~N. º 22

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17 de julio de 2020, Milán, Italia.

"Noah llevaba desde septiembre del año anterior viviendo en la ciudad italiana. Poco a poco había ido conociendo a gente. Un día sus compañeros de clase decidieron salir de fiesta y Noah se apuntó sin dudar. La noche comenzó bien, se lo estaba pasando genial con sus amigos en la discoteca a la que habían ido. Fue entonces cuando conoció a Carlo, un chico italiano de Roma que se había marchado a estudiar el último año de carrera.

Se gustaron desde el primer instante que se vieron. Estuvieron hablando durante un largo rato y acabaron liándose. La canaria no supo muy bien cómo, pero terminó la noche en la casa de Carlo. Noah se dio cuenta de que eran vecinos ya que su piso se encontraba en el edificio colindante al suyo.

El italiano quería algo más, subir un nivel en esa relación que estaban teniendo tan fugaz, no le parecía suficiente con haberse enrollado en la discoteca y después de nuevo en su piso. Por otro lado, Noah no quería seguir, no se encontraba cómoda en esa situación, se lo dijo al italiano, pero hizo caso omiso a las palabras de la española y continuó con lo que tenía en mente.

La llevó a la cama y la desnudó, por más que ella le suplicase este no le hacía caso y acabó haciendo lo que quiso con ella. Cuando esa pesadilla terminó se fue corriendo de allí llorando hasta que se encerró en su piso.

Decidió huir de ese barrio, tan rápido como pudo recogió sus cosas y encontró otro piso parecido a ese, pero muy lejos de esa zona. No quería volver allí."

20 de octubre de 2020, Milán, Italia.

"Un mes después de lo ocurrido con Carlo, Noah se encontraba mucho mejor, aunque el miedo y el terror de volverlo a ver le perseguían. Fue en ese momento cuando conoció a Brahim. Desde el primer instante conectaron como si se conocieran de toda la vida. Por eso, una noche el malagueño invitó a Noah a una cena que organizaba su equipo ya que no le apetecía ir solo, esta aceptó encantada.

Ahora todos se van a pensar que estamos juntos— rio Noah entrando por la puerta del local donde se celebraba la cena.

Tenemos dos opciones. Seguirles el rollo y echarnos unas risas o decirles que somos amigos y dejar que todo sea un tostón— sugirió el futbolista.

Lo vamos viendo.

Todo iba bien hasta que Noah parecía que había visto a un fantasma. Su semblante había cambiado tanto sin ella darse cuenta que hasta los compañeros de Brahim se percataron de lo sucedido. Para despejarse fue al baño, quería refrescarse un poco la cara, cuando iba a volver al lado de su amigo, una mano agarró su brazo introduciéndola en el servicio de caballeros.

—Qué bonita casualidad— dijo Carlo acariciando el rostro de la joven.

Déjame.

—No pienso dejarte ir, la primera vez te marchaste sin decir nada, y eso está muy feo Noah.

—No quiero nada contigo, Carlo, ¿lo entiendes?

—Me da igual lo que tú quieras, yo sé lo que quiero y eso es suficiente.

Al escuchar esas palabras, Noah se bloqueó solo era capaz de llorar. Mientras Brahim junto con el resto de sus compañeros se estaban empezando a preocupar ya que la compañera del malagueño estaba tardando en volver, por lo que fueron al baño cuando escucharon unos gritos provenientes del baño de caballeros. Sin dudarlo Brahim, acompañado de Theo Hernández entraron, encontrándose el peor de los escenarios.

Como pudieron entre los dos consiguieron separar a Noah del italiano, esta se encontraba llorando y temblando debido al miedo que estaba sintiendo en esos momentos. El francés llamó a la seguridad del establecimiento y finalmente echaron a Carlo.

—Noah— dijo Brahim abrazando a su amiga a su pecho ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

—Yo no quería que eso pasara. Yo lo he visto antes y cuando volvía del baño y me ha agarrado y, y— la canaria era incapaz de hablar debido al estado de shock en el que se encontraba en ese instante.

—Estás sangrando, Noah. Vamos al hospital ya.

[...]

Después de que unos cuantos enfermeros y doctores le preguntaran y le hicieran cientos de pruebas a Noah, le dijeron lo que verdaderamente había sucedido.

—Señorita González, lamento comunicarla que ha sufrido un aborto, a causa del ataque de ansiedad y el estrés que acaba de sufrir. Lo siento mucho, ¿usted era el padre de la criatura?

—¿Qué? ¿Estaba embarazada? ¿De cuánto?

—Dos meses de gestación, ¿no lo sabía?

—No, no lo sabía— respondió Noah mirando fijamente a la pared.

—Les dejo solos. Cualquier cosa ya saben donde me pueden localizar.— se despidió la doctora saliendo de la habitación donde estaba la canaria acompañada de Brahim.

Durante unos minutos ninguno de los dos dijo nada. La chica, rápidamente calculó, y tenía razón. Las cuentas no fallaban, el niño era de Carlo. Fue en ese instante cuando le contó al futbolista del Milán lo ocurrido meses antes con el italiano. Él fue el primero en saberlo, y también el primero que prometió no contárselo a nadie.

Después de salir del hospital Brahim le ofreció a Noah vivir con él y su familia. La canaria rechazó la proposición las tres primeras veces, hasta que los padres del chico la insistieron y los meses que le quedaban en la ciudad italiana los pasaría a su lado."

05 de septiembre de 2021, Barcelona.

—Y esa es la historia de lo que me ocurrió mientras estaba en Milán, Éric— dijo Noah limpiando las lágrimas que recorrían de nuevo sus mejillas.

—Yo, no sé que decir, de verdad. Entiendo perfectamente que no quisieras que nadie lo supiera, es algo muy doloroso y difícil de superar y mucho más de relatar— respondió el futbolista recortando la distancia para abrazarla— Pero ya estás a salvo y no te va a ocurrir nada aquí, te lo garantizo.

—Gracias— agradeció la canaria buscando la mirada del chico.

—Me estás dando las gracias por nada, ¿lo sabes?

Con esas palabras consiguió lo que estaba deseando, que después de esos momentos de tensión y de tristeza una leve risa saliera de la boca de la canaria. Sus miradas conectaron y, aunque no fuese el mejor momento el que estaban atravesando, los dos sabían que podían contar el uno con el otro para cualquier cosa que pasase.

Tras unos minutos Noah por fin se tranquilizó y se quedó dormida. Con cuidado para no hacer ruido, Éric salió de la habitación y bajó al salón donde seguían los hermanos de la chica. Cuando le vieron aparecer por las escaleras le empezaron a acribillar a preguntas.

—Lo importante, ¿cómo está?— preguntó Fernando.

—Ya está más tranquila y se ha quedado dormida— respondió el futbolista sentándose en el sofá— Me lo ha contado.

—Ahora es cuando entiendes porque no lo sabe casi nadie. Fue algo que la marcó para mal y no quiere que la gente que la rodea la mire con cara de pena recordando lo que la pasó. La conoces igual que nosotros, prefiere callarse todo y luchar ella sus propias batallas sin ayuda de aboslutamente nadie a que la gente sienta compasión por su situación.

—Mientras me lo contaba no podía no sentir rabia de no haber estado allí a su lado cuando más lo necesitaba.

—Éric— dijo Pedri apoyando su mano en el hombro del chico— Ninguno de nosotros estuvimos cuando pasó, pero estamos ahora y no nos iremos. Te necesita a su lado, amigo.

—Créeme que no me volveré a ir— sentenció el catalán.

||Lights Down Low-Éric García||Where stories live. Discover now