Primer Ataque

176 12 2
                                    

Anoche casi no pude dormir, no dejaba de pensar en lo que había sucedido con Sebastian y mi intento fallido de escapar, me aterraba la idea de que me fuese a acusar.

Mi padre venía hoy a visitarme por primera vez, estaba cerrando unos negocios importantes, pero se tomaría unas horas para venir a verme. Me tenía inquieta la idea de que Sebastian le fuera a comentar algo de lo que pasó ayer, eso me aseguraría un pase al convento.

Me puse a sacar las cosas del bolso, guardando todo tal y como estaba. Mi plan de escapar tendría que esperar, Sebastian estaba sobre aviso de lo que quería hacer, no me podía arriesgar a que me descubriera nuevamente. Luego de unos minutos, escuché golpear la puerta. Al abrir, estaba mi padre parado al frente. Aunque me hubiera mandado lejos, no podía estar enojada con él.

—¡Te pareces tanto a tu madre! Estás preciosa, hija, te extrañé mucho, y dime: ¿cómo te ha ido? ¿Te gusta el lugar? ¿Te tratan bien? —Me bombardeó a preguntas.

—Despacio, papá, una pregunta a la vez. Todos son muy amables, pero nada es igual que mi casa, quiero volver, te extraño y extraño a mis amigos. Además, aquí el frío me está volviendo loca.

—No está en discusión esto, Nicole, sabes que te quedarás aquí. —Pasó su mano por mi cabello, yo me aparté.

—¿Y Alfonso? ¿Lo has visto? —Al pronunciar su nombre, hizo una negación con la cabeza.

—¿Por qué no terminas de entender? Ese tipo no es bueno para ti, y mientras yo viva te mantendré lo más lejos posible de él. ¿Te queda claro?

—Pero, papá, yo lo quiero, y eso no lo puedes impedir —repliqué enojada.

—Espero que no estés en contacto con él, porque si me entero de que te escribió o te buscó, me encargaré de que no sepas de él nunca más. —Subió el tono de voz, negué con la cabeza.

—¿Cuánto tiempo te quedarás en Italia? —Cambié el tema bruscamente.

—No mucho, hija, mañana debo partir a España. Pero trataré de venir a verte el mes que viene.

Simulé una sonrisa.

Pasaron horas desde que mi papá se fue, decidí quedarme en el dormitorio, me puse a leer los apuntes de Química. Cuando Rebecca entró al cuarto, debió de notar mi cara de afligida, se quedó mirándome y se acercó.

—¿Te pasa algo, Nicole?

Asentí. Se sentó y le conté lo que había ocurrido con mi padre.

—Sé que es duro, pero no estés triste, piensa que hay miles de chicos en el mundo y alguno le agradará a tu padre, tienes esperanzas, en cambio yo... —Suspiró—. Mi mundo es completamente diferente, mis padres escogerán con quién me casaré, eso me asusta mucho.

—¿Y no puedes hablar con tus padres? Convencerlos para que te permitan elegir —la animé.

—Nada hará que cambien su forma de pensar, ellos me aman, solo quieren lo mejor para mí, por eso me permitieron estudiar acá, para cumplir mis sueños. Yo solo espero que cuando me toque casarme sea con un hombre bueno que me quiera de verdad —contestó en un tono más tranquila.

Dejé a Rebecca dormida y salí a tomar un poco de aire, había comenzado a oscurecer, hacía frío; fui al comedor por un poco de chocolate caliente. Vi a lo lejos a Sebastian, solo nos miramos. Estaba con un grupo de chicos, su cara estaba tensa. Luego de terminar el chocolate, me fui a la habitación, no quería que se me acercara, era el único que sabía de mi intento de huida, por lo menos no me delató con nadie, pero aún me intrigaba qué era lo que quería y por qué me estaba vigilando.

Assassini di AnimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora