—Pero que...

No te has puesto a pensar que tal vez sí quiero tener "sexo" con alguien y no solo porque me sienta vacío, necesitado o solo, sino porque en realidad quiero tener sexo con alguien simple y llanamente porque quiero tener contacto íntimo con alguien? ¡Sentirme vivo! —el tono de Castiel iba subiendo y bajando a medida que la cólera le iba consumiendo— Y si quién me interesa no está disponible, ¡bien podía aprovechar con la persona a quién yo en realidad sí le intereso !—las palabras eran dicha rápidas y con ira—. Aunque sea solo para tener sexo ¡y que bien está dispuesto a donar sus espermas sin ningún problema! Aunque Hans sabe que no aceptaría que sea un donante. ¡Ah! y te llamaba por si querías venir a mi casa a pasar el rato, ¡pero creo que prefiero llamar a Hans y tener mucho sexo con él! —eso último, Castiel lo dijo gritando y luego colgó dejando a Dean entre angustiado y sorprendido.

A Dean la posible borrachera se le fue tan rápido que no supo cómo fue posible eso, pero lo era. Marcó el número de Castiel pero solo le diera al buzón de voz, así es que insistió mientras veía a todos lados pasándose las manos por la cara y el cabello despeinándose en el trayecto. Así es que se levantó y buscó sus llaves, zapatos y mirándose si estaba lo decentemente vestido cómo para salir y evitar ser detenido por un policía por atentar contra el pudor público. Se detuvo en la puerta de su garaje y una vez convencido de que no recibiría respuesta a las insistentes llamadas, con todo lo necesario para irse, fue a su auto se metió en él accionando el control remoto de la puerta y arrancó con dirección a la casa de Castiel. 

No podía permitir que su amigo aceptara a Hans ni siquiera como un deshago pasajero.

No, él no iba a permitir que cometiera el mayor error de su vida.


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Decir que Castiel estaba molesto era sobrevalorar su estado de ánimo.

Caminaba de un lado a otro intentando comunicarse con Hans, pero por más que marcaba su este no le respondía así que cortaba y volvía a llamar sin mayor éxito dándose por vencido y dejando ya de insistir. Castiel, no entendía que le había hecho decir todas esas estupideces a Dean, pero con cada pensamiento sobre esa conversación solo lo dejaba mucho más furioso. De pronto, su móvil sonó y contestó sin prestar atención a quién llamaba, lamentándolo después al darse cuenta de que era la persona con quién no quería hablar para nada.

—Cas, por favor, hablemos —Castiel podía escuchar el ruido del tránsito de fondo y se dio cuenta de que su amigo estaba conduciendo, con seguridad en camino a su casa y eso solo lo cabreó aún más.

"Hablemos". No "Disculpa por ser tan hijo de puta"

Necesitó contar hasta diez y luego contar en reversa para poder responder.

—¿Qué? ¿Me quieres dar otro de tus maravillosos consejos?

—¡Cas! lo siento, yo...

Castiel tuvo la satisfacción de cortar la línea.

Sin embargo, volvió a sonar su teléfono y esta vez sí vio quién era. Sintió una satisfacción casi embriagadora al notar que ahora era Hans quién llamaba.

—Hola, Hans —mordió las palabras intentando no sonar molesto porque su amigo no tenía la culpa de nada.

—¿Es mal momento...? Porque puedo regresar.

Castiel que había estado caminando de nuevo en círculos por todo su salón se detuvo y miró hacia la puerta.

Una sonrisa cruzó su rostro.

El vacío que llenasWhere stories live. Discover now