Cap.#1: Todo se va por la borda

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I

Faltaban pocos días para el año escolar de Los Loud, Lori ya preparaba todo para irse definitivamente a Fairway y los señores Loud reflexionaban sobre el correr de los años y que esto sería normal.

Pero quien tenía más entusiasmo era Lynn Marie Loud Jr., no iba a desperdiciar la oportunidad que se le presentaba. No quería morir sin decir algo que en su corazón hacía mucho escándalo.

El último año de Lori en la casa hizo que Lynn y todos sus hermanos vivieran experiencias únicas e irrepetibles. Pero la cereza sobre el pastel fue la aceptación de su inmenso amor y cariño por su hermano que ella negaba a expresar porque... porque... no era el típico amor fraternal, no. Aquello estaba a otro paso del amor por alguien que te hace sentir mariposas en el estómago.

Era algo que Lynn trató de castigar ignorando o tratar de manera áspero, desapacible, rudo y cuanto sinónimo hubiera. Se terminó de dar cuenta que se hacía daño para sí de manera lenta porque al no tener a Lincoln a su lado las lágrimas no se hacían esperar y la soledad se apoderaban de ella.

Lentamente retomó la confianza de su hermano y las anécdotas fueron únicas y perdurables por siempre en su mente. Lo que ella no espero es que Lincoln expresara esa sensación de malestar algunas veces. Pensó que quizás él también tenía a una persona a la cual debía tener lejos para supuestamente no sufrir.

Le llegó a contar que aquella chica era prácticamente inalcanzable, el porqué de eso era algo que no quería explayar más allá de ese adjetivo. Sin embargo, un día Lincoln le dijo que necesitaba contarle algo de suma importancia y que sería antes de empezar su inicio en la secundaria, Lynn supo que ese era el momento indicado para decírselo, por ende, le dijo que eso también le iba preguntar porque necesitaba ser escuchada.

—¡Díselo o muere con el dolor, Junior! —se arengaba en su mente.

II

Ambos dijeron que irían al campo de Béisbol que quedaba antes de llegar al centro comercial. Ambos se notaban ansiosos de poder contar eso que tanto los tenía reprimidos.

Lynn ya no tenía nada que perder, es por eso que sorprendió a Lincoln al no actuar de manera competitiva. El chico pensó que eso era un buen augurio o algo por el estilo.

La castaña sentía que las cosas no serían las mismas, pero esa actitud recíproca en Lincoln quizás lo hiciera comprender todo por lo que pasó para llegar hasta ese momento valdría la pena porque todo parecía dar a entender que se llevaría una reacción inesperada, quizás inesperada como la comprensión y aceptación por parte de él. No tenía ni idea.

—¿Te estás divirtiendo, Lincoln? —preguntó para no quedarse en un silencio que parecía no ser parte de su plan.

—Claro, Lynn. Me siento con más valor para contarte... lo que tanto me deja triste —dejó a Lynn muy atenta a sus palabras—. Clyde, Liam o alguno de los chicos no entenderían esto que tengo que solo puedo confiarte. Incluso dudo que me comprendas en un cien por ciento. Solo espero que no me odies.

La castaña había olvidado que, en primer lugar, estaba allí para escuchar a Lincoln. En segundo lugar, se hacía tantas ideas que nublaban su realidad, eso era ser su hermana. El optimismo le nublaba la visión y no la iba a amortiguar para lo que el peliblanco diría.

—Para nada, hermanito —se notaba muy relajada, tan así, como para poner nervioso a Lincoln en ese momento.

—Muy bien... —hizo un pequeño silencio para empezar.

Eres mi Lynn...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora