—¡Gracias!—La chica se subió al carro bajo la mirada de la pelinegra, quien ahora se encontraba preocupada.

¿Su amiga estaría bien?, ¿Le habrá pasado algo en el camino?, con temor nuevamente vio su teléfono y entro en la sección de noticias para verificar si había pasado algún accidente en el cual podría haber sido víctima su amiga, pero al ver todo despejado, ciertamente se tranquilizó, soltando un suspiro levantó la mirada nuevamente mientras dejaba en el suelo su maletín para no cargarlo en vano, miró a los alrededores para buscar si había algún destello del carro de su amiga pero no hubo absolutamente nada, ¿y si la habían secuestrado?, últimamente los casos de feminicidios y secuestros a la mujeres y muchachas había aumentado demasiado, y pensar en la posibilidad de aquello la hizo sentir terrible.

Con desesperación empezó a buscar el número de su amiga para empezar a marcar, llevo su teléfono al oído y espero, los tonos de llamada iban sonado, sonaba y pasaban los segudbss hasta que sonaba el otro, y así consecutivamente hasta que aparecía la voz de la operadora, donde ella colgaba la llamada y volvía a realizar una llamada tras otra llamada sintiendo el terror de perder a su amiga.

—La llamada se cobrará al terminar...

Lauren colgó la llamada y se quedó mirando la pantalla con nerviosismo. No la llamaría nuevamente, ya iban más de nueve llamadas, así que entró a su contacto y empezó a mandar mensajes de si todo estaba bien y que pasaba.

—Mierda, Verónica, más te vale estar bien—Susurró con temor viendo como los mensajes se enviaban pero estos no eran leídos.

Pasaron varios minutos en donde ella había tomado de nuevo su maletín e iniciado su caminata, tal vez había olvidado pagar su compañía y no tenía saldo para mandar mensajes, apenas cruzo la calle de la escuela para iniciar camino a su departamento, su teléfono vibro en su bolsillo, y ella inmediatamente paró y con desesperación lo saco, había un mensaje de voz por parte de su amiga. Entro al chat y le dio clic al icono de escuchar llevandoselo al oído para escuchar mejor sobre el ruido de la gente y los carros.

—Uhm... Amiga, perdoname mucho, pero no podré ir por ti—Su voz nerviosa alteró a la ojiverde—Me salió una reunión a último momento, tendrás que caminar—Lauren pudo respirar en paz, su amiga estaba bien— ¡Prometo recompensarte!, y respondiendo a tus mensajes, sí, si estoy bien, no te preocupes, solo demasiadas reuniones el día de hoy, me tengo que ir, nuevamente perdón—El audio terminó dejando a una ojiverde más calmada al saber que su amiga seguía viva.

Con más calma presiono el micrófono en el chat para mandarle un audio a su amiga.

—¿Sabes?, eres una perra desgraciada—Insultó mientras volvía a iniciar su caminata—Me hubieras avisado antes, me diste un susto de muerte pensando que te había sucedido algo, me preocupe en vano, perra—Bufó y cortó el audio de voz volviendo a guardar su teléfono para acomodar con esa mano su mochila de guitarra, la cual amenazaba con resbalar.

Estaba pasando por un callejón extraño que sus amigas le recomendaron tomar para despistar a los paparazzi y las locas fans de su lunática esposa, ese callejón era un jodido laberinto pero gracias a la dirección que tenía anotado en su teléfono, no se perdería.

Con la cabeza gacha mirando su teléfono, estaba por dar la vuelta en una de las muchas callecitas del callejón, cuando una mano tomó su muñeca y la jaló hacia esa persona, ella por terror, tomó esa mano, y usando toda su masa corporal, empujó a la persona acorralandola en la pared guiando su otra mano a su cuello para simplemente ahorcar, no le importó que su teléfono cayera ni que si maletín al caerse se abriera, se trataba de morir o vivir.

Quién la había tomado soltó un quejido amortiguado de dolor cuando su espalda de estrelló contra el duro y rápido cemento de los callejones, sintiendo la presión casi mortal en su cuello y en su brazo.

Buscando a mi esposaWhere stories live. Discover now