Capítulo 21

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La situación era tan inesperada que Shen Tingwei se quedó congelado durante mucho tiempo.

El primer pensamiento que le vino a la mente después de recobrar el sentido fue: '¿Es posible que el niño se quede?'

Con ese pensamiento, otras dudas empezaron a rondar en su cabeza.

Incluso las tácticas frías hacen que sea difícil adivinar la expresión de sus emociones, así que Lian Jue miró a Shen Tingwei durante mucho tiempo antes de emitir un sonido sordo muy suave y luego habló significativamente: —Te daré lo que quieras.

A pesar del deseo racional de Shen Tingwei de negarse, tras un momento de silencio, las palabras que abrieron su boca se volvieron sumisas: —... Voy a volver al dormitorio para empacar mis cosas.

No tenía energía para especular sobre las intenciones de Lian Jue, aunque fuera para utilizarlo o humillarlo, tenía que aceptarlo.

No es que quisiera nada, pero, mientras hubiera un atisbo de esperanza, no elegiría deshacerse del bebé.

... Ahora, el matrimonio con Lian Jue fue ese rayo de esperanza.

Necesitaba una vida tranquila y estable, y Lian Jue podía dársela.

Lo peor en esta vida es un matrimonio sin amor.

Lo mejor también es lo mismo: no necesita el amor de Lian Jue, ni necesita dar el suyo.

Es de suponer que Lian Jue no venía a lugares como éste muy a menudo. Observó el pasillo en ruinas con sus pequeños anuncios y la oxidada puerta de seguridad gris y roja que tenía delante con una mirada casi crítica. Cuando vió que la mano de Shen Tingwei presionaba el viejo pomo de una puerta, frunció un poco el ceño, como si hubiera visto algo sucio.

Shen Tingwei terminó de girar la llave, volvió a agarrar la manilla metálica reflectante de la puerta y la sacudió un par de veces más fuerte antes de que la puerta se abriera como respuesta.

—Seré rápido...

Shen Tingwei quiso decir "saldré pronto, puedes esperarme aquí", pero Lian Jue no le dió oportunidad de terminar la frase y pasó junto a él para entrar por la puerta.

Había cajas de comida para llevar en la mesa del comedor que sus compañeros no habían limpiado después de comer la noche anterior. El clima era caluroso y las sobras se habían dejado durante todo un día, así que el sabor era predecible.

Shen Tingwei notó el leve movimiento del brazo de Lian Jue, pero éste aún se quedo quieto. Supuso que Lian Jue podría haber querido levantar la mano para cubrirse la boca y la nariz, pero por la razón que fuera, se contuvo.

Empaca. La insistencia de Lian Jue fue eufemística y discreta.

La puerta del dormitorio se abrió y la oscura habitación no arrojaba luz alguna, pareciendo un abismo inconmensurable desde la distancia.

Shen Tingwei entró, con la oscuridad envolviendo su esbelto cuerpo, y Lian Jue se quedó de pie frente a la puerta, por lo que sus ojos sólo alcanzaban a ver la parte posterior de ese cuello blanco como la nieve.

Shen Tingwei tardó mucho tiempo en encontrar el interruptor en la pared. Cuando la luz se encendió, Lian Jue se dió cuenta de que la habitación en la que vivía era realmente pequeña, tanto que ni siquiera cabía un armario entero en ella, y ni siquiera necesitaba girar la cabeza para ver todo el mobiliario de la habitación.

Shen Tingwei no invitó a Lian Jue a entrar y se dirigió directamente a la cama.

Cuando Lian Jue lo vió sacar la tarjeta de identidad y la libreta de cuentas de la vieja funda de almohada blanqueada, no pudo resistirse a decir: —¿Es allí dónde los guardas?

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