Me comía todas las verduras con la esperanza de crecer, pero bueno, no me quejo o tal vez si un poco.

Cerré mis ojos y me dormí antes que Felipe comenzará a cantar otra vez.

Europa

Podía sentir que me llaman desde lo lejos, miré buscando de dónde venia la voz, pero nada, seguí caminando por el bosque hasta que un lagarto gigante perseguía a Felipe.

—¡Felipe! —grité, pero mi voz no salía

El pobre gallo corría y me abandona

—Te haré sopa, maldito gallo traidor —cada vez el lagarto gigante se acercaba

No le tenía miedo a los bichos, pero a los que eran más grandes que un elefante, si

—¡Despierta!

Abrí los ojos sobresaltada

—¡¿Qué te sucede, mocosa del demonio?! —La intenté sujetar, pero se movió más rápido

—Mamá te pide que vayas a comprar dónde Jonathan

—¿Qué cosa?

—Hay una lista en la mesa, tonta

—Te jalare las trenzas como si fueran riendas de caballo. —amenacé

—Te acusaré

—Hazlo, pero el jalón ya lo tendrás. —sonreí

—Eres una odiosa.

—No me importa —me burlé—No tienes amigos ¿verdad?

Me miró feo y yo le saqué la lengua

—Madura, Europa, madura —se dió media vuelta y se fue

—Madura, ¿Madurar yo? —Me levanté y busqué un abrigo

Me arreglé mi cabello y un poco la cara, me coloqué una bufanda roja y un gorro porque no quería ver a nadie y no quería que nadie me viera, iba a ir de modo espía, pero a mi estilo.

Quería ser espía, no parecer ladrón de película, toda de negro con apariencia sospechosa.

—Hija, ¿Ya te vas? —preguntó sin mirarme

—Si, ¿Esta es la lista?

—Si, ¿tomarás el tren?

—Depende, ¿Las necesitas con urgencia?

—Algo, mejor ve en tren

—Puedo ir en bicicleta

—No, no, ve en tren.

—Esta bien

Tomé el dinero y salí de la casa casa directamente a la línea del tren

El destino había sido quisquilloso, me había jugado una mala pasada, no había vuelto a ver al hombre que conocí en el vagón del tren, a pesar de subir todos los días, no había ninguna  señal de vida, a pesar que  había recorrido todo el pueblo.

Mi abuela me había obligo a quedarme ese día, asi que no me puede regresar en el mismo tren.

Tuve que haberle dicho mi nombre, pero pensé que sería como en los libros o las peliculas.

Bueno ahora sabía que la vida no me sonreía, cupido no me tenía en su lista, era un bastardo.

Llegué a la estación del tren y me senté en el último vagón con las esperanzas en el suelo.

—Disculpe, ¿Está disponible? —levanté mi vista y asentí

En todo el camino me limité a mirar por la ventana, el invierno se iba poco a poco, los días eran los mismos siempre, la misma rutina, sin diferencia alguna. Tenía miedo que no fuera a cambiar nunca.

Cuando te vuelva a ver[Borrador]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon