Capítulo 3: "Yagami ____ "

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Midoriya observó a su compañero con preocupación. —... ¿Kacchan? ¿Estás bien...?

— Debo de estar soñando. Seguramente me quedé dormido y no me di cuenta.

El celular del rubio aún no había terminado la llamada, por lo que la menor pudo seguir hablando—... ¿Bakugō, verdad? Creo que lo leí en uno de tus mensajes a tus amigos... Escucha, no estás dormido. Ustedes son las primeras personas que pueden verme.

El rubio se detuvo en el tercer escalón— ¿Qué dijiste? —su voz ahora estaba más alerta y su tono de voz era más grueso. Midoriya inmediatamente supo que la chica estaba en peligro de volar en pedazos—. Okay, mi cerebro no es tan inservible que se inventaría este cuento, por lo que eso significa que has estado atormentándonos desde que nos mudamos hace unas horas.

La chica reapareció en el sexto escalón, directamente enfrente a Bakugō—Oh, sí sobre eso...

Las explosiones volvieron a comenzar— ¡Maldita extra! ¡Intentaste asesinarme!

— ¡¿QUÉ?! —la chica bajó un escalón—. Te empujé desde el quinto escalón, es imposible que te hayas lastimado, yo lo sabría, me he caído incontables veces de estas escaleras.

— A mí me lanzaste una foto

La chica le sonrió apenada— Okay, admito que eso sí pudo darte una contusión. Pero en mi defensa, es un grave delito fantasmal que alguien ocupe nuestros hogares. Es como si hubieran saltado encima de mi tumba o algo así.

— ¿Si nos vamos de aquí dejarás de molestarnos?

La chica los miró apenada—Probablemente no. Verán, hay ciertas reglas fantasmales, constantes, si es como les quieren llamar. ¿No se han dado cuenta de que en todas las historias de fantasmas japonesas debes de visitar un lugar específico para atraer una maldición? Bueno, esto es porque por ley fantasmal, las personas que visiten el lugar en el que moriste se llevan un poco de ti.

— ¡¿MORISTE AQUÍ?! —Midoriya no pudo evitar gritar. La chica se tapó los oídos con una mueca de dolor—. Lo siento...

— Está bien, te la debo por la foto. Y sí, morí aquí. O eso creo... Aunque, ya me han visitado personas antes, y nunca he podido lograr que me vean.

Bakugō inmediatamente prestó atención a sus palabras— ¿Eso crees? ¿A qué te refieres con eso, perdedora?

—¡Hey! No me insultes, aún puedo empujarte por estos tres escalones —la chica le sacó la lengua—. Y a eso me refiero, que creo que eso pasó. No recuerdo nada antes de mi muerte. Solamente sé mi nombre y que yo vivía aquí.

— Pero acabas de decir que tú conoces las caídas de estas escaleras...

Yagami asintió— A veces pasa eso, digo cosas de cuando estaba viva, pero no lo recuerdo vívidamente. No lo sé, es extraño. Supongo que tendrían que estar muertos para comprenderlo realmente.

— No gracias, maldita extra.

La chica rodó los ojos. Abrió la boca para seguir hablándole al celular, sin embargo, en cuestión de segundos, comenzó a volverse más transparente. Las manos de la menor temblaban, sin embargo, pareció endurecerse y les sonrió a ambos antes de desaparecer por completo. En el mismo instante, la llamada de voz se colgó.

Midoriya estiró una mano, como si fuera a detenerla, pero no logró nada más que atravesar el lugar en el que se encontraba la chica.

— ¿Qué demonios fue eso? —Bakugō miró su celular, confundido—. Deku...

El chico se apuró a reafirmar lo que habían visto— Yo también lo vi, Kacchan. Es imposible que ambos hayamos alucinado la misma cosa al mismo momento.

— Maldito nerd, nadie dijo algo acerca de alucinaciones.

Midoriya alzó los hombros— Lo sé, pero eso sería lo primero que se me ocurriría si hubiera visto esto con cualquier otra persona.

— Sí, bueno, yo no soy tan inservible como tú.

