Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)

C A P Í T U L O 8

Todo paso muy rápido en cuestión de segundos sentí los labios de ______ encima de los míos.

Su beso era delicado, suave y lento, ella sabía a whisky con un poco de menta, es raro pero se sentía maravilloso.

Su colonia invadiendo mis fosas nasales, ella olía a un perfume caro, vainilla y un toque tal vez de cereza.

Nuestros labios se hunieron perfectamente, nunca pensé que ella podría besar tan bien, en minutos nos separamos por falta de aire.

_____ dejó su frente pegada a la mía, nuestras respiración agitadas, nos miramos a los ojos y sonreímos, fuimos separándonos poco a poco.

Ella entreabrio sus labios para hablar pero un toque en la puerta interrumpió.

—Madelaine, te necesitamos para la escena de la pelea, rápido por favor—informó Scott.

—Sí, claro, voy—volví a mirar a ______ sus lindos ojos mirándome con un brillo de alegría, una sonrisa genuina en su precioso rostro—Tengo que irme pero—

—Tranquila, lo hablaremos con calma—asentí, camine hacia ella otra vez y deje un corto beso en sus labios para salir de mi camerino.

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Luego de una hora de grabación y de haberme alistando con ropa cómoda para ir buscar a _____ y hablar con ella, no la encontré por ningún lado, Sadie dijo que la vio salir no hace más de veinte minutos, le enviaba mensajes y llamaba y su celular estaba apagado.

¿Se arrepintió de besarme?

¿No sintió nada?

______ Williams

Llegue a casa con una felicidad que no cabía en mi cuerpo, Davina estaba en la sala pintando sus uñas.

—Hasta aquí llega tu alegría—me senté a su lado—¿Qué sucedió?—

La mire por unos segundos con la sonrisa boba que traía desde que salí del camerino de Mads.

—Madelaine y yo—hice una pausa—Nos besamos—solte rápidamente.

Davina abrió su boca en una perfecta "O" y se llevó una de sus manos a ella.

—¡¿Qué?! ¿Cuando? ¿Como?—dijo emocionada.

—Hoy—respondí—Fue en su camerino.—

—¿Qué pasó después?—pregunto con una enorme sonrisa.

—No pudimos hablar, interrumpieron, dije que la esperaría y que hablaríamos después pero no lo sé.—

—¿Qué sientes por ella? ¿Es solo atracción física? ¿O te gusta?—tome una gran bocana de aire y exhale despacio.

—Realmente me gusta, bueno no sé si es así, es que—suspiré—Lo que siento por ella, jamás lo había sentido por alguien—me quede pensando un momento y chasque mi lengua—Me gusta en forma sexual pero me encanta su forma de ser, me gusta como me siento segura con ella o simplemente como me gusta cada cosa, desde sus defectos hasta sus virtudes. A veces puede ser tan irritante con sus preguntas y otras puede ser lo más tierno del mundo—explique.

—Ahí esta—dijo haciendo reverencia con sus manos—Tienes que decirle eso, tienes que confesarle que la quieres, se nota que es mutuo, ______ mereces ser feliz, nada me haría más alegre que verte sonreír a diario y no con tu máscara de frialdad, porque no eres eso ¿comprendes?—tomo mis manos entre las suyas—Vamos a arreglarte y después iras a su departamento y le dirás todo ¿bien?—

—¿Y si nos equivocas D? ¿Y si no es mutuo?—dije insegura.

—Tienes que arriesgarte, si ella no siente lo mismo, ______ voy a estar aquí, esperándote para apoyarte, con tres litros de helado y películas románticas, siempre estaré aquí—las palabras para explicar lo que sentía y pensaba sobre mi mejor amiga, era que ella era una de las personas más nobles del mundo y la amo con todo mi corazón.

Siempre ha estado para mí y siempre seguirá estando a pesar de todo.

—Por esta vez voy a hacer lo que dices, niña perdida—nos levantamos del sofá y fuimos directo a su habitación.

-

Estaba al frente de la puerta de el departamento de Madelaine, toque sin pensar y en segundos ella me abrió.

Su cabello estaba en un modo desordenado y no tenía nada de maquillaje, estaba en pijama.

—¡Ey! ¿Puedo pasar?—

—¿Por qué no avisaste que vendrías?, ¡Dios! ¡Que vergüenza recibirte en estas fachas!—dijo tapando su cara.

—No te preocupes, vengo a hablar de lo que paso—asintió y se hizo a un lado para que pasará.

Me dirigí a la sala y me senté en el gran sofá, Madelaine me siguió y le hice un gesto para que se sentara a mi lado y así lo hizo.

—Soy toda oídos—dijo seriamente.

Me quede mirandola por unos momentos, sus ojos reflejaban intriga y nerviosismo, entrelanze nuestras manos—¿Te he dicho lo hermosa que eres?—ella no dijo nada—Claro que sí—bufé y evite su mirada—Me gustas, me encantas en realidad—hice una pausa y volví a sostenerle la mirada—Yo te quiero, Madelaine Petsch —confesé.

Ella se mantuvo en silencio por unos minutos que me parecieron eternos y después pude sentir sus labios contra los míos otra vez, su sabor a cereza me encanto y su perfume olor a fresas inundó mi nariz, nos separamos lentamente, nos miramos directamente.

—Tú a mi igual—admitió, juro que me sentí tan bien cuando lo dijo—Te quiero, _____.—

Y si esa tarde nos quedamos en su sala viendo películas y hablando de muchas cosas, menos del tema de mis padres y Allison, hablamos de nosotras y los muchos sonrojos que le saque a la zanahoria.

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