Un cuervo en mi ventana

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La noche se alargaba hasta la eternidad, en una pequeña silla contemplo el frío y negro manto.
En la rama junto a mi ventana se posa un cuervo y abre su pico,
Pareciera que de él sale un mísero llanto.

Me pongo de pie, el negro animal se confunde con su alrededor y solo sus ojos me siguen por la estancia.
Intento alejar al pájaro, incluso golpeo la ventana.
Poco a poco me rindo, ahuyentarlo no tiene importancia.

En la calma de mi cuarto, contemplo a un cuervo, negro, que grazna y llora.
Esa ave perturba mi paz, dejó que así sea y me sumo en una cavilación:
No puedes convertir el graznido de un cuervo en una melódica canción.

Poemas de una chica sin vozWhere stories live. Discover now