Capítulo Tres

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- ¡DUXO! – Grité apenas llegamos, recuerdo haber corrido lo más rápido que he corrido en mi vida, hacia la entrada de nuestra vivienda estampando la puerta principal de cristal con fuerza contra la pared rocosa, buscando con la mirada alguna señal tuya, dentro de esa vasta oscuridad, interrumpida apenas por la luz de la luna.

Pero solo me contesto el silencio.

Dejé caer los hombros, con la respiración aún agitada, la cara ardiendo en tristeza, y agaché la cabeza, con las lágrimas rondando por mis mejillas, una cascada de gotas saladas que se intensificaba cada vez más. Caí de rodillas contra el frío suelo de mármol con un dolor insoportable en el pecho, ya no importaba si todo estaba oscuro, si mi único consuelo era la luna, ya no importaba, estaba sólo, en ese vasto y solitario mundo, mundo que llenábamos con nuestra sola presencia y por desgracia, nuestra amistad, te había perdido de forma literal y metafórica, estaba molesto y dolido, estaba asustado. Completamente periddo sin tí.

Estaba sin ti, otra vez.

La desesperación me consumía cada vez más y más, de forma rápida y violenta, me sentía un completo idiota - ¿Duxo? – Volví a preguntar, esperaba esta vez una respuesta, una sonrisa sarcástica, una burla algo, algo que me dijera que estabas enfrente de mí - ¡Duxo! ¡¿Dónde estás maldita sea?!  ¡Mierda! – La desesperación hablaba por mí, el frío aire de la noche me hacía estremecer, como un murmullo peligroso, recorría una y otra vez la planta baja en oscuras, tratando de escuchar ruido alguno en la sala de cofres, tratando de ver una sombra o algo, pero...

Ahí tampoco había nadie.

Me senté con el corazón destrozado, pegando la espalda a la pared del recibidor, con la cabeza entre las piernas, llorando a mares, temblando, solo...

¿Y la promesa?

¿Se ha roto?

¡Juramos estar juntos, MALDICIÓN! . Y seguía llorando, ahora con odio y rencor, me había dejado sólo, ¿siquiera estabas vivo?, me preguntaba, no puedo odiar a un fantasma, a alguien que ya ha muerto.

Antes de llegar, había visitado y recorrido por última vez la antigua casa, esperando verte ahí, jugando y hablando con el Aquino que habías armado, pero no, no había nada, ni nadie, y decidí regresar, esperanzado de verte.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y sin ti aquí, ya la he perdido.

¿Dónde te metiste? Me pregunté esa noche constantemente, una y otra y otra vez, cubito pegaba su hocico a mi costado, durmiendo, pero yo sólo podía llorar con más fuerza.

Los recuerdos no me ayudaban, ¿Por qué tuve que volverme dependiente de ti? ¿De la persona que me hizo feliz? 


¿Saben? Me he dado cuenta que muchos escritores ponen pequeños easter eggs (algunos objetos, animales, etc

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¿Saben? Me he dado cuenta que muchos escritores ponen pequeños easter eggs (algunos objetos, animales, etc...) en sus historias, y no había caído en cuenta que el mío es la luna, es el astro observador de las desgracias de los bellos personajes, quien los cuida y vela por ellos, quien les consuela con su fría y falsa luz y he de destacar que aquí, me ayuda mucho

- Grl

𝐆host | 𝐃𝐮𝐱𝐢𝐧𝐨 ; 𝐌𝐢𝐧𝐢 𝐅𝐢𝐜Where stories live. Discover now