10✧*¨*•.🔞

3.5K 338 84
                                    

El aniversario de la empresa había llegado, la cena la venían organizando hace bastante tiempo, era todo muy elegante y formal, así nos había explicado Koko.
—Bien, ¿__ tu irás con pareja? Es para anotarlo en la lista de invitados.—preguntó coqueto. Él sabía de Kazutora.
—Sí, ya tengo acompañante.—le saqué la lengua. Kazutora ya estaba avisado que iría conmigo y que debíamos ir formales, aunque en un comienzo no le agradó mucho la idea, terminó aceptando.
—Bien, entonces está todo listo. Sábado a las 7, no lo olviden.—dijo levantándose de la mesa. Habíamos ido a almorzar a la casa de Mamá y Patrick.

Ya era sábado y desde las 4 de la tarde me estaba arreglando para la cena.
Kazutora llegaría en un rato.
Había elegido un vestido rojo, largo y con bastante brillo, era ajustado y tenía una parte abierta en la pierna, por lo que mi figura lo lucía a la perfección.
Mi maquillaje era bastante simple, pero me quedaba bien.

Kazutora llegó, vestía un traje completamente negro a excepción de su corbata que era roja igual que mi vestido, todo había sido intencional para combinar.
—Te vez preciosa.—dijo tomándome le mano y haciendo que de una vuelta sobre mi propio eje.
—Tú también te vez precioso.—él también dio una vuelta.
Depositó un suave beso en mis labios.
—¿Ya es hora?—preguntó mirando su reloj.
—Ajá, ¿vamos?—tomé mi bolso y me despedí de manchas.
—Vamos.—salimos de casa en dirección a mi auto.—Yo manejo.

No tardamos en llegar, en la entrada ya estaba Patrick, Koko y mamá, quién me saludó con la mano al verme a lo lejos.
—Hola familia.—dije al estar cerca de ellos.—Kazutora, ya lo conocen.—sonreí.
—Un gusto volver a verlos.—dijo saludando a mi madre, luego a Patrick y a Koko, quien le dio un abrazo.

—Ya es hora de entrar.—dijo Patrick y entramos todos juntos.
Kazutora tomó mi mano.
—¿Cómo esperas que me aguante toda la noche así sin poder tocarte?—susurró en mi oído justo antes de sentarnos.
—Después de cenar nos vamos a otro lado y lo resolvemos.—le susurré también y me sonrió.

La cena transcurrió lenta, no era muy agradable hablar de temas de trabajo y dinero a la hora de comer, al menos para mí. Koko y Patrick se veían emocionados hablando con otros inversionistas o empresarios, no sé realmente qué eran. Por otro lado mamá, Kazutora y yo estábamos aburridos de escuchar hablar de dinero y bla bla bla.
—Iré al baño.—me dijo Kazutora levantándose.
Asentí.
Pasaron casi 10 minutos y Kazutora aún no volvía.
—Iré por Kazutora, quizás se perdió.—le dije a mamá, quien ya se había integrado a la conversación con los otros dos.
Llegué al baño de hombres y entré rezando para que no hubiera otra persona aparte de él.
Se encontraba con un cigarro en la mano al lado de la ventana del baño. No se percató que yo había entrado. Llevó el cigarro a su boca y dio una calada, ¿por qué se ve sexy haciendo cualquier cosa?
—Afuera también puedes fumar.—dije sentándome a su lado, sobre los lavamanos.
—No quería que me vieran fumando.—dijo mientras botaba el humo.
—¿Me das?—le pedí, no solía fumar demasiado, pero si de vez en cuando. Él alzó la ceja y dudoso me pasó el cigarro, lo tomé y di una calada, botando el humo sobre su cara. Él rió y se lo devolví nuevamente.
—No sabía que fumabas.
—No suelo hacerlo seguido.
—Yo tampoco, solo cuando estoy algo ansioso o estresado.—alcé la ceja sin entender—Me sentía algo estresado en la mesa, tu familia solo hablaba de negocios y no era algo de lo que pueda hablar.—se rascó la nuca.
—Tranquilo, suele ser agobiante después de un rato.—él asintió. Me acerqué para apoyar mi cabeza en su hombro.—Prefiero estar contigo aquí.
Nos quedamos en silencio por un buen rato.
Me levanté para volver a acomodar mi vestido frente al espejo. Kazutora apagó el cigarro para luego levantarse y ponerse detrás de mí, nos veíamos muy bien juntos.
Repentinamente sentí un golpe sobre mi trasero, el cual resonó en el gran baño, seguido de un leve gemido de mi boca. Me había dado una nalgada.
—¿Quién te crees para venir y calentarme así?—dijo susurrando en mi oído con una voz sensual.
Me giré para quedar frente a él.
—¿Quién te crees tú para verte sexy en cada acción que haces?—devolví la pregunta en el mismo tono.
—¿Crees que me veo sexy fumando?—me tomó por el mentón levantando mi mirada hacia él.
—Demasiado.
—Tu te ves demasiado sexy con ese vestido.—y se abalanzó sobre mis labios de manera salvaje, mientras que con su cuerpo me empujaba hacia uno de los cubículos, ya dentro posicionó sus manos en mi trasero y me levantó, enrollé mis piernas en él.
Estábamos en pleno beso cuando se sintió que alguien entró al baño, ambos nos miramos alarmados y nos quedamos inmóviles.
—¿Hola? ¿Kazutora? ¿__?—era la voz de Koko, claro, habíamos desaparecido hace varios minutos y probablemente nos estaban buscando—Mierda, dónde se metieron.—quería reír pero Kazutora volvió a unir nuestros labios en un beso, ignorando por completo el hecho de que Kokonoi se encontraba al otro lado de la puerta.
Yo por mi parte, no me resistí a sus labios y le seguí el beso, que cada vez subía más de tono.
Una de sus manos fue hasta mi espalda soltando los tirantes del vestido y dejando mi pecho al descubierto, comenzó a acariciar uno de mis pechos, mientras que con su otra mano me sostenía.
Su boca ahora bajó a mi cuello y succionaba agresivamente, me está dejando una marca, yo mordía mi mano para no soltar un gemido, mientras que con la otra rasguñaba su espalda aún cubierta por el traje.
Se sintió como Koko abría el lavamanos y se retiraba, al fin.
Kazutora me bajó de sus brazos e inmediatamente desabrochó su pantalón.
—Perdóname cariño, no me aguanto más.—dijo en mi oído con una voz ronca tan sensual, que gemí al oírlo.
Bajó su bóxer y se puso el preservativo, levantó una de mis piernas y con una mano la mantuvo pegada a su cadera, de esta manera mi entrada quedaba libre para él, su otra mano estaba al lado de mi cuello, pero apoyada en la puerta.
—¿Puedo?—dijo rozando su punta en mi clitoris. Sabía perfectamente como calentarme, ay.
—S-sí.—dije jadeando.
—Pídemelo.
—Fóllame, Kazutora. Hazlo en un puto cubículo pero hazlo ya.—dije desesperada, sentía la necesidad de tenerlo dentro de mí. Fue necesario decir eso para que inmediatamente introdujera su pene por completo en mi vagina.
Trataba de no soltar gemidos fuertes, pero con él dentro era imposible, me embestía cada vez más fuerte y cada vez era más excitante.
—Te extrañé tanto.—dijo sobre mis labios.
—Y-yo te extrañé más.—dije entre gemidos. Él me sonrió al oírme y nuevamente nuestros labios se unieron, su lengua jugaba con la mía de manera desesperada, lo necesitaba tanto. Por otro lado sus embestidas seguían constantes, inconscientemente una de mis manos bajo a mi clitoris para darme aún más placer. Su mano que estaba apoyándose sobre la puerta bajó hasta quitar mi mano de mi zona.
—Yo lo hago por ti, bebé.—dijo tomando él el control de mi clitoris, mierda, lo hacía tan bien.
Las ganas de venirme me invadían.
—Kazutora.—dije sollozando—Kazutora ya.—se quitó de mí—¿Qué haces?
—Dime que te aguantas hasta llegar a casa.—dijo bajando mi pierna y quitando el preservativo para tirarlo a la basura.
—¿Qué?—
—Déjame hacerlo bien en casa.—abrió rápidamente la puerta de cubículo y lavó sus manos—Vamos a despedirnos y nos vamos ¿si?—asentí. Se acercó a mí y me volvió a besar apasionadamente.
—No quiero que te baje la calentura ¿si? Quiero que sigas excitada.—dijo alejándose de mis labios y tomando mi mano para salir del baño.
Volvimos al salón principal.
—¿Dónde estaban?
—F-fuimos al jardín y nos perdimos.—rasqué mi nuca y Koko me miró sospechoso—De todas formas ya nos tenemos que ir.—dije acercándome para despedirme con un abrazo de todos, Kazutora me imitó y agradeció a Patrick y a mi madre la invitación.
—¡Adiós!—grité antes de irnos casi corriendo en dirección al auto, cuando ya nadie nos veía Kazutora me dio una fuerte nalgada, haciéndome suspirar.
—Te dije que siguieras excitada.—tragué saliva al oírlo, ya estábamos cerca del auto—Yo voy a conducir.—se subió al asiento del conductor y yo al de copiloto, se puso en marcha.

—__, tócate.—ordenó sin desviar su mirada del transito, yo obedecí enseguida.
Me importo nada desvestirme en el auto, así que deslicé los tirantes de mi vestido para comenzar a masajear mis pechos. La luz del semáforo se puso en rojo por lo que Kazutora podía observarme atentamente. Junté mis pechos con mis manos y dejé caer un hilo de saliva sobre estos y seguí con mi masaje erótico, Kazutora mordía su labio inferior.
El vestido había quedado hasta la cintura y lo bajé por completo para quedar únicamente en bragas. Nuevamente el auto estaba en marcha y bajo el pantalón de Kazutora se apreciaba su notoria erección.
Una de mis manos bajó por mi vientre hasta llegar a mi vagina, comencé con roces suaves a mi clitoris para seguir con movimientos más rápidos. En un movimiento ágil, Kazutora desabrochó y bajo su pantalón junto a su bóxer, comenzaba a masturbarse con una mano mientras que con la otra conducía el manubrio, este hombre me volvería loca. Con su imagen, más mis manos sobre mi cuerpo, me generaba un placer que nunca antes había sentido.
—Solo quiero llegar a casa para follarte hasta dejarte seca.—dijo aún sin mirarme.
—Lo deseo tanto.—dije mientras seguía dándome placer.

Ya estaba a pocas calles de mi casa y yo estaba tan cerca de llegar al orgasmo, sin embargo, sabía que debía esperarlo a él. Me incliné hacia donde estaba y quité su mano de su pene, ahora yo lo masturbaría, mi mano subía y bajaba por su falo, mientras que de mi boca soltaba saliva para lubricarlo, estaba tan caliente que podría montarlo ahí mismo.
Él seguía conduciendo mientras soltaba quejidos.
—Mierda,__, lo haces tan bien.—
sonreí al oírlo y decidí continuar con mi boca, introduje su pene por completo, tragué todo el líquido pre-seminal que comenzaba a salir, su punta chocó con mi garganta, provocándome arcadas, pero no me impidieron seguir con mi trabajo. Una de sus manos fue hasta mi cabello, lo tiraba a su gusto, de esta manera controlaba la mamada que le estaba haciendo.
Me detuve cuando estacionó el auto, me quitó de su pene y se subió los pantalones, luego me pasó su chaqueta.
—Cúbrete con eso y sal así.—me ordenó y obedecí, claro yo estaba desnuda.
Entramos a casa y cerró la puerta detrás de mí.
Fue imposible no abalanzarme de la manera más desesperada posible sobre él. Él por su parte bajaba sus pantalones nuevamente y quitaba su camisa, yo tiraba la chaqueta que me había prestado al piso.
—K-kazutora te necesito dentro.—le dije entre besos.
—Te voy a follar tan duro que me pedirás más, cariño.—respondió bruscamente.
Mis manos jugueteaban sin cuidado con su cabello, lo pegaba más a mí, mientras que sus manos apretaban mi trasero fuertemente contra su cuerpo, provocando que mi zona rozara con la suya, entre besos se escapaban mis gemidos, el roce me volvía loca.
Me tomó nuevamente como koala y me llevó hasta mi habitación.
Me lanzó a la cama para él ponerse encima de mí, besaba mi cuello hasta bajar a mis pechos, pasaba su lengua y soltaba suaves mordiscos sobre mis pezones, yo inclinaba mi cabeza hacia atrás y gemía.
Bajó hasta mi húmeda vagina e introdujo dos de sus dedos en mi.
Su boca volvió a la mía, soltando un hilo de saliva sobre esta.
—Metémelo ya.—supliqué y él soltó una risita para luego cumplir. Se puso el preservativo e introdujo su pene en mí, no fue para nada delicado, pero yo estaba tan dilatada que tampoco fue un problema para mí.
—S-sigue.—dije con la voz entrecortada y suplicante.
Salía y entraba, cada vez lo hacía más rápido y más profundo.
Mi boca solo gemía su nombre y mis manos solo rasguñaban su espalda con desesperación, él soltaba quejidos y besaba mi cuello mientras aumentaba sus movimientos. En unos segundos ambos estábamos con nuestros cuerpos transpirados llegando al climax, era el mejor orgasmo que estaba teniendo en mi vida.
Mis piernas comenzaron a temblar al sentirme liberada, mi respiración estaba tan acelerada que ni siquiera podía emitir alguna palabra más que gemir su nombre. Él dio las últimas embestidas para luego sacar su miembro e ir a tirar el condón a la basura, volvió enseguida para recostarse a mi lado.
—Me has dado el mejor orgasmo de mi vida.—dije soltando una risita. Él me abrazó y nos dormimos al rato.

Quédate esta noche [Kazutora Hanemiya] Where stories live. Discover now