SOLAMENTE ES TRABAJO

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Jiang Cheng estaba ayudando a su hermana en la cocina, cortaba las verduras con calma, su hermana había salido con su padre y era por ello que él la estaba cubriendo con esa tarea, era sencillo así que lo hacía con calma.

- A-Cheng recuerda que debes cortar algunas verduras más pequeñas porque no se cocinan igual - la voz de su madre era tranquila así que Jiang Cheng se dejó llevar para intentar continuar la conversación 

- Lo sé - sonrió 

- ¡SI LO SABES POR QUÉ LAS CORTAS TAN GRANDES! - ahí estaba su madre en todo su esplendor, ¿sería mucho pedir que no le gritara en el oído?

- Lo siento... - bajó la cabeza y siguió cortando 

- ¿Con una disculpa lo solucionas? - gruñó - Eres igual a tu padre, solo palabras vacías y llenas de falsa tristeza, es una decepción que seas igual a él, mínimo deberías ser la mitad de lo que Wei Wu Xian es - su madre era buena dando justo donde más le dolía - Siempre tiene buenas calificaciones, siempre se esfuerza por orgullecer a su padre, en cambio tu, te conformas con tan poco que pareces un simple perro callejero aceptando las sobras ¿eso eres? ¿solo quieres sobras del cariño de tu padre? siempre a la sombra de alguien tan superior, tan inalcanzable - su madre no se detendría ahí y lo sabía, ya podía sentir el ardor en su mejilla

- ¡Yu Ziyuan! - mal momento para que su padre apareciera 

- ¡Jiang Fengmian! - devolvió 

- ¿Puedo entrar un día a mi casa sin tener que escuchar tus gritos? - acarició su frente intentando eliminar el dolor de cabeza 

- ¡¿Tu casa?! ¿Entonces solo soy una criada aquí? ¿un maldito mueble? - Gritaba cada vez más alto y como de costumbre, Jiang Cheng había quedado en medio 

- Yo nunca dije eso, solo quiero saber el motivo - suspiró, era una guerra perdida y lo sabía 

- ¡¿Motivo?! ¿Acaso no lo ves? O cierto, siempre será invisible a tus ojos - tomó a Jiang Cheng por los hombros para ponerlo de frente a su padre - míralo aquí, dime ¿acaso sabes quién es o debo recordártelo? - sus manos dolían en los hombros de Jiang Cheng, no era la fuerza ejercida sino las palabras - siempre viendo solo lo que brilla, disculpe por opacar su día, aquí le presento a su tercer hijo, quizás no le importa porque no es el elegido para ser el presidente de la empresa o porque no estaba planeado ¿o es que acaso por el hecho de que no te agrado yo no te agrada mi hijo? porque grábatelo bien Jiang Fengmian, los niños no se hacen solos, se necesitan dos - Yu Ziyuan no se detenía y no lo haría en un buen rato

- Lo veo, también sé cómo se hacen los niños, no olvides que tengo tres hijos - su tono de voz era tranquilo o quizás simplemente resignado 

- ¡Exactamente, tienes tres hijos! Pero dime ahora Jiang Fengmian ¿sabes acaso la fecha de cumpleaños de el que esta frente tuyo? - lo empujó aún más al frente 

- ... - la respuesta de su padre era más que suficiente, feliz cumpleaños 18 Jiang Cheng ¿Qué esperabas?

...

Jiang Cheng despertó sollozando, las memorias aun estaban bastante frescas y eran dolorosas, la habitación estaba en silencio, la ventaja de que Xichen durmiera en la cama era que no lo escucharía ya que estaba bastante lejos.

Dejó que las lágrimas cayeran un poco más, no se había permitido llorar en ninguna de esas ocasiones y ahora lo hacía, en el sillón de la habitación más jodidamente cara de Qinghe, Jiang Wanyin lloraba en silencio aquel decepcionante cumpleaños que en realidad se quedaba corto al resto.

Cuando sintió que no tenía más que llorar simplemente se quedó sentado por unos minutos para que su respiración se calmara un poco, se levantó por un vaso de agua a la pequeña cocina que había, no sabía cómo o por qué, pero estaba sentado en una esquina en el suelo mientras lloraba de nuevo, quizás había sido una mala idea venir, Nie Huaisang provocaba todo esto, estaba seguro.

Sus parpados cansados se cerraron y las lágrimas siguieron su camino durante unos minutos más, una imagen lamentable, un niño aterrado por las voces que gritaban en sus oídos que no valía ni siquiera una mirada de sus padres, que le decía que la humillación vivida desde su niñez era su propia culpa, voces que rompían cada vez más aquel pequeño y frágil corazón...

...

Xichen despertó a su hora habitual, caminó al baño e hizo su rutina, sentía un impulso por salir a ver a Wanyin, pero eso sería violar su privacidad, la noche anterior él se había quedado con la cama, lo menos que le debía era algo de tiempo para que se arreglara.

A las siente en punto de la mañana Xichen salió de su cuarto impecable, con la mirada buscó a Wanyin, pero no lo encontró ¿habría salido?. Caminó hacía la cocina para preparar su desayuno, justo cuando iba a entrar, la puerta de la habitación se abrió mostrando a un resplandeciente Jiang Cheng con dos bolsas en cada mano.

- Buenos días presidente Lan, espero que no haya esperado tanto - se disculpó mientras bajaba las bolsas en la mesa - Le e traído el desayuno habitual y un poco de té de limón, no encontré de los habituales, pero mañana lo buscaré desde más temprano - la voz de su madre aún resonaba en su cabeza y sus párpados se sentían muy pesados 

- Está bien Wanyin, el de limón es agradable y creo que un cambio no hará daño - sonrió mientras se sentaba, su mirada se cruzó con la del menor solo un segundo y sintió que algo pasaba, no se consideraba experto leyendo personas, pero si lo suficientemente bueno para saber que algo pasaba con el joven frente suyo, era como si hubiera una cortina en aquellos ojos, quizás un muro de piedra, pero sentía la tristeza que transmitían.

- Me alegro, guardaré el resto - caminó en dirección a la cocina 

- ¿No me acompañaras con el desayuno? - cuestionó cuando lo vio alejarse 

- No se preocupe señor Lan, desayuné mientras esperaba su pedido - mentira, una vil mentira, no solo no tenía apetito, sentía que no era digno ni siquiera de compartir una comida con Lan Xichen, él estaba ahí como asistente, no más nada.

- Está bien, hoy iremos a la empresa Nie, Huaisang necesita ayuda con unas cosas ya que Da-Ge sigue en el hospital - explicó mientras esperaba al menor 

- Entiendo - casi fue un susurro, pero Xichen notó el miedo en aquella voz ¿le estaba escondiendo algo?

...

- ¡Lan Zhan! seremos socios en un mes y tu no me haces caso - se sentó en el escritorio 

- Ridículo - fue su respuesta 

Wei Ying no creía que sería tan difícil entrar al corazón de Lan Wangji, si lo hacía sería un gran logro para él y su empresa "Solo espera A-Cheng, voy por ti" 

NO ME PIDAS DEJARTE IRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora