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"Bebé," Seungcheol gimió contra tu cuello en un intento de llamar tu atención, pero si lo habías escuchado, estabas eligiendo ignorarlo mientras seguías moviéndote sobre su regazo con la cabeza enterrada en su hombro.
"Cariño", volvió a intentarlo, "no tengo condón".
Todavía estaba hurgando desesperadamente en su billetera con una mano y hurgando en los bolsillos de sus jeans con la otra mano vacía, con la esperanza de que tal vez encontrara uno.
Siempre llevaba condones consigo, desde antes de que empezaran a salir. ¿Cómo diablos le faltaba uno ahora? Entonces se dio cuenta. El mes pasado, en ese bar de Londres cuando no vestías nada debajo de tu ajustada falda negra y él solo tenía que tenerte ... Maldita sea, Cheol, pensó para sí mismo. Había usado el último entonces, cuando te folló en el baño esa noche. Pero ahora tú eras la necesitada y él nisiquiera podía quitarte la ventaja.
A pesar de las circunstancias actuales, el cuerpo de Seungcheol reaccionaba en consecuencia a sus acciones. Su polla se tensaba contra sus jeans y estaba casi seguro de que podías sentir su erección contra tus muslos. Y si, tus gemidos eran una indicación, tenía razón.
Suspiró en tu hombro y usó sus manos para inmovilizar tus caderas. Tu labio inferior sobresalió en un puchero momentáneamente antes de que comenzaras a presionar besos lánguidos en su cuello, chupando los chupones justo debajo de su mandíbula.
"T/N, yo-yo no tengo condón", tartamudeó Seungcheol de nuevo y empujó tus hombros para asegurarse de que lo escuchaste esta vez.
"No me importa", te quejaste, cayendo hacia tu novio derrotado. "Te quiero tanto."
"Lo sé, cariño", dijo en un susurro, tratando de ignorar la forma en que tus caderas todavía se balanceaban instintivamente sobre las suyas.
Si estuvieras en casa, no sería tan importante. Seungcheol podría simplemente ir a las tiendas y regresar en una hora con suficientes condones para hacer tantas rondas como quisieras. Pero estuviste todo el camino en Mónaco en el Gran Premio de F1; no era como si pudieras entrar y salir cuando quisieras, una vez que tu boleto fue escaneado al comienzo del día, estabas atrapado allí porque no había reingreso. La política se hizo cumplir estrictamente en todas las salidas. Lo habías aprendido de la manera más difícil el primer día.
