𝙋𝙖𝙨𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙋𝙞𝙣𝙜𝙪̈𝙞𝙣𝙤 -𝙔𝙚𝙤𝙣𝙗𝙞𝙣

38.

Soobin había ocupado una chaqueta negra y una playera blanca ese día y había teñido su cabello de rosa, por un consejo de su madre.

Realmente le quedaba bien, o eso pensaba la mujer que lo cuidaba con su vida.

Yeonjun no le había visto, porque había estado ocupado todo el día viendo posibilidades de irse a distintas universidades. Aunque aún no tenía claro qué carrera quería estudiar.

Cuando llegó a la casa, subió corriendo las escaleras al momento en que la madre de Soobin le dijo que el chico estaba pintando su pared arriba.

Y en efecto Soobin se encontraba de espaldas a la puerta, su playera tenía manchitas de pintura por todos lados y sostenía un pincel que pasaba con delicadeza por un dibujo gigante de dos pingüinos.

Yeonjun no pasó por alto el hecho de que el cabello del menor se veía jodidamente adorable en él.

Lo abrazó por la cintura y apoyó su cabeza en el hombro del más alto, Soobin no necesitó nada más para saber que se trataba de Yeonjun,

Dejó las pinturas a un lado y se dio la vuelta cuando el pelinegro por fin lo soltó, el mayor se quedó mudo cuando vió lo hermoso que se veía Soobin, era aún mejor que cuando lo había visto de espaldas.

- Mamá dijo que se ve bien, pero quizá a ti no te gusta tanto, Hyung.

- Te ves demasiado precioso, pareces una flor chiquitita.

- Hyung, puede que no sea el más guapo y esté algo gordito. -Soobin apuntó a uno de los pingüinos a sus espaldas que se veía un poquito más rellenito.- Pero te amo mucho.

- ¿Bromeas? Eres el pingüino más perfecto de este mundo. Y también te amo.

Esa fue la primera vez que Soobin le decía "Te amo" a Yeonjun. Aunque ya se lo había dicho antes, cuando el mayor dormía, porque le daba mucha vergüenza.