Grenville Harrell estaba con ellos.

—Disculpe les moleste, caballeros, pero esperaba pudieran asistirme en el cuidado de las mujeres. Hay mucho por hacer y unas manos extras serían de gran ayuda.

Tres de ellos se colocaron sus sombreros y se marcharon sin responder su petición. Ignorándola completamente como si no estuviera allí. Otros dos se rieron y el doctor Harrell la miró con arrogancia.

—No dejaré que una mujer me diga que hacer ni aunque mi vida dependiera de eso.

Sus compañeros se rieron.

—Sí, además prefiero dejarle el fracaso solo para usted, señora Morgan.

Comenzaron a abandonarla pasando junto a ella y el semblante de Olivia tembló por un momento cuando vio como uno de ellos le escupía la falda del vestido. No podía armar una escena, se dijo a sí misma, por más que esos hombres merecieran una buena patada en el trasero, debía mantener la calma o la gente la miraría a ella como la loca y no a los hombres. Respiró hondo y con el delantal limpió la saliva que se deslizaba por su falda.

Cuando se regresó para volver al salón de las mujeres, se detuvo al ver a Jian observando la escena desde el corredor.

—¿Estás bien?

Asintió, ahorrándose las palabras o sentimientos y retomó su camino.

—Ven, tengo una tarea para ti.

Jian la siguió y cuando volvieron a la habitación Olivia buscó en el interior de un enorme mueble que había contra la pared al final del salón hasta dar con hojas y una pluma. Lo puso todo en el marco de la ventana y acercó una silla para que Jian se sentara.

—¿Sabes escribir? —. Jian negó—. De acuerdo, escribiré en una hoja y luego quiero que lo copies cuantas veces puedas ¿te parece?

—Sí, ¿Qué escribirás?

—Un anuncio —dijo tomando asiento junto a la ventana—. Solicitando la asistencia de cualquier mujer independientemente de su edad o educación con vocación para cuidar de los débiles. Los hombres pueden irse directo a la mierda, nosotras no los necesitamos.

Jian sonrió y asintió efusivamente.

—Tienes razón, no los necesitamos. Los repartiré por toda la ciudad en cuanto los haya escrito.

—Gracias, Jian.

Dejó que Jian hiciera los anuncios en lo que ella abría las ventanas sólo de esa habitación, para intentar cambiar el aire al menos por unas horas del día y luego usó uno de los tarros que Jonathan le trajo para lavar el piso. El día no le alcanzó para mucho más.

—Deberíamos volver al hotel —comentó Jonathan después de cerrar la última ventana del salón—. Ya está muy oscuro.

—Me quedaré aquí esta noche, pero tu puedes volver y llevarte a Jian.

La mirada que él le dirigió fue suficiente para ver su desaprobación.

—Sé que no te gusta, pero tengo mucho que hacer.

—Puedes hacerlo en la mañana.

—Algunas de estas mujeres podrían no sobrevivir hasta la mañana y quiero estar aquí en caso de que necesiten ayuda —. Escurrió el trapo y cuando vio que el agua caía negra en el tarro, suspiró y lo dejó caer—. El piso necesita una limpieza más profunda.

—Olivia...

—No me iré.

—Ya lo sé —. Se rascó la nuca y miró hacia Jian—. Llevaré a la niña al hotel y volveré.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORحيث تعيش القصص. اكتشف الآن