Luz de Luna ｢Joongdok｣

III

La canción no lo dejó en paz por un par de días. Estaba ahí, llegando en los momentos inesperados, sólo para tener unas enormes ganas de plasmarla en un lienzo. Cuatro cuadros después, Han Sooyoung estaba frente a él con una ceja levantada.

En el tiempo que llevaba manejando la “imagen” de Yoo Joonghyuk, jamás lo había visto con tanta inspiración repentina.

– Bien, ¿qué te sucede? – cruzó los brazos en su pecho y miró fijamente al pelinegro. Yoo Joonghyuk sólo frunció el ceño.

— ¿Qué me sucede de qué?

— Habla. Estás muy extraño estos días.

— Estás loca.

Ella no se iba a dar por vencida, claro que no.

— ¿Finalmente le declaraste tu amor a Lee Seolhwa? — una sonrisa traviesa adornó su rostro.

— Deja de hablar estupideces. — suspiró. Ella no lo dejaría en paz, así que prefirió rendirse. — Un piano.

— ¿Qué mierda?

— Una canción en piano me dio inspiración de repente. Eso es todo — rodó los ojos. — Ahora, déjame trabajar.

Han Sooyoung no podía creer lo que había escuchado. ¿Una canción de piano? — ¿Y estás seguro que fue la canción y no la pianista? —alzó las cejas.

— Era un chico. — respondió rápidamente.

— ¿Era lindo?

— No lo sé Sooyoung, no lo miré detenidamente. Ahora, vete.

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La fiesta de compromiso de Jung Heewon era al día siguiente. Miró el traje delicadamente colgado con un gancho en la pared. Han Sooyoung lo había comprado para él. 'Te habrías puesto una playera y unos jeans si dejo que tú elijas tu vestimenta. Esto es algo formal, idiota'

Bueno, tampoco estaba tan equivocada. Yoo Joonghyuk, a regañadientes, aceptó que se hubiera puesto lo primero que encontrara. Se sentó en su cama soltando un suspiro. El sol comenzaba a ocultarse, y poco a poco, la oscuridad de la noche se asomaría.

' — Joonghyuk-ah, ◾◾◾'

Sacudió su cabeza. Últimamente había estado recordando la misma línea dicha por un niño curioso.

Recuerda su voz infantil, recuerda su presencia, está seguro que es real. Pero no recuerda su nombre o su rostro, como si algo bloqueara su cara, censurandola. Tampoco recuerda porque ya no está presente en su vida.

Se desvistió para cambiarse de ropa y colocarse algo más ligero. Tendría que levantarse temprano al día siguiente y no quería dormir incómodo. Antes de colocarse una camisa para dormir, miró su reflejo en el espejo de cuerpo completo colocado en la esquina de la habitación. Para ser exactos, miró las cicatrices en su torso.

Los estragos del accidente donde sus padres murieron y él fue el único que sobrevivió. Con muy pocos recuerdos de su infancia y un miedo inexplicable a los hospitales.

Un toque a su puerta lo sacó de sus pensamientos. Colocó la camisa con rapidez y abrió la puerta, encontrándose con su hermana y pequeñas lágrimas en sus ojos.

— Oppa. — jadeo mientras se acercaba a abrazar a su hermano — tuve una pesadilla.

Él la guió a su cama, cubriendola con la manta. — Está bien, aquí estoy.

Acarició su cabeza para tranquilizarla.

— Oppa.

— Mmm.

— Buenas noches.

— Buenas noches, Mia-yah.

No le importó la luna esa noche.