oh sí, aquí está. En efecto. Cuando el Alpha original de la manda muere, al igual que el segundo y tercero a cargo, o sea el beta y Omega, el puesto real como Alpha queda a cargo de la Luna, quién deja un papel secundario para convertirse en la líder suprema de esa manada. Creo que solo a pasado una vez en la historia—. Cerró el libro colocándolo a un lado.

—¿El Beta y Omega deben morir?—. Asintió. —O por lo que sé en caso de que el Alpha le haya dejado todo el poder ha la Luna. Pero veo muy complicado que eso suceda.

«Elián me lo dejó a mí»


El aullido del Alpha (Terminada) Where stories live. Discover now