Capítulo 2: La pedida ❤︎

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estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
Romanos 1:29

estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;Romanos 1:29

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Un día antes de lo ocurrido 

15 de agosto 

3:00 am

Son las tres de la madrugada cuando el teléfono se apaga por falta de batería. Estoy bailando en un club. La música a tope me aturde, pero mis pensamientos son nítidos. Un chico se acerca y sonríe. Tiene una belleza extraña en sus ojos oscuros, una mezcla entre lujuria y rebeldía. Una larga mecha blanca destaca en su flequillo.

No puedo dejar de pensar en aquellas fotos. Iván va a casarse con otra. Y yo estoy enamorada de él.

Mi cerebro repite una y otra vez las imágenes de la pedida de matrimonio. Fue de ensueño. Leonor llevaba un vestido añil y en conjunto con su cabello color fuego le quedaba divino. Iván, su novio, le pidió matrimonio. El muy estúpido ha olvidado que solo llevan saliendo cinco meses. Pero claro, él es así. De decisiones firmes.

—¿Cómo te llamas? —Pregunta el chico que se me ha acercado.

—Ashley. 

—Encantado, soy Joaquín.

—Lo mismo digo.

Continúa bailando junto a mí. Las luces y la música me animan a ir a la barra. Saco el teléfono. Maldigo que  se haya quedado sin batería. Él me sigue.

Las imágenes de Iván sonriendo vuelven. Me apoyo en la barra. El barman me pregunta qué quiero. Elijo un chupito de vodka.

—Estás preciosa —susurra en mi oído el tal Joaquín. Espero a que el barman me entregue lo que pedí.

—Lo sé. —digo levantando los hombros mientras muevo ligeramente la barbilla hacia adelante.

Levanta una ceja y se ríe.

Me llevo a la boca un sorbo y arde como fuego. Es el primero de la noche. El chico habla, pero no lo escucho. Una nueva canción comienza a sonar y la mujer que está a mi lado canta alto y mal. Su voz rechina en mis oídos.

Una voz muy distinta a la de Sharon: perfecta. Recuerdo a los VIPS, mi exgrupo de amigos de la universidad. Solíamos estar muy unidos, éramos seis: Sharon, Iván, Juan, Víctor, Lexy y yo. Iván salía de vez en cuando, nunca fumaba ni se excedía con el alcohol. Víctor, Juan y yo en cambio... Sharon y Lexy jamás vinieron de fiesta con nosotras, son unas santurronas. Sharon es prudente, elegante y aburrida. Lexy en cambio es dulce y tímida. Toda nuestra hermandad se rompió cuando Iván decidió hacerse cristiano.

—¿Te apetece salir a echar una calada? —dice el joven a mi lado. Ya ni recuerdo su nombre... Lleva una camisa negra abierta y sonríe con prepotencia.

Efecto de Recencia © ✔︎ 2.5 (Élite 2) Where stories live. Discover now