TR ━ [ᴴᵉᵃᵈᶜᵃⁿᵒⁿˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]

•×• Limpiame •×•

• Escenario: Porque a Naoto le encantaría, que conocieras a su hermana •

Las diferentes metas de Naoto lo llevaban a diferentes lugares y sitios. Si tenía que ser sagaz a la hora del té, él era productivo con su tiempo, no vacila en descartar situaciones que no le lleven a nada así sean buenas. Es fructífero, equitativo, quiere creer que es sabio con sus decisiones. Escoger la carrera de ser policía o estudiar ciencias criminalísticas, ambas eran buenas opciones. Pero desde niño se contuvo de exponer sus deseos de otras personas que no fueran sus padres y Hinata.

Ya lo tenía planeado, sería policía.

También tenía planeado ejecutar sus planes con sumo cuidado poniendo atención al más mínimo detalle por donde fuera a pisar. Porque si era cierto, podría salvar a su hermana. No había espacio para el desdén y la desdicha.

No se podría dejar seducir por una vida descontrolada que no le llamaba para nada la atención.

Francamente, seleccionaba minuciosamente los segundos en sus horarios. De clase, de estudio, de trabajo, de casa.

Exactamente ¿cuándo fue que su lava manos comenzó a tener ese olor a perfume? No recuerda un solo momento en que se abriera una grieta en el reloj. Porque de eso se trataba todo: tiempo. El cual, pasa descaradamente frente a sus ojos. Desde que era un niño, sintiendo como el antiguo Hanagaki Takemichi iba abandonando metafóricamente su propio cuerpo.

Pero eso sería enfundar sus molestias en una mentira.

Siendo la realidad acuosa y acalorada que él atiende por las madrugadas.

El sonido de los auriculares siendo apagado cuando se los quitaba, llegando por la ventana que Naoto mal acostumbra en dejar abierta. Ya  dos años de haberse graduado como un policía hecho y derecho, tiene en cuenta un listado de carácter predominante en sus actos hogareños. Cabía en el sitio el error de dejar la ventana abierta. Ojalá fuera un felino el que se adentre en su cuarto por la escalera de incendios. No una loca.

La primera vez, lo había dejado pasar. Estaba ya en su último año de la academia. Hacía frío, recibió un mensaje poco deseoso a mitad de la noche.

12:45 AM.
«¿Tienes espacio para otra persona más?»

Loca. Lo recuerda palpable, táctil. Una llegada que aceptó de antemano. Sabía que últimamente se la pasaba trabajando, tomaba sus propias juergas de insomnio y lo buscaba a él, siempre a él. Como un contacto de emergencias.

La segunda vez, tuvo que aceptar de que se volvería un reencuentro regular entre ambos. Ya a la tercera, los sucesos con resultados poco decorosos transcurrieron naturalmente. Sabía que ella no lo tenía planeado. No era ninguna víbora. Sólo, aquél amor platónico de años, con resúmenes de una amistad infantil.