—Emma que —habló Mai.
Mis labios se apretaron formando una línea tensa. Apenas ayer tuve la poca confianza de decir mi nombre en voz alta y solo con una persona como para que ahora lo haga con alrededor de ocho personas. Solo se lo había dicho a Black y siendo sincera solo quisiera que él lo supiera de todos ellos.
—Betancourt —hablé a regañadientes.
Tanto Thom como Mai se voltearon a ver de inmediato, antes de dirigir sus miradas hacia a mí que casi provocan que yo diera media vuelta y huyera lo más pronto posibles de ahí. Sin entender nada busqué la mirada de Dominic en busca de respuestas, pero él ni siquiera me miraba de nuevo, estaba con la mirada fija en el suelo. Escuché un murmullo antes de unos pasos aproximándose, lo que vi al alzar la mirada fue a Thom con una pequeña sonrisa en sus labios. Mi corazón estaba como loco y todo empeoró cuando su mano se posó en mi mejilla.
—Princesa —murmuró viéndome a los ojos.
No entendía que pasaba, al igual que no entendí por qué los ojos de Thom se llenaron de lágrimas.
—Soy yo, ¿No me recuerdas, preciosa? —cuestionó con un poco de emoción.
«Aléjate», me gritaba mi conciencia.
—¿Debería de? —pregunté apartándome del tacto de Thom.
—Sí. Deberías recordarme. Soy yo, preciosa.
...Preciosa...
Alguien me decía así, pero no era él. Creo que no era él. O, ¿sí?
Qué tal si era... No. Él está muerto, él tiene el cabello negro, él no es Thom. No puede ser él. Son... Es... No. Él no. Él no es. No es él. Él está muerto, él no es castaño. Thom no es. No debe de ser.
—No —meneé la cabeza alejándome de él—. Tú no —agregué.
Thom pareció consternado ante mi actitud, hizo el mohín de acercarse, pero me alejé. Estaba confundida. Él no era. No sé quién era. ¿Qué pasaba?
—Preciosa yo...
—No —lo corté—. No sigas —agregué alejándome.
Mi mirada buscó la de Dominic y cuando lo vi, comprendí todo. Su mirada reflejaba arrepentimiento y dolor.
—Me mentiste —murmuré dolida.
Como si le hubiera dado un golpe, apartó la mirada de inmediato, solo fueron cuestión de segundos para que mis ojos se llenara de lágrimas.
—Preciosa no, no llores —pidió Thom frente de mí.
Él hizo el ademán de tomar entre sus manos mis mejillas, pero me hice para atrás evitando su tacto. No me gustaba que me dijera preciosa, no me gusta.
—No me digas así, Thom —pedí—. No lo hagas.
Thom se mantuvo quieto y dejó caer sus brazos hacia sus costados con dolor. ¿Por qué le dolía lo que decía? ¿Quién era él? No entendía nada, mi cabeza estaba a punto de explotar, la voz de mi mente me exigía salir de ahí. Que tenía que irme para aclarar mi mente o iba a pasar algo peor. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, sentía mi corazón apretujado con dolor.
Le eché una última mirada a Dominic con dolor antes de dar media vuelta e ir rápidamente hacia su habitación. Me encerré en la habitación de Dominic con seguro, con lágrimas en los ojos comencé a buscar las mochilas que me había traído Dominic con mis cosas. Las dos estaban cerca de la puerta, las tomé para comenzar a llenarlas. Fui al clóset de Dominic y empecé a llenar la mochila con mi ropa, ahí me percaté de que traía su playera, me la quité con apuro y tomé lo primero que vi, un short negro y la playera de la universidad que me habían dado, me cambié con rapidez, ni siquiera me tomé el tiempo de revisar o pensar en los moretones que casi desaparecían de mi piel la mayoría. Unos toques en la puerta desesperados llamaron mi atención por uno segundos, pero los ignoré para seguir con mi búsqueda.
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Un Simple Error
Teen Fiction*Libro #1 de la historia de amor entre Emma Betancourt y su Crush de ultimo año*. Ella es Emma una chica que cree que es fácil el arte del amor, piensa que todo es como las películas de romance donde todo es de color de rosa y dulce al igual que un...
51. El Nombre
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