Wonwoo
—¿Sabes que acabamos de ganar el título nacional, verdad? —comenta Jihoon por centésima vez la última hora. Tenía esa sonrisa tonta de rey del mundo que había estado llevando toda la noche. Incluso después de los cuatro chupitos de vodka que había tomado.
—Sí, lo sé. —Mi tono es distraído mientras paso la mirada por la multitud, el acalorado bar que habíamos elegido como sede para la celebración. La bebida del bar del hotel era ridículamente cara, así que decidimos aventurarnos a otro sitio esta noche. Y de acuerdo con la búsqueda de Donovan Yelp, este pequeño bar tenía las bebidas a mitad de precio los sábados por la noche y aparentemente no saben a pis.
Aunque no me importaba una mierda cómo supiese el alcohol. Sólo estoy interesado en sus efectos. Quiero emborracharme. Quiero emborracharme así no tengo que pensar en lo muy jodidamente idiota que soy.
La voz de Jihoon me saca de mis pensamientos tristes.
—Entonces deja de enfurruñarte como una perra —ordena—. Somos campeones nacionales, hombre. Aplastamos a Yale esta noche. Jodidamente los eliminamos.
Lo hicimos. El marcador final fue 2-0, a favor de Northem Mass. Barrimos el suelo con nuestros oponentes y debería estar feliz por eso. No, debería estar increíblemente extasiado, es para lo que nos entrenamos todo el año, y en vez de saborear la victoria estoy demasiado ocupado estropeándolo con el hecho de que Kim tiene novia.
Sí amigos, Kim Mingyu es hetero. Sorprendente.
Pensarías que para ahora ya habría aprendido mi lección. Pasé seis años esperando que tal vez la atracción no fuese unilateral. Tal vez un día, de repente, el interruptor pudiese apagarse y pensase como Umm, Won me atrae muchísimo. O quizás entendiese que juega en ambos lados y decidiese tomar un paseo en el lado de los chicos.
Aunque ninguno de estos planes ha salido bien. Y nunca lo harían.
A mi alrededor, los chicos ríen, bromean y resumen sus momentos favoritos del partido de esta noche, nadie nota que no estoy diciendo nada. Mi mente sigue volviendo a Mingyu y su novia y la follada que había interrumpido ayer.
—Necesitamos otra ronda —anuncia Jihoon, buscando en toda la habitación a nuestra camarera.
Cuando la noto detrás de la barra, abruptamente echo mi silla hacia atrás.
—Iré a pedirla —digo a los chicos y entonces me alejo de la mesa antes de que nadie pueda preguntar por qué de repente me vuelvo tan caritativo.
En el bar, ordeno otra ronda de chupitos para el grupo, luego apoyo los antebrazos en la manchada barra de madera y estudio las botellas de los estantes. He estado bebiendo cerveza toda la noche, pero no está haciendo su trabajo. Necesito emborracharme. Necesito algo más fuerte.
Mi estómago se aprieta cuando mi mirada aterriza en una brillante botella de bourbon. La bebida elegida por mi padre. Pero el bourbon que él compra es mil veces más caro que la botella en este estante.
Paso la mirada al grupo de botellas de tequila.
Kim había estado bebiendo tequila la otra noche.
Muevo la mirada otra vez, Jack Daniel's.
Ah joder. Es como si todas las botellas de este bar estuviesen llenas de recuerdos.
Antes de que pueda pararlo, mi memoria recuerda el último día en el campamento, a la petaca de plata que le había pasado a Kim y la pregunta burlona que le arrojé.
