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Soobin estaba saliendo de una exitosa primera clase de danza. Lo habían aceptado de inmediato y aquello hacia que su corazoncito se sintiera más feliz que nunca.

Además habían aceptado su condición diferente.

Así que todo iba bien aquel día, o al menos eso creía antes de salir del edificio.

Afuera había un hombre de edad mayor, sentado en una de las bancas del lugar.

Soobin sintió un frío horrible recorrer su espalda cuando su padre entró en su campo de visión.

Trató de pasar desapercibido para que no pudiera reconocerlo, pero no funcionó.

— ¡Soobin!

— ¿Qué quiere?

— Necesitamos hablar, hijo.

— Yo no soy su hijo, usted lo sabe.

Soobin, aprovechando que el hombre estaba un poco lejos aún, marcó rápidamente el número de Yeonjun y guardó el móvil en su bolsillo pero sin cortar la llamada.

Yeonjun contestó y escuchó lo que pasaba del otro lado de la línea.

Vamos, habían pasado años, fue un error. No puedes hacerme esto, sabes que te amo por sobre todas las cosas, como a tu madre. Eres mi hijo.

Está enfermo.

El hombre le tomó del brazo.

Yeonjun ya iba saliendo de la casa algo agitado mientras escuchaba atento a lo que decían.

Suélteme, por favor. O voy a llamar a la policía.

— No serías capaz, Soobin. Eres un niño precioso, no me harías eso a tu padre.

Por suerte, el edificio sólo quedaba a tres estaciones de la casa de Soobin, el tren llegó rápido al lugar.

Yeonjun preguntó a todos por el nombre del edificio, porque no tenía idea de donde estaba.

Hasta que por fin alguien le dió indicaciones correctas.

Pudo ver a Soobin cuando iba llegando, el hombre aún le tomaba el brazo para que no escapara.

Yeonjun soltó a Soobin de su agarre con un empujón para el otro, el menor se escondió en su espalda, llorando.

— Vuelve a tocar a Soobin by no voy a responder por mis actos, señor Choi.

— ¿Quién te crees, mocoso? Tengo más derecho que tú sobre él.

— Ese derecho lo perdió cuando le hizo eso, me da asco.

— De todas formas, lo toqué antes que tú.

— No pudo haber dicho peor cosa.

Yeonjun le dió un golpe con su puño directo en el rostro y estuvo a punto de perder el control de sus acciones si no fuera porque escuchó los sollozos y jadeos enormes de Soobin.

Otra vez, una crisis de pánico.

La «Crisis de pánico» es un transtorno que puede desembocar en un deterioro importante en la vida cotidiana de la persona, llegando en ocasiones a paralizar a la persona

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La «Crisis de pánico» es un transtorno que puede desembocar en un deterioro importante en la vida cotidiana de la persona, llegando en ocasiones a paralizar a la persona. Con esto nos podemos encontrar inmersos en nuestras actividades normales y comenzar a sentir mareos, sudoración, náuseas, temblores, miedo o desmayo.

𝙋𝙖𝙨𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙋𝙞𝙣𝙜𝙪̈𝙞𝙣𝙤 -𝙔𝙚𝙤𝙣𝙗𝙞𝙣Where stories live. Discover now