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˗ˋˏ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 1 ˎˊ˗

˗ˋˏ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 1 ˎˊ˗

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Cuando su teléfono sonó la mañana del día sábado, cerca de las diez y media, no pensó que eso terminaría con él sosteniendo a un chico bajito de cabellos anaranjados. Hinata Shoyo se encontraba durmiendo entre sus brazos a modo de un koala bebé.

Rememorando, la mañana de aquel día había sido bastante tranquila, se había levantado temprano, realizado sus actividades de aseo personal y alimentado adecuadamente. De alguna forma increíble no tenía tareas de la universidad pendientes y todo su fin de semana estaba libre para que él hiciese alguna actividad de su agrado.

Hasta que escuchó vibrar el celular.

La imagen de Hinata y la probabilidad de que fuera el pelirrojo quien lo estuviera llamando pasaron por su mente y aunque no fue así exactamente, la llamada en sí, tenía que ver con él.

—Tobio querido, necesito que me hagas un favor urgente, se trata de mi hijo, verás...

La voz de la señora Hinata le indicó que al parecer Shoyo tenía una extracción de muelas del juicio ese día y que, por complicaciones con una Natsu enferma, ella no iba a poder ir por él a la clínica.

Lo único que debía hacer era recogerlo, llevarlo a su departamento y cuidarlo hasta el día siguiente, momento para el cual ya estaría libre de los efectos de la anestesia general, que siempre solían aplicar para esas extracciones.

Así que allí estaba él, esperando en la sala blanca y con olor a flúor de la clínica dental.

El sonido de los mini taladros para dientes se escuchaba como un eco lejano. Había aire acondicionado, lo que hacía al lugar mucho más frío que en el exterior, donde le aguardaba un radiante sol y un cielo azul casi despejado en su totalidad.

—Familiares de Hinata Shoyo.

La voz monótona de la enfermera lo hizo reaccionar, dejar de jugar con los tirantes del pantalón negro y ponerse de pie sobre las cómodas zapatillas converse del mismo color.

La polera con capucha de color crema, cubría su polo blanco debajo de esta, y le quedaba a la medida, se la había puesto solo a unos minutos de haber llegado por la falta de calor en el ambiente.

Caminó hasta el recibidor, le dieron el número de una habitación en el tercer piso y prefirió subir las escaleras para llegar al cuarto de operaciones D-27.

Tocó la puerta la cual fue abierta por una joven. Saludo cortésmente a la chica que al parecer era una enfermera y caminó hasta el lado de la doctora, que hace poco había atendido a Shoyo. La mujer estaba sentada al lado del pelirrojo mientras tomaba notas en un expediente.

Por otra parte, Hinata estaba semi acostado en el sillón dental de color azul, tenía colgado sobre su pecho un babero-servilleta celeste y debajo un suéter color coral tirando para rosa, también traía un pantalón jean holgado y unas botas color marrón claro. Sus cachetes se veían un poco hinchados por la reciente extracción, aunque parecía inusualmente feliz.

Kageyama habló con la doctora, recibió indicaciones en general sobre cómo cuidar de Hinata, la dieta que este debía tener los primeros días, los posibles efectos secundarios de la anestesia y la fecha del próximo chequeo médico del aludido.

Cuando hubo recibido toda la información y la indicación de que podían retirarse, asintió y se volvió hacia Shoyo, quien parecía no haberse percatado de la presencia del más alto sino hasta ese momento.

—¡Caga llamas... estás aquí! —su pronunciación era chistosa, la gasa en la parte posterior de su boca le impedía formular bien algunos sonidos y que estuviera bajo efectos de aquel medicamento desensibilizante no ayudaba mucho a su situación.

Kageyama iba a quejarse por el horror que había cometido al pronunciar su nombre, pero teniendo en cuenta las circunstancias decidió que lo dejaría pasar. Hinata Shoyo, tendría su perdón fácilmente, solo por esa vez.

—Si, estoy aquí idiota —una risa baja se le escapó sin querer, se acercó a él y lo ayudó a quitarse la servilleta. Luego, con cuidado y con apoyo de la enfermera, entre los dos lo subieron a la silla de ruedas.

—Estoy chimuelo Yama Yama, miraa —Hinata se señaló a sí mismo y abrió la boca para mostrarle que ya no tenía sus dientes posteriores pero la enfermera le sostuvo la mandíbula despacio y se la volvió a cerrar.

—Llévalo con cuidado, la anestesia lo ha puesto bastante inquieto.

Kageyama asintió

—Eso haré, gracias —sujetó la silla por atrás y salió del consultorio con Hinata sentado en ella.

La enfermera tenía razón.

Tuvo que usar el elevador esta vez para poder llegar al primer piso y en todo el trayecto Hinata no se mantuvo quieto en ningún momento.

El pelirrojo trataba de pararse cada cinco segundos (casi cayéndose una vez en el intento), balbuceaba incoherencias, se reía y quería presionar todos los botones del elevador.

Con las justas pudo detenerlo cuando casi presiona el botón de emergencias y cuando intentó quitarse la gasa de la boca.

Cuando las puertas se abrieron Hinata estaba emocionado por lo “rápido” que se movía la silla de ruedas o como él la había apodado “el auto de carreras”.

—Kageyama quiero un pan, ¡tengo hambre!

Genial ahora estaba molesto, en serio su novio estaba sufriendo un terrible ataque de bipolaridad.

—Pero ellos se llevaron a mis soldaditos blancos... ¿Cómo voy a comer ahora? —la voz se le quebró con la última pregunta— Kageyamaaaa... —lloriqueó el nombre, llevando sus manos hacia su rostro, y el nombrado tuvo que morderse la lengua para detener un acceso de risa.

—Estarás bien, cuando lleguemos a casa te daré algo de comer, hasta entonces quédate quieto ¿quieres? —empujó la silla sobre la rampa de salida y atravesaron la puerta hacia el exterior.

—Pero tengo hambre... y no quiero- wow —Hinata saltó en la silla, el tono alegre regresó a su voz y señaló con su mano una nube en el cielo.

Kageyama lo miró atento... extrañado, pero atento.

—¡Es un delfííínnn Kageyama! de esos que saltan y hacen ¡splash! —volvió a dar un pequeño brinco, con sus manos simuló ondas y muchas gotitas salpicando, con sus dedos.

Kageyama esta vez no aguantó la risa, la nube que Hinata señalaba era apenas un pequeño punto de blanco en el cielo, pero si a su tonto y pequeño novio le hacía feliz, por él estaba bien.

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Anesthesia Madness - KagehinaWhere stories live. Discover now