Capítulo 38

310 33 0
                                    

La presentación fue realmente una locura.

La gente llegó a montones después de saber que Lionel estaba ahí, en todo momento se quedo con nosotros así que las fotos que se tomaron se veían casuales y de trabajo.

—¡Fue un éxito! —grité animada para lanzarme al sillón.

Regresamos a la oficina de Roy para tener un poco de tranquilidad.

—Felicidades pequeña —comentó Sally sonriendo para mí—, estoy agotada así que iré a descansar, nos vemos el día de mañana.

Con esto dicho, nos dejo a los tres solos en la sala.

—Esto es espectacular —la voz animada de Roy sonó por el pasillo—, por cierto la habitación del hotel que da al fondo es para ustedes, me iré a cambiar y dar un laargoo baño.

Se marchó dejando espacio para nosotros.

Volamos al hotel en lomos de Charizard, la gente no ponía atención en el cielo así que fue un viaje tranquilo, cuando llegamos a la habitación una gran cama fue lo que apareció.

Aunque ambos entramos, me quede parada en la puerta, no es como si fuera la primera vez a solas con Lionel pero algo en mi me detuvo avergonzada.

—Felicidades por tu gran trabajo de hoy —las palabras suaves de Lionel resonaron por la habitación.

Se sentó en el borde de la cama esperando con los brazos alzados para recibirme, me quité los zapatos y corrí hacia él saltando.

Ambos caímos en la cama riendo.

Me alcé contemplando su cara, su cabello largo llenaba la cama, se veía relajado pero cansado, supuse que le había dado tantos problemas por las noticias.

Supongo que vio mi cara de preocupación pues mordió mi nariz suavemente.

—Gracias por venir, Lionel —susurré para él por fin.

Sus brazos se envolvieron en mi cintura sin atraerme a su pecho para que lo siguiera viendo.

—Tengo que disculparme por todo...

Antes de que siguiera lo bese silenciado sus palabras, porque en realidad ninguno de los dos teníamos la culpa, era el comité de la liga y un pasado que no supieron manejar los verdaderos responsables de todo.

—No quiero que te disculpes, ambos sabemos quién tiene la culpa —lo miré seria, sus ojos temblaron comprensivos por unos segundos antes de cerrarlos para seguir escuchándome—, tú has creído en mí todos estos años, déjame ayudarte aunque solo sea una vez.

—Fue una buena forma de hacerte intocable por el presidente —sonrió tranquilo mirándome nuevamente, ahora se veía realmente tranquilo—, si los dos trabajamos juntos es poco probable que vuelva a atacarnos.

Me separe para sentarme en la cama, Lionel se enderezó contemplándome en silencio.

—El presidente deberá cometer un error, si nos persigue a alguno de los dos estará en problemas.

—Roy y tú dan tanto miedo con los planes conspiratorios —comentó casualmente besando mi frente.

Me reí de sus palabras, lo miré una vez más, su ojos cálidos estaban en mí.

Lo abracé porque quería sentirlo, aquella seguridad que solo él demostraba.

—Te extrañe tanto —su voz suave me hizo reír, pronto sus labios me llenaron de besos pequeños y rápidos.

Al demonio todo, estaba con Lionel frente a mí y era lo único que necesitaba para seguir peleando, su amor incondicional y una confianza mutua.

La Corona Olvidada Where stories live. Discover now