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[T/n]
Las lágrimas se deslizaban sin control alguno por mis mejillas, pero una de ellas me ardía un poco por el corte que ya hace en ella.
Podía sentir la adrenalina y miedo hacer estragos en mi cuerpo, el cual está tembloroso por los pequeños sozollos amortiguados con mi mano.
Él había regresado, me encontró hablando con un abogado, lo que provocó su furia y me volvió a golpear.
Personas que conocen este tipo de casos dirán, ¿Por qué no huyes o lo demandas?, Pues la repuesta es fácil, sin pruebas, todo es falso, y también es más fácil decirlo que hacerlo.
Pero desde que conocí a Andy, él me apoya sin importar que, recolecta la mayor pruebas posible para ayudarme con esto, mentiría si no dijera que siento un pequeño atracción por él.
Él no ha dejado de seguir cada paso cautelosamente, solo para lograr ganar mi caso, pero mi miedo a que Angel fuera capaz de hacerme si se entera.
- ¿Te encanta provocarme? - el sonido de su voz me hace temblar, toma con fuerzas de mi cabello - Espero no volver a ver a ese maldito por acá.
- El único maldito por acá, eres tú - no se de donde logré decir esas palabras, pero solo hice endurecerlo más.
- No me hables así, perra - me arroja con fuerza al suelo - No eres nadie para hacerlo.
Sale de la casa, quedó en el suelo llorando con fuerza, esto no era real, era una maldita pesadilla, de la cual posiblemente no tenía escapatoria.
Siento como la puerta se abre, cierro con fuerzas mis ojos pensando que era él, estaba esperando el primer golpe pero en su lugar, sentí una leve caricia en mi mejilla.
- T/n...- ese susurro hace que todos mis nervios se pongan de punta, hace querer estar en sus brazos y sentir la misma paz que me da sus ojos, pero él ya tiene a alguien a quien darle paz - Está todo bien.
Dejo vencerme por el cansancio, cierro mis ojos, y lo último que veo es su rostro cubierto por esa barba que tanto ama.
No sé cuanto dormí, pero al abrir mis ojos, soy cegada por la luz blanca del lugar, cierro ambos y los abro de apoco, pestañeando varias veces.
Una pequeña molestia en mi nariz me hace remover un poco, el olor a alcohol y medicamentos me hace hacer una mueca, de nuevo en el hospital.
Suelto un sonoro suspiro, y recuesto mi cabeza frustrada en la almohada de la camilla, siento un peso en mi mano, que me hace mirar en esa dirección.
