Capítulo 11

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Martes 31 de diciembre del 2014 (22 hrs)

Con el ruido estrepitoso que provenía de afuera, no logro siquiera pegar los ojos y conciliar el sueño plácidamente. Me levanto de la cama, ignoro a mi pijama y mi informalidad, oh vamos, es casi media noche y año nuevo, solo quiero algo de paz en mi hogar.

Abro la puerta que es principal para mí, que da rumbo al patio delantero y de ahí a la carretera. No encuentro el aventador que el genio me regalo, con quien de hecho, no le he visto en estos días, más que en sueños y pesadillas.

¡Eso! No veo al Lamborghini, pero veo a un atroz y noble caballo negro, relinchando y expulsando humo de su nariz. Me acerco a el y delicadamente le acaricio, obteniendo enseguida como consecuencia su sosiego. Es magnifico. Su piel es oscura como la noche al igual que su cabello largo y lacio. Simplemente esplendido.

Se sacude bruscamente y se inclina. Se queja nuevamente luego de unos segundos. Me monto en el, y comienza a avanzar a paso lento hacia alguna dirección desconocida.

El frio y la niebla nos recorren, pero tal parece que al caballo no le afecta en absoluto, en cambio a mí, voy encorvado hacia enfrente, sujetando la cobija con gran intensidad haciendo parecer que llevo una capa, como todo jinete.

Traspasamos un bosque, la luz de la luna es nuestra única guía para no perdernos en la penumbra. Atravesamos arbustos, troncos, animales salvajes y muchas otras cuantas peculiaridades.

Este sitio es completamente incognito para mí, pero siento como si ya hubiese estado aquí. Claro, este es uno más, uno de esos sueños que se han prolongado en estos últimos días del año, y que estoy seguro de que el genio no tardará en aparecerse.

El corcel sigue su rumbo, y al dejarse ver el último pino del bosque, se asoma una pequeña y antigua cabaña, que por sus luces encendidas, asumo que alguien habita en ella.

De un salto desciendo del caballo, y me quedo cerca de este, sin soltarlo de la correa.

—Se aproxima un ciclón —Dice—Te encomiendo que te afilies en aquel refugio, si subsistir es lo que quieres.

Me petrifico al escucharlo. Es indudable que todo esto es emanante a mi imaginación, y al sueño de en este momento tengo. Me dejé llevar por un instante, pero me pongo rígido y lo tomo al natural.

— ¿Me trajiste hasta aquí para cubrirme de la lluvia? —Pregunto —De ser así, en mi hogar estaría de maravilla.

Relincha, disgustado ante mi comentario. —Es posible que te encuentres amparo allí por un breve periodo, pero mientras más te veles, sumo se forjará el adverso.

No comprendí sus palabras, pero asiento, aceptando su patrocinio.

— ¿Qué hay de ti? —Inquiero.

—Estaré bien, no acongojes por mí. —Arguye —Me condenaré a mi mismo si algo te acontece. Anda, resguárdate. —Señala a la cabaña con su hocico.

Con las palabras ‘’A mi mismo’’ terminé de darme cuenta de que es macho. Ya lo sospechaba desde antes, pues una hembra no tendría una voz ronca y fuerte como este.

— ¿Cual es tu nombre? — interrogo. Con un hilo de esperanza por sabe algo de este, solo niega, relinchando otra vez, ya encrespado.

—Mi epígrafe no es transcendental en esta coyuntura. Evádete ahora mismo, si no exasperaré.

—De acuerdo. Tampoco hay que ser tan dramático, por D…

— ¡Ni te atrevas! — expresa

Me adentro muy modestamente a la pequeña cabaña. Huele a café y madera chamuscada que provenía de una chimenea que mantiene cálida a la casita.

Las maravillas de un genioWhere stories live. Discover now