Capítulo Dos

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No estoy seguro de cuanto tiempo estuve ahí, en ese islote parado, recordando el inicio de nuestra aventura, de esta fantástica odisea, el inicio de algo grande y divertido, recordando que queríamos hacer algo más allá de lo que nuestros abuelos solían contarnos por las tardes en el parque, y vaya que, si lo hicimos, eso y más.

Juntos...

Un suspiro salió de mis labios, espero que no rompas tu promesa, pensé, el pecho me dolía y no entendía porque, todo era confuso y altamente silencioso, como si el mundo hubiera perdido todo rastro de color y por ende, de felicidad, pero sé que todo seguía normal, sólo era yo y mi miedo, mi pánico, confusión y dolor en el pecho, así que al ver el sol ocultarse tras el horizonte no me quedo más que optar por regresar a casa, tal vez estarías ahí, o tal vez no, pero no perdía la esperanza de encontrarte.

Y tal vez abrazarte hasta que te falte el aire.

Decidí por esta vez no usar la tableta, no quería llegar a casa, pero ansiaba de sobremanera el verte de nuevo, había algo dentro de mí que me impedía llegar corriendo al lugar que nos costó construir, algo me detenía, un miedo, el miedo a no verte ahí, el miedo a la soledad, así que saqué a Cubito de Hielo de su estuche de viaje, mis mejillas se mojaron y mis ojos se aguaron, tantos recuerdos, tantos tormentos, me dolía el alma, ¡Y NO ENTENDÍA POR QUÉ!, me sentía pequeño, solo, inútil y perdido, y sobre todo, desprotegido, necesitaba tus brazos rodearme, necesitaba tu calor, te necesitaba en esos momentos a ti.

Porque eras mi hogar, mi pilar y mi dependencia.

Me monte en Cubito de Hielo, y emprendí el vuelo a la casa, pasando por todos esos biomas que descubrimos, disfrutando de las vistas a veces coloridas y a veces no, con el frío viento de la noche en la cara, y la bella luna llena en la espalda, observándome, cuidándome, deseando con todas mis fuerzas y con mi corazón a alguien, a algún ser omnipotente, todo poderoso, a los astros que te encontraras en casa, sentado en el sillón de esta con Zeus a tu lado, viendo la tele, con tu sonrisa burlesca y un comentario sarcástico.

Sólo eso esperaba

Sólo eso anhelaba con el alma, el verte frente a mí, porque no soportaría más horas sin verte, y tal vez, al final, todo sería una paranoia mía.

Y estaríamos juntos, siempre...

𝐆host | 𝐃𝐮𝐱𝐢𝐧𝐨 ; 𝐌𝐢𝐧𝐢 𝐅𝐢𝐜Where stories live. Discover now