Midoriya sabía que la manera en la que Bakugō dejaba ir de su ansiedad era insultándolo. Si bien Bakugō debía de estar constantemente estresado para combatir el envenenamiento natural de nitroglicerina de su quirk, tampoco podía estar tan alterado, ya que era contraproducente. Midoriya lo sabía, Bakugō se defendía mentalmente de cualquier vulnerabilidad por medio de insultos, y no discriminaba entre amigos o enemigos. Él realmente lo sabía, sin embargo, no pudo evitar el dolor que sintió en su pecho al volver a escuchar el tono de desprecio con el que siempre le hablaba el rubio.

Midoriya suspiró, y sin decir nada comenzó a subir las escaleras hacia su habitación.

— ¿A dónde vas?

Sin detenerse, Midoriya respondió— A mi habitación, estoy cansado.

El menor casi se encontraba en la puerta de su habitación cuando escuchó la voz de Bakugō de nuevo. Su tono era mucho más calmado y gentil— Tienes razón —Midoriya se detuvo—. Tenemos que hablar de la manera en la que podemos llevarnos mejor, arreglar nuestros problemas. Y de esta mierda de fantasmas, o lo que sea.

Midoriya se recargó en el umbral de su puerta. Los ojos verdes del chico chocaron con los rubí del rubio, y ambos se mantuvieron en silencio.

—Bien, pero si vamos a hablar, tenemos que hablar —Midoriya se acercó al rubio—. Y me refiero a que realmente debemos de hablar. Vas a decirme exactamente por qué, a pesar de que te he contado todos mis secretos y siempre te he respetado, tú no puedes hacer lo mismo por mí.

— Bien, pero entonces tú me dirás por qué insistes en quedarte a mi lado a pesar de cómo te trato—Ambos siguieron mirándose a los ojos, completamente serios. Finalmente el rubio suspiró—. Tienes razón, ya tenemos diecisiete años, casi dieciocho.

Midoriya asintió— Pronto entraremos a la universidad de héroes, y a las prácticas. Tenemos que saber cómo trabajar en equipo y poder decirnos cosas sin comenzar a enojarnos.

El rubio le dirigió una mirada indescifrable— O llorar.

— O llorar —Midoriya confirmó—. All Might lo dijo en la junta estudiantil. Tú y yo podríamos ser el mejor dúo de héroes que esta sociedad haya visto. Pero debemos saber llevarnos bien.

Bakugō dejó salir aire bruscamente. La espalda ancha del chico también se recargó en el umbral de la puerta. Midoriya lo observó, analizando su comportamiento corporal. Para su asombro, Bakugō no parecía estar enojado, tampoco estaba nervioso por la certera prueba de que estaban viviendo con un fantasma.

—¿Cómo es que no estás más asombrado por aparentemente nuestra compañera fantasma?

— ¿Realmente me estás preguntando eso? —Bakugō suspiró ante la mirada expectante del otro—. Tu quirk puede pasarse de persona a persona, aparentemente puedes usar los poderes de cada uno de los portadores, hay quirks de la categoría "alma", o sea que existen quirks que pueden sacar tu espíritu del cuerpo. A lo que me refiero es que, hemos visto tantas cosas, es casi imposible no creer en lo que acabamos de vivir.

Midoriya sonrió, el lado analítico de Bakugō siempre había sido uno de los lados más atractivos del rubio— Sin contar con que no hay otra explicación. Además, ella lo dijo. Somos las primeras personas que ha logrado que la vean, probablemente, aunque le digamos a Aizawa-sensei, no haya mucho que puedan hacer para sacarnos de esta casa.

— Los castigos siempre parecen ser más importantes que la lección que quieren enseñar —el rubio señaló con aburrimiento—. Además, sin que puedan verla van a pensar que nos lo estamos inventando, o que nos volvimos locos... Lo que sea, ya es tarde.

— Son las nueve de la tarde...

— Como dije, ya es tarde —Bakugō entró a su habitación, emparejando su puerta—. Si tú quieres arruinar el funcionamiento de tu cerebro quedándote tarde, no es mi problema.

—Kacchan... —el ruido en la habitación del nombrado se detuvo—. ¿Mañana podemos hablar de lo que dijimos?

El silencio comenzó a incomodarle. Después de unos minutos, Bakugō habló— Mañana podemos hablar de ello. Y veremos qué hacer con la fantasma perdedora... ¿Yamaguchi o algo así?

Midoriya rio aliviado— Yagami, Kacchan. Yagami ______. 

ɢʜᴏsᴛ sᴛᴏʀʏ [Bakudeku y tú]Where stories live. Discover now