2 Primeras impresiones

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-¡Oi! ¿Cuánto piensas seguir durmiendo?

Al abrir los ojos vi a un hombre sentado a mi lado. Me incorporé de golpe al reconocer a Okita.

-Tendrás que levantarte más temprano. Todos están desayunando ya, vamos.

Se levantó sin darme tiempo a desperezarme. Mientras corría apresuradamente detrás de él me rehíce la trenza que se había medio deshecho en la noche.

Nos adentramos dentro de una gran sala donde los principales jefes y subordinados del Shinsengumi comían su desayuno juntos. Me hizo una señal y me senté al lado de Harada en frente de Heisuke. Al tomar asiento todos se me quedaron mirando, me sentí un poco incómoda y miré de reojo a Okita.

-Si no te das prisa, algunos de estos cogerán tu desayuno sin preguntar_ cogió su bol de arroz y comenzó a comer.

Entre el bullicio de las conversaciones, se podían oír los ruidos de los palillos contra los boles. El más joven, era el centro de burlas, ya que Shinpachi no hacía más que robarle la comida.

-¡Ey!

-No lo entiendes, Heisuke. Un hombre tiene que comer para mantener estos músculos, que tú no tienes.

-¡Shinpachi! ¡Estoy creciendo! ¡Devuélveme eso!

Sanosuke me hizo una señal.

-¿No te gusta?

-¡No, no es eso!_ exclamé cogiendo los palillos.

En realidad, no sabía utilizarlos. En Inglaterra siempre había comido con cubertería. Intenté coger el arroz con los palillos y lo único que conseguía era llevarme a la boca unos pocos granos. La vergüenza y la rabia hicieron que los palillos salieran volando y cayeron al suelo.

-¡Ni si quiera sabes coger unos palillos!

-No le hagas caso a Souji. Mira, cógelos así.

Imité a Sano y probé a coger un pequeño trozo de arroz. Tras varios intentos quedaba claro que necesitaba mucha más práctica, ya que se me caían todo el rato.

-Supongo que tardarás en acostumbrarte.

Cogí de nuevo los palillos y probé a coger otra cosa, sin resultado alguno.

-Así morirás de hambre en pocos días. Toma.

Me giré y vi a Okita ofreciéndome con sus palillos parte de su desayuno.

-Abre la boca, Aka-chan.

Sentí la mirada de los hombres sobre mí. Okita no quería más que ponerme en ridículo. Mi cabeza me decía que me levantase y me fuera de allí inmediatamente pero mi estómago estaba completamente vacío. Así que cogí la mano del samurái, y la acerqué hasta mi boca y engullí el arroz. Okita se sorprendió al ver mi reacción.

-¿Qué está pasando aquí?

La voz de Hijikata me asustó y se me escaparon varios granos de arroz sobre la ropa de Souji, a quién todavía le tenía cogido por la mano. Me tapé la boca y salí corriendo de la sala, haciendo previamente una reverencia al comandante.

-Vaya, vaya... la has asustado Hijikata_ dijo Okita mientras volvía la atención a su cuenco de arroz.

Salí de allí como alma que lleva el diablo. Nunca antes había sentido tanta vergüenza y rabia, Okita no hacía más que reírse de mí en todo momento.

-¡Chiharu-chan!

Era su voz a lo lejos, podía reconocerla. Sin embargo, no me di la vuelta. Continué andando por el cuartel.

Hakuouki Oc x Okita o Kazama COMPLETOWhere stories live. Discover now