Capítulo 5.

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|:(|

¿Cómo podía dejar de pensar en él? No entendía porqué su mente se enfrascaba en repetir todo lo que sabía de él una y otra vez.

Se supone que la ida a casa de su abuela era para dejar de pensar en él y superarlo de una vez por todas, pero no podía, lo intentaba y no lo lograba. Y es que ya estaba completamente enamorado de su mejor amigo, lo amaba con todo su ser, e inevitablemente eso hacía doler su corazón.

¿No pudo haberse enamorado de alguien más? Tenía que ser él, de entre tantas personas, tenía que ser Jeon Jungkook el dueño de sus más profundos pensamientos.

Habían pasado dos semanas más estando con la compañía de su abuela, la anciana ahora parecía su hermana gemela. Todo lo que el se ponía, ella lo imitaba con diversión. Así que la enseñó a peinarse, la enseñó a maquillarse y la enseñó a juntar los accesorios para sus tipos de outfits. Como era un chico fuerte, hizo un trato con la vecina que pintaba uñas, él limpiaba todo su patio y ella le hacía las uñas a su abuela, él quizás solo se aplicaría un brillito.

Entonces durante las semanas, mantenía a su abuela como una reina y a el como un príncipe, de lo único que no se salvaban era de cocinar.

Luego del almuerzo exquisito de su abuela una llamada llegó a la casa, sabía que era su mama así que le atendió inmediatamente, suspirando antes de responder mientras la anciana se sentaba frente a él.

—Mamá.

Jimin, mi amor, ¿cómo están? ¿Mi mamá? Cuentame.— Preguntó a través de la línea.

—Estamos muy bien, lo estoy disfrutando mucho, la compañía de la abuela siempre me hacia falta.— contó por encimita.

Eso lo sé, ¿qué has hecho?

Que no había hecho.

—La he ayudado en casa, hemos hablando mucho y también e podido pensar con calma.

¿Aun seguirás con la idea de quedarte por tres meses?

—Si, la abuela me necesita.— al otro lado del sofá la anciana hacia señas negativas, haciéndolo frustrar y reír a la vez. La mujer no se ponía de su lado, ella creía que debía afrontar todo y ya.

Él no ha dejado de venir...

Su corazón dio un vuelco, latiendo frenéticamente en su pecho.

—Mamá...

¿Por qué haces esto si sabes que no funcionará igual? Esta demacrado...—. Un dolor se instaló en su pecho, sus ojos se cristalizaron.

—Si sabes lo que me pasa ¿por qué no entiendes que es lo mejor?—. Preguntó en voz baja. Su abuela se sentó a su lado, acariciando su espalda con ese cariño maternal.

—Lo que yo hago más es entenderte, mi amor, pero así no se solucionan las cosas, no puedes huir de tus problemas, tienes que enfrentarlos.— dijo lo mismo que su abuela le había estado diciendo desde que llegó.

—Aun no puedo...— susurró— necesito más tiempo para poder decírselo a la cara, mamá.

No dejes que el tiempo vuele, él es un ser humano y se cansará de esperar por ti.— lo sabía, él más que nadie sabía que Jungkook no lo esperaría más que para conservar su amistad, pero estas conversaciones con sus mamás le estaba haciendo asimilar rápido que la vida no era justa y que aunque el miedo estaba presente debías ser valiente.

—Gracias...— sin poder escuchar más la voz de su madre le tendió el teléfono a la abuela y salió corriendo a su habitación. Necesitaba pensar en que hacer.

Ahora se sentía contra la espada y la pared. ¿Y si cuando volvía Jungkook ya no quería ni siquiera ser su amigo? ¿Y si cuando volvía ya nadie quería ser su amigo?

Le había fallado a Yoongi, a Hoseok, a Taehyung, a la pareja Kim y a Jungkook, también a su madre por no contarle la verdad, aunque deducía que la mujer ya estaba enterada.

Se tiró a la cama, sollozando sobre la almohada.

—¿Qué hago?—. Se susurró entre lágrimas. No quería perderlo, pero tampoco quería obligarlo a llevarse con él si cuando le confesara todo el chico lo tomaría por raro.

...

Dos días después su abuela lo fue a buscar al jardín trasero, donde se encontraba cortando leña para bajar el estrés y dejar de pensar tanto.

—Hombre, me gusta verte trabajar esos brazos.— la anciana le dijo divertida. Jimin bufo una risita, parando de cortar la madera.

—¿Sucede algo?

—Hice el almuerzo, deberías ir a darte una ducha para ir a comer.— pidió amable. Jimin sonrió asintiendo. Sacó los guantes y quitó sus botas yendo junto a la anciana al interior de la casa— Huy, hueles a mono.

El pelirosa soltó una carcajada. — ¿Has tenido un mono alguna vez en tu vida, para saber a qué huelen?

—No... Pero así dicen en las telenovelas de la televisión.— se encogió de hombros— Y usted niño, vaya a darse una buena ducha o apestará en la mesa.

—Ya voy, ya voy...— farfulló enfurruñado, yendo pisos arriba a su habitación.

Quitó toda su sucia ropa y se metió a una ducha tibia, lavo su cabello y se aplicó todas sus cremas. Se vistió uno de sus conjuntos ligeros, aplicó un poco de gloss en sus labios y peino su maraña rosa añadiendo un dije a el. Se aplicó un poco de perfume y bajó oloroso para que su abuela lo alagara.

Más cuando llegó a la planta baja su corazón bombeo fuertemente en su pecho y su cuerpo se quedo estático mirando los ojos de la persona que más amaba en su vida.

El azabache estaba sentado en la mesa y al verlo se levantó rápidamente, abriendo sus ojos al detallar su figura. Jungkook tenía ojeras bajo sus ojos y su cabello no lucía tan vivo como cuando lo dejo hace tres semanas.

Ninguno supo que hacer o decir. Jimin sentía una opresión en su pecho, y Jungkook podía sentir lo mismo.

—Jungkook...— susurró el pelirosa.

—Jimin...— el azabache sonó aliviado. ¿Quizás por haberlo conseguido? O ¿Porque había descubierto lo que sentía en su interior al verlo? Sea lo que sea, estaba ahí, frente a la persona que más lo conocía en la vida.

[☁]

My sweet boy➸Kookmin©Where stories live. Discover now