Estaba en una reunión, eso no significaba otra cosa más que hacer sola el aseo del departamento nuevamente.

Maldición

Realmente tengo que trabajar mucho con este sentimiento, si sigo así no hay duda de que pronto me convertiría en una niña de 4 años aclamando a gritos por atención.

—Iré a desayunar con Emi... Si necesitas algo llámame

Susurró un gracias desinteresado al momento en que arrugaba su pequeña nariz y contestaba a las preguntas de sus... compañeros por lo visto.

—Adiós—hablé lo más bajo posible, y salí de ahí.

Todos los días de la semana fueron así desde que Jess encontró trabajo, reuniones sin fin, pendientes sin fin, papeles, estrés, desvelos y café, mucho café.

—¿De nuevo sin desayunar?

Asentí haciendo un puchero, mi humor había decaído un poco con la situación en casa.

—¿Está en el trabajo?—volví a asentir y mis ojos se aguaron.

—¿Quieres que te ayude con el departamento? Puedo hacerlo, le diré a mamá que estaré en tu casa, ella lo entenderá.

Me sentía como una bebé de verdad, odio que me ignore, sé que su trabajo es importante, es su primer trabajo y es valioso para ella, y estoy feliz de que le guste pero no puedo evitar sentirme mal cada vez que me contesta desinteresadamente o de forma fría.

—No, no es necesario, puedo hacerlo sola—mi voz temblaba un poco y por poco suelto las gotas de agua que se estancaban en mi vista.

—Lo creas o no tu departamento es grande Adora, no terminarás tan fácil, necesitas mi ayuda.

Puedo enfrentar eso, pero creo que mi necesidad de atención es más fuerte por lo que acepto.

—Está bien Emi, ahora déjame probar tus galletas.

Abrió la boca sorprendida por mi actuación y me ofreció la bolsa con el postre negándose sutilmemte mientras reía.

La verdad es que si estaba triste por la ausencia de una Jess atenta conmigo, pero debía aprender a ocultar mis estados de ánimo reales o podría ser descubierta fácilmente.

Y si es Emi la que se da cuenta estaré perdida.

—¿Necesitas azúcar Dora?

Asentí y poco después de tomar el sobre que estaba en el recipiente de porcelana lo abrí.

—A veces creo que lo tuyo con ella es algo más que un lazo amistoso.

No me extrañaban sus palabras, a decir verdad... Era pésima mintiendo, mis actitudes eran obvias.

—¿Porqué lo dices? —intentaba hacerme sonar como si no fuese nada relevante para mi, intentaba disimular, no quería darlo todo por perdido, tal vez pueda alcanzar a desviarla del tema.

—No estoy segura—frunció el ceño e infló sus mejillas analizando la situación—pero verte así, sin ánimos, protestando por el inesperado cambio de rutina de Jess y el tuyo, me hacen querer cambiar el contexto de la situación.

—¿A que te refieres con eso?—la intriga estaba al mando de mi ahora, necesitaba respuestas.

—Tan solo mírate—río nerviosa y movió su mano hacia mí—estás enfadada, molesta y triste, en tu vida te has puesto así, ni siquiera con un miembro de tu familia... —Escucho atenta sus palabras, me siento desconcertada por lo que me está diciendo.—Y cada vez que pelean es lo mismo, se ignoran por días, se culpan de todo, se alejan lo más que pueden, y evitan dormir en la misma cama... ¿Ah cuántas veces han destruido el piso de su departamento por sus peleas absurdas? pobre piso—está tan ensimismada mientras las frases salen de su boca, sacude su cabeza de un lado a otro mientras ríe—pobres camas. Pobres de ustedes. Realmente parecen una pareja.—finaliza.

Mi cabeza se retuerce por lo que acababa de escuchar.

Diablos.

¿Realmente parecemos una pareja?

¿Lo somos?

Daría todo por que lo que dice Emi fuera verdad.

Me encantaría llegar un día al colegio, a su casa o a cualquier otro sitio y decirle que discutí con mi novia, que discutí con Jess, contarle mis planes y decirle lo mucho que la amo, que estoy encantada con ella desde el día uno, que salimos a algún lugar, que cené con ella, contarle todo.

Pero esto no es así, las cosas son totalmente diferentes, a pesar de que el punto de vista de Emi es el que yo quiero que tenga, la realidad es otra.

Una realidad en donde tengo que convencerla a ella y convencerme a mi que lo que quiero que piense no es lo correcto, que Jess tiene a otra persona, a alguien a quien ella ama, a alguien a quien no considera solo su amigo.

—Pero asumir algo de la vida de alguien ajeno a mi está mal, así es que se lo dejo a su criterio señorita James

Traté de ofrecerle una sonrisa amistosa pero por su expresión creo que fue una mueca más bien.—¿Y que haremos después de limpiar tus miserias?

Engullí el último pedazo de tortilla que se encontraba en mi plato y contesté a su pregunta—¿Te parece si vamos por unos rollos de sushi al términar? Luego iremos a la casa de mi madre, extraño mucho a mi familia. Si es que quieres ir claro

—Porsupuesto que quiero, hay un reto de supervivencia en el amazonas que debo concluir con bebé Harry—se levanta de un salto y desde el segundo piso en el que se dirigió, me da aviso de que está preparando todo para irnos.

—Pasaré a tu baño—alzo un poco la voz para que me escuche.

Me da su aprobación y corro al baño de visitas.

...

Nunca pensé que decirle a Emi que limpiara el piso de mi recámara  causaría un poco de problemas...

Había limpiado unas 3 veces, pero había un espacio en medio de la habitación que estaba sucio y no se podía limpiar.

No sabía si llorar o reírme de sus intentos de hacer desaparecer el agua sucia de las puntas de las sábanas.

—¡No te quedes ahí mirando Adora! ¡Necesito ayuda!—envié mi estado de shock a los rincones más oscuros de mi cabeza y me apresuré en ayudarle.

—Se te salió de las manos al parecer—me estaba burlando de ella con descaro mientras que Emi corría a la cocina por unos trapos para secar el desastre.

—Oye Dora ¿Se puede saber que está sucediendo, estoy en una junta con los de la empresa y sus gritos no me dejan escuchar nada de lo que...?

Jess tenía sus audífonos puestos y su celular en mano mientras se encaminaba a reclamarnos por nuestro alboroto.

Detuvo su caminata cuando alzó la vista y se encontró con tan grandioso espectáculo.

Trozos de tela encima del tocador, encima de las camas, en el piso, arriba del espejo, las sábanas sucias por el agua de los cubos que se usaron para limpiar el piso. En fin, todo un show.

—No me jodan—habló lentamente y con los ojos abiertos.

—Adora, aquí hay más trapos, toma—recibí uno y comencé a quitar los otros que ya estaban sucios, los coloqué en un cubo que estaba vacío y empecé a secar mientras Emi guardaba las sábanas sucias en una bolsa de basura. Creí haberle enseñado en donde estaba el canasto para la ropa sucia.

De reojo veía a Jess sacudir su cabeza y colgarle a los de su trabajo discretamente e inclinarse hacia Emi para pedirle uno de los trapos secos.

Al menos logramos despegarla de su computadora.

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Un capítulo cortito pero con mucho amors, nos vemos en el siguiente capítulo, y felices fiestas 🎄

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