Nunca•La Hija Perdida | Draco Malfoy

Capítulo 31 - Despedida

*     *     *

Draco me cogió la mano con fuerza. Era el último adiós al chico que había muerto. Aunque la de Cedric se la llevaron de Hogwarts podía sentir su alma vagando por los pasillos y salas, comiendo con nosotros en el desayuno, levantando la mano para responder a cada pregunta en una lección. Era un chico que nunca sería olvidado. Todos los días después de su muerte no serían iguales. Fue el primero en marcharse, sonriendo amablemente a los que iban a seguirle.

En cuanto a mí, el sentimiento de culpa nunca me abandonaría, porque sabía que era en parte responsable de su muerte. Desde aquel día, hasta el final de mis días, me culparía siempre de la muerte de Cedric.

*     *     *

Harry estaba apoyado en la ventana, mirando el cielo nublado. Incluso el sol estaba triste y oculto. Debió sentir que me acercaba porque se volvió para mirarme. Él mismo parecía insomne. No dijo nada, sólo volvió a contemplar el lago.

"Lo sabías, ¿verdad?", preguntó. No pude detectar si lo había dicho con amargura. "Cómo?". Fue una exigencia.

"Es una locura explicarlo... Fue en un sueño..."

Harry se volvió para mirarme con ojos llenos de insatisfacción.

"¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me dijiste que volvería?"

"Habrías pensado que estaba loca..."

"¡Te habría creído!" Harry no gritó. Parecía decepcionado y perdido. Me miró a los ojos con honestidad. Harry me habría creído. Intenté trazar mis pensamientos.

"Si ninguno de nosotros tomaba la Copa, entonces él no volvería", le expliqué. "Pensé que si os advertía de ello, no ocurriría. Lo siento, Harry... Debería haber pensado en algo mejor".

"Hubo un momento en el partido. Cedric estaba atrapado. La Copa estaba a sólo una carrera de mí... Tuve la oportunidad de elegir. Y tu voz vino a mi cabeza. Me dijo que no tomara la Copa. Supe que era el momento al que te referías".

Un uso temeroso de las palabras. Eso fue todo lo que necesité para matar a un hombre. Cerré los ojos lentamente. Necesitaba desaparecer de este mundo. Quería que la tierra se abriera y me tragara hasta que me quemara.

"No quise decir eso..." Dije disculpándome. No hacía falta que ninguno de nosotros dijera que seguía siendo culpa mía. No podía culpar a Harry por haber malinterpretado algo. Sólo podía culparme a mí misma por no decir más, por no escupir toda la verdad. Me quedé inmóvil. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Debería haberle explicado. Si no fuera por mi miedo a decir la verdad, Cedric no habría muerto.

Los ojos verdes de Harry estaban llenos de culpa.

"Estaba encantado. Para empezar, no teníamos ninguna posibilidad. Aunque hubiera una pizca de mí que entendiera lo que querías decir con tu advertencia, no habría sobrevivido. Se consumió. Al final, decidimos tomarlo juntos. Fue un momento, sólo un segundo. Yo no... No pensé demasiado".

"No es tu culpa Harry. Hiciste lo que creíste mejor". Estallé y di un paso hacia él, pero retrocedió.

"Veamos las cosas como realmente son, Anne. Ambos lo matamos".

*     *     *

Albus llevaba su túnica negra, un color que nunca le había visto usar.

"Todo es culpa mía", dije sacudiendo la cabeza y con una lágrima resbalando lentamente.

"Todo es culpa del destino. Te lo advertí, no puedes cambiar el futuro".