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Sin querer comencé a ir todos los días olvidándome por completo del festival, aunque no del todo ya que la florería estaba ubicada en ese callejón, es solo que no salía a disfrutar de este por estar en la florería. La señora Yamamoto me recibía siempre con felicidad, mientras que el chico parecía ignorar mi presencia.

La señora me invitó a ser ayudante en la tienda, y es que era cierto, tal como me lo dijo, había estado yendo todos los días a su tienda sin hacer nada más que invadir su espacio. La verdad pensé mucho sobre lo que me propuso pero decidí rechazar su oferta, y es que no es que no quisiera trabajar ahí, es simplemente que va a llegar un punto en el que tenga que dejar de ir.

Le agradecí su oferta y ella solo me sonrió, a lo que después me dijo que se veía que me gustaba mucho estar ahí, y que no iba a preguntar el porque había rechazado su oferta, pero que mientras tanto podría enseñarme a hacer algunos arreglos y mientras me podría aprender los distintos tipos de flores con Akaashi. Accedí con la cabeza pero igual no quería.

Akaashi... los únicos momentos en los que interactuábamos un poco era de camino de regreso a mi casa y yo sabia que el lo hacía por petición de la señora. Pensé mientras que caminábamos de regreso a casa...

AKAASHI: ven el domingo a las 2:00 de la tarde.

Me quede algo paralizada, y es que nadie nunca me había invitado a salir, y no me refiero a una cita, si no en una salida de amigos.

Estuve esperando a que se terminara la semana lo más pronto posible para poder reunirme con Akaashi, aunque tampoco quería que se llegara el fin de semana.
Estaba nerviosa ya que nunca había salido con alguien que no fuera alguien de mi hogar.

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Cuando por fin se llegó el día los nervios me invadieron, comencé a pensar demasiado en todo y nada a la vez y sobre el que tal vez era mejor si no iba, aunque tampoco lo quería dejar plantado, pero pues sin darme cuenta ya estaba parada frente la puerta de la florería.
Intente entrar muchas veces pero no podía siquiera tocar el cerrojo, caminé de un lado al otro, mire hacia la ventana para ver si me veías pero cada que nuestras miradas casi chocaban simplemente me escondía. Me tomo mucho tiempo saber que hacer, tanto que ya eran las 6:00 p.m., me sentí brutalmente mal, seguro pensaba que lo había dejado plantado, o tal vez que no quería verlo.
Pero eso no fue lo peor, lo peor fue cuando mi corazón se detuvo. Cuando iba a entrar por fin, Akaashi apagó el cigarrillo que estaba fumando en su balcón, apagó todas las luces de la tienda y se fue. Mientras tanto yo solo seguía escondida lamentándome no haber tenido el valor de haber entrado al lugar.

Dumb hoodieWhere stories live. Discover now