Capítulo 10. Puedes Llamarme Draco.

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¿Nilak?, ¿en serio Nilak es el mago que ha estado buscando por todo el pueblo? La corriente de magia que lo recorre le confirma que sí, es la misma que solía sentir en Lemmini. Esa mezcla de poder y calidez. Solo podía ser Nilak. Ahora todo cobra más sentido. 

Una idea absurda lo acaba de iluminar al ver la varita del moreno aún en ristre. 

-¡Ni se te ocurra obliviatearme! - Gruñe con bilis. No se había dado cuenta pero sigue enfadado. Por muy mago que sea. 

-No pensaba hacerlo - levanta las manos con la varita en una de ellas aún pero sin apuntarle - ¿Estás bien? - Vuelve a preguntar - ¿Te han herido? 

Nilak se acerca y antes de que Draco tenga tiempo a reaccionar, murmura un Episkeyo no verbal. Nota el cosquilleo en el labio, señal que lo ha curado. Se lleva la mano al labio, instintivamente. 

-¿Por qué has hecho eso? - Sabe que esa no es la pregunta correcta pero aún se siente aturdido. Demasiada información.

Nilak sigue dando pasitos hacia delante al tiempo que Draco los da hacia atrás. Están separados por varios metros pero no es suficiente. Sabe que no debe tener miedo, Nilak no le haría daño, o eso quiere pensar. Pero estar delante de un mago con varita hace que se sienta más aterrado que con los cuatro tipos aquellos. 

No se sabe si es el dolor de cabeza o ver a Nilak con varita pero de verdad que el parecido con Harry Potter es tan real que Draco se plantea por primera vez que tuviera un hermano gemelo al que dieron en adopción. 

 - Deja de acercarte, joder. 

Nilak se para en seco. Sigue con las manos en alto. Las baja poco a poco. 

-Perdona. 

De repente parece que Nilak cae en la cuenta de que Draco no ha dejado de observar la varita ni un segundo y decide guardarla. 

Draco intenta serenarse y pensar con claridad. Ya ha pasado el peligro. 

-Ahora entiendo por qué no querías ir al hospital muggle. ¿Hay más magos aquí?, ¿quién lo sabe? - Draco lo repasa con la mirada. Lleva las botas y un pijama, sin chaqueta. Se le ve más ojeroso y demacrado. Esa barba empieza a dejar de ser sexy. - Tienes una pinta horrible. 

-Muchas preguntas y aún no has contestado la mía, ¿te han hecho algo esos cabrones? - Los mira como si fueran carroña animal. 

-Estoy bien. Pero no podemos dejarlos así. 

-Yo me ocupo de ellos. ¿Seguro que estás bien?

Esa frase no ha sonado demasiado tranquilizadora. Con el cabreo que parece llevar Nilak encima, ese "ocuparse" no augura nada bueno. 

-¿No vas a preguntarme por qué no he salido corriendo al ver a un tío con una varita haciendo magia? Creo que es algo que suele sorprender a los muggles. 

Nilak se encoge de hombros, dándole la espalda pero aún mirándolo de reojo. 

-Primero estos, ¿o nos esperamos a que vengan los aurores de MACUSA? Y me estoy congelando. 

-Van a venir de todos modos. Nos investigarán. Ya os podéis ir despidiendo del mesero de Lemmini. 

-No seas dramático. No se van a enterar. MACUSA queda demasiado lejos. Y no voy a dejar que te culpen por esto. Ni siquiera traes varita. 

-¿Vas a explicarme cómo sabes que soy mago? 

Nilak no le responde. Se pone manos a la obra para obliviatear a los trogloditas y también les lanza un Confundus a cada uno, para que vaguen lo que queda de noche por el bosque.

Draco en AlaskaWhere stories live. Discover now