Imagina estar en Nueva York, en vísperas de navidad... solo.
Adam odia la navidad.
Alissa ama todo lo que tenga que ver con navidad y fiestas.
Adam es serio y tranquilo.
Alissa es energética y feliz
Tan diferentes, pero tan iguales.
¿Serán una buena...
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Welcome to New York.
20 de mayo de 2019
Me encuentro de frente a la imponente puerta color blanca con relieves elegantes, tomo un suspiro profundo y toco dos veces antes de entrar y escuchar la suave voz de mamá permitiéndome pasar.
—Papás, tengo algo que decirles... —hablo con temor.
—Claro, Ali —mamá me mira con sus grandes ojos grises, papá a su lado está leyendo unas hojas, lleva puestos sus lentes para leer.
—Es algo que me ha costado decidir —me siento en la silla que está frente a ellos—. Me iré de Chicago.
Papá suelta con asombro las hojas y el bolígrafo que estaba en su mano derecha cae en el escritorio, mamá abre la boca sorprendida y yo solo puedo removerme en mi lugar al mismo tiempo que juego con mis manos en un gesto nervioso.
—¿Puedo preguntar por qué? —la voz del señor enfrente de mí es seria y sin ningún tipo de emoción.
—Pues... —carraspeo nerviosa—, me gustaría empezar una vida independiente en otra ciudad y mi opción es irme a Nueva York, he estado investigando y encontré un trabajo en una revista importante —sonrío con emoción.
—Alissa, es un cambio muy drástico, e irte sola para allá solo es...
—Ya soy mayor, sé que está bien y mal, no me pasará nada —mi mirada recae en mamá que está callada viendo hacia abajo—. Mamá, tú sabes que mi meta es vivir allá.
—Lo sé, estrellita —estira su mano hacia mí y la tomo —, pero no puedo evitar sentir que estás dejándonos.
Esa última frase en su oración hace que sienta una presión en mi pecho, ellos no saben lo que es sentirte sola aún cuando tienes muchas personas a tu alrededor que dicen estar preocupados por ti. Mucho menos saben las noches de llantos, en los que no tenía a nadie que me consolara o me dijera que todo iba a estar bien con el tiempo, necesito salir de aquí antes de empeorar.
—Es parte de la vida —hablo bajito y mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas.
—Alissa, no estoy de acuerdo. Tú debes estar aquí en Chicago, continuar con nuestro legado que creó tu abuelo —su tono de voz sigue serio solo que esta vez sus cejas están fruncidas en un gesto enojado.
—Lo podría continuar allá, no habrá inconveniente sobre eso. Quiero probar y demostrar en lo que soy buena, cometer errores, hacer las cosas bien...
—No puedes equivocarte, eres nuestra hija y las cosas tienen que salirte de la mejor manera —me interrumpe—. Lo mismo que harás allá lo puedes hacer aquí y más fácil.
—Ese no es el caso, papá.
—No me importa Alissa, no estoy de acuerdo con eso. Tu abuelo se enojará contigo.
