Capítulo extra

Začať od začiatku
                                    

—Rei, ¿estás bien? —la pregunta de la adolescente llama mi atención.

Dirijo la vista hacia la modelo, quien luce seria mientras observa su teléfono. Se concentra en Maya y finge una sonrisa.

—Sí, solo era mi agente, nada importante. —Dibuja una bella y profesional sonrisa, y convence a la adolescente.

Lo que sea que haya pasado no me concierne. Ya tengo suficientes problemas como para lidiar con los del resto...

—¿Pasó algo? —le pregunto en voz baja.

Ya la considero una amiga, y sería descortés de mi parte no preocuparme por ella.

Se asegura que Maya está concentrada en la decoración de la sala y se acerca un poco.

—Primero prométeme que no se lo dirás a Maya —susurra.

Ahora sí que se pusieron interesantes las cosas. Tal vez lo que me vaya a decir me ayudará a librarme de sus amenazas.

—Lo prometo —afirmo como si fuera un juramento.

—Am no vendrá a la fiesta —murmura.

—¿De qué hablas? —Frunzo el ceño.

Se supone estamos haciendo todo esto por esa mujer... digo, por celebrar el Año Nuevo.

La modelo suspira en rendición, al parecer hay algo más que no me está diciendo.

—Am aceptó el empleo en Seattle y va de camino al aeropuerto... justo ahora. —Hace una pausa—. Verás, ella dijo que se iría mañana, pero en realidad... ¿A dónde vas? —Ya salí del departamento así que no escucho el resto.

Hago uso de mi ya recuperada pierna y la pongo a prueba corriendo. Funciona a la perfección.

No tengo idea de lo que estoy haciendo o por qué lo estoy haciendo, pero aun así acelero en cuanto tengo oportunidad.

—Señor, no puede estacionarse aquí —me advierte un tipo en cuanto salgo del auto.

—Tenga. —Le entrego la llave—. Ahora es suyo. —Y entro corriendo.

—¿Qué? ¡Oiga!

El aeropuerto está como siempre atestado de personas, y como no tengo idea de qué vuelo tomará no tengo más opción que buscar en cada sitio de espera hasta encontrarla.

Aunque eso no será necesario.

Rebusco en mis bolsillos y saco mi teléfono, pero sigo buscando hasta encontrar el otro, el que le pertenece a Maya. Se lo quité sin que se diera cuenta para buscar información que pueda usar en su contra.

Recuerdo que luego del intento de robo que sufrió Arlina comentó que tiene una aplicación que le ayuda a localizar la ubicación de mi ex asistente.

Indago entre sus aplicaciones esperando poder reconocerla. Encuentro una llamada «Encuéntrame si puedes». Debe ser esa.

Me alivia saber que el único teléfono que está rastreando es el de mi antigua asistente, por un momento creí que también encontraría el mío.

En cuanto lo activo me aparece un mapa marcando la ruta que debo tomar hasta llegar al celular en cuestión. Perfecto.

Emprendo la marcha, esta vez más confiado gracias al exacto mapa que hasta me avisa el aproximado de pasos que me tomará llegar hasta ella. Tres mil ochocientos cincuenta y siete.

Los pasos descienden con rapidez, ya que no he dejado de correr, y ahora solo faltan menos de cien.

Bajo la velocidad al reconocer la silueta que está parada a unos metros adelante.

La encontré.

Acomodo mi vestimenta, lustro mi camisa remangada y ordeno mi cabello, me aseguro de lucir igual de fantástico que siempre antes de continuar acercándome.

Ya solo un par de metros nos separan cuando la escucho hablar. Parece que está al teléfono.

—Quiero estar en un lugar donde me sienta tranquila, lejos del drama, lejos de los fantasmas del pasado, lejos del...

Me acerco más, esta vez con sigilo para que no note mi presencia y así poder seguir escuchando.

—Ya no me siento cómoda aquí, y aunque he perdonado lo que varias personas me han hecho, es agotador tener que verlos y fingir que todo está bien, que lo que me hicieron nunca ocurrió.

Habla de... ¿Mí?

Debe seguir molesta por lo que pasó en mi cumpleaños. Sabía que por eso se fue antes, pero no me atreví a ir detrás de ella y dejé que mi hermano lo hiciera.

Tal vez nunca me perdone por lo que hice, pero es mejor así. Mejor si se mantiene lejos de mí. No solo es peligroso para ella, también lo es para mí.

—Pero la verdad es que sí ocurrió, y sí lo recuerdo, y dudo pronto vaya a poder olvidarlo.

Lo sabía, es tan obvio que me sorprendió resistiera todo este tiempo. Es mejor si se va, así no se convertirá en alguien como yo.

—Aquí estás.

Rayos, lo dije sin querer.

Espero no me haya escuchado.

No, se está dando la vuelta, sí me escuchó.

—¿Conde?

Sigo sin entender ese ¿apodo? Con el que me llama a veces. Sé que luzco genial y elegante, pero lamento decir que no soy un conde. Lo parezco, pero no lo soy.

—¿Ya te vas?

Eso no sonó tan genial, pero la culpo. La culpo por todo.

 La culpo por todo

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¿Me van a dejar amar? [Presente MVDH #2]Where stories live. Discover now