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—C A M B I O—
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Cuando su identidad fue revelada gracias a Misterio, su vida comenzó a ir en picada, pues su pequeña paz, tranquilidad y libertad se fue al carajo.
Peter caminaba, casi corría, rápidamente por la institución entre la multitud de personas que le sacaba fotografías o invadía su espacio personal, se sentía incómodo.
Nunca había deseado ser el centro de atención en su colegio, le bastaba ser sólo un chico "común y corriente" y tener amistades sinceras que lo quisieran así como él era, no por el "poder" que tenía.
Agobiado, dobló por la esquina casi al final del pasillo por el que caminaba, intentando desaparecer de la vista de todos, alguien lo tomó con fuerza por su muñeca izquierda y tiró de él antes de comenzar a correr tan rápido como podían. Entraron en una habitación después de su pequeño escape, y la misteriosa persona que lo había llevado a rastras,cerró la puerta detrás de ellos.
Peter se giró con nervios hacia la silueta, quien parecía no representar una amenaza pues el sentido arácnido no se había activado, aún así no quería confiarse; la persona que daba la espalda y portaba un gran saco, pantalón y tenis negros, estadio media vuelta y se quitó el gorro que impedía ver su rostro.
—¿_________?
—Si que estabas en aprietos, Parker—Comentó la castaña peinando los mechones de su cabello y deslizando sus manos sobre el saco, tratando de alisar este.
Suspiró aliviado al saber que su amiga y confiable salvadora nuevamente lo había salvado—Gracias, te debo una.
—Me debes muchas—Corrigió sonriendo.
Esta retrocedió lentamente hasta que su espalda quedó recargada en la puerta, rápidamente se deslizó por esta hasta que su cuerpo se topó con en el frío y duro suelo del cuarto de limpieza.
El arácnido sonrió y se acercó a su amiga imitando su acción en el proceso, se inclinó un poco hacia la izquierda y recargó su cabeza en el hombro derecho de la fémina.
La castaña sonrió y le entrelazó su mano con la de él mientras que con la otra trataba de hacer que se relajara.
—Odio esto—Comentó en un suspiro pesado—Todo era tan fácil y sencillo cuando nadie sabía que era Spiderman o cuando aún no obtenía estos poderes.
—Lo sé, Pet. Lo sé—Movió su cabeza recargandola con la de su amigo.
—MJ terminó conmigo—Informó en un tono bajo.
La repentina e inexplicable noticia sorprendió a la chica, quien se sintió mal por su amigo y por estar feliz por ese suceso.
La castaña abrió un poco sus ojos—¿Por qué?
—Dice que no quiere tener un novio que sea un criminal y que la estén molestando por eso—Explicó.
Gruñó—Bueno, tienes a May, Ned, Happy y a mi, ninguno de nosotros te dejará sólo—Aseguró.
Y era verdad. Quizás las cosas con Michelle no habían sido las más mágicas y hermosas para Peter, pero aún tenía a su familia, quienes habían estado con el desde el principio y mucho antes de todo.
—Todos ustedes están sufriendo por mi culpa—Agregó a su culpabilidad.
La fémina negó con la cabeza al ver a donde se dirigía el tema—Sabemos lo peligroso que es conocer la identidad de un superhéroe, pero eres nuestro amigo, nuestra familia—Expresó dando un ligero apretón en el entrelazamiento de sus manos.
—Es mejor que te alejes.
—No, no voy a abandonarte—Habló decidida—Tú no lo hiciste. Ni tampoco me juzgasté—Le recordó ella.
Ella mantenía un pequeño pasado complicado, ser hija de la increíble y ya inexistente Natasha Romanoff tenía sus ventajas y desventajas.
Sonrió—Eres la mejor.
—Lo sé—Presumió moviendo su cabello, haciendo reír al castaño—¿Nos vamos?
—No quiero salir allá—Musitó haciendo una mueca.
Ella le sonrió de lado, a la vez que asentía con la cabeza—Okey, entonces, te veo afuera—Dijo soltando su mano.
Una sensación extraña recorrió al arácnido, una sensación de miedo, tristeza y vacío. No sabía por qué, pero no le gustaba.
Peter le tomó por el brazo lo más rápido posible, aún con la rara sensación en él—¿Podrías quedarte conmigo?—Preguntó en un tono bajo.
Ella, extrañada por su rápido cambio de actitud, asintió con la cabeza mientras se deslizaba y volvía a su antigua posición—Siempre.
Pero el 'siempre' no existía.
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