Capítulo 07.

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Tres semanas después, enfermé

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Tres semanas después, enfermé.

Mi padre tuvo que traer a un médico de la aldea salvaguardada más cercana, ya que el local no pudo hacer nada por mí. Al final, gracias al cielo, lograron conseguir una vacuna que fortaleció las defensas de mi cuerpo, y días después, ya me encontraba mejor.

Sin embargo, a pesar de aquello, sentía no dar más. En distintas ocasiones mi padre trató de animarme, incluso levantó el castigo, pero nada funcionaba. Mi nueva rutina diaria era, dormir, limpiar la casa, cocinar únicamente para mi padre, asearme y volver a dormir.

Fue entonces cuando caí en cuenta que HeeSeung era indispensable en mi vida, sin él a mi lado mis sueños se destrozaban. Supe que yo tenía aspiraciones propia, que quizás me preocupé demasiado por el presente, olvidándome del futuro, mi futuro. Y tal vez, mi padre también lo comprendió.

Por eso, ahora me encuentro disfrutando un buen tiempo en la granja de los Lee, en busca de ordenar mis pensamientos.

—¿Al final, que nombre le pondrás?—Pregunta la señora Lee, a mi lado.

Juego con las manos entrelazadas sobre mi estómago, pensativa.

—Heernesta.

—Bueno, supongo que es un buen nombre para una gallina—Carcajea, contagiándome de la risa.

Las dos acabamos dándonos un confortante abrazo. Si bien nuestra relación como suegra y nuera nunca fue mala, no éramos demasiado del tipo cariñosas, y creo que el vacío de la partida de su hijo nos ha dejado, permitió cierto acercamiento.

—Se lo debo a HeeSeung, él quería colocarle un nombre, pero yo no lo aprobé—Digo con la mirada puesta en la gallina que zarandea a nuestros pies.

Cuanto lo extraño.

—¡Cariño, llegó el señor de la correspondencia!.

El grito del señor Lee se escucha fuerte y claro, traspasando las paredes de la casa. Por unos segundos me tenso, horribles pensamientos creándose en mi mente. Prontamente, sin prestarle atención a nada, salgo corriendo, siendo la primera en llegar a la puerta de entrada. Allí me recibe un hombre, de unos cuarenta años, cargando un gigantesco bolso con paquetes y cartas en su espalda.

—¿Señorita...Bae SuMin?—Pregunta, leyendo en el papel, a través de sus anteojos.

Asiento con la cabeza repetidas veces, ansiosa, causándole gracia al cartero.

—Firme aquí, por favor—Me entrega un bolígrafo, señalando una parte en la hojas. Hago todo con ligereza, desesperada—Muchas gracias, que tenga un buen día—Y se despide, alejándose por el sendero lleno de árboles.

Más tranquila, aprieto la carta en mi pecho, aguantando las lágrimas de felicidad tras leer el remitente. La señora Kim se sitúa a mi lado, confundida. Le sonrió sin poder controlar mi alegría, agarrando sus delicadas y viejas manos.

 —Es de HeeSeung...

—Anne👻

𝐀 𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐓𝐎 𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 [Lee HeeSeung] ✔Kde žijí příběhy. Začni objevovat