Un vistazo, dos oportunidades, un fallo.

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Mi corazón bailo cuando invadiste mi espacio visual con tu altura, y esos ojos marrones se posaron en mí, arrancando una sonrisa que no viste llegar.
Tres asiento delante, y mis ganas de volverte a mirar imposibles de contener.
Vi como le hablabas al chico de al lado, estabas perdido, yo también, pero creo que podríamos encontrar el camino juntos.
El chico se fue, y mis impulsos me llevaron a ocupar asiento a tu lado. Ja! Comencé a temblar, niña miedosa.
Intente prestar atención a mi bolso y no al lunar que tenías en el brazo, pequeñito, junto a tu tatuaje, respire y guardé todo en el bolso de nuevo, sentí tus ojos encima de mí y mis temblores alcanzaban niveles preocupantes.
¡TU TACTO! ¡ME TOCASTE! suavemente dos toques en el hombro.
─Que lindo color de pelo. ─hablaste, y creo que mi corazón se salto un latido. ¿Debería ir a ver a un cardiólogo?
─Gracias. ─susurre, mirando para otro lado.
Volviste a colocar tus auriculares y ambos miramos por la ventana en el resto del viaje.
Llegamos al fin, ambos salimos, tú delante, brindandome tu mano al bajar, ¡Que gigantes! Eran el doble de las mías.
Caminamos juntos y agarraste mi cintura cuando el camino se volvió estrecho.
Te perdí de vista.
Una vez, cinco palabras y muchas ganas de volver a verte.
Dos horas y media después...
¡TE VOLVÍ A VER!
pero esta vez tú a mi no.
Me encontré haciendo un mantra para que voltearas a mi sitio.
No sirvió de nada.
Te fuiste, no sé a dónde, pero que ganas de volver a coincidir.
Que ganas.

Hope&Dreams. Where stories live. Discover now