—Hyuka... —me murmuró después de un rato, yo seguía con mi cabeza enterrada en su pecho, así que me moví para poder mirarlo a los ojos— Hay algo en esta habitación.

Mis labios se estremecieron, pero no dije nada.

Sin embargo, cuando estaba comenzando a cerrar mis ojos para dormir, pude ver la sonrisa de Soobin desde la ventana. Sus manos estaban sujetando el cristal, justo donde había encontrado las huellas, y articuló una palabra con su boca, pero nunca supe cuál fue.

Esa fue la tercera noche.

Desperté por la madrugada. Supe que todavía no era completamente de día porque la habitación estaba bañada en penumbras, pero no fui capaz de pensar cuánto tiempo había dormido porque seguía en la misma posición en la que me dormí, aún si solía moverme por la noche. En realidad, lo que me despertó fue el contacto helado de una mano sobre mi mejilla, adormeciéndola y haciéndome abrir los ojos con espanto.

Taehyun ya no estaba en la cama.

Me levanté algo aturdido, sentándome sobre el colchón y tiritando mientras me aferraba a la sábana con fuerza.

La habitación estaba tan oscura que no me fue posible distinguir nada, pero permanecí inmóvil e impaciente, aguardando por el momento en el que Taehyun entrara por la puerta y me dijera que sólo estaba en el baño.

Pero no pasó ese momento.

—¿Tuviste una pesadilla?

La voz suave de Soobin sonaba tan acaramelada como si le estuviese hablando a su pareja, él estaba justo a mi lado, sentado en la cama y tornándola fría, pero su semblante se veía casi cariñoso. Él extendió su mano y volvió a acariciar mi mejilla con delicadeza.

—Tu amigo está en la otra habitación, no le hice nada.

Naturalmente, no me sentí más tranquilo después de escucharlo; más bien, me sentí incómodo y quise apartar su mano de mi rostro, pero no me atreví a hacerlo. Así que me mantuve quieto, callado y lloroso mientras sentía como Soobin se burlaba silenciosamente de mí, acariciando mi cabello, mi nariz, mi cuello.

Y justo cuando pensé que comenzaría a tocar mis clavículas, se alejó.

—No quiero que me tengas miedo. —dijo, luciendo afligido— Ya te dije que me gustas.

Seguía sin comprender qué intentaba lograr diciéndome que le gusto.

Sabía que estaba siendo muy condescendiente con él, pero no era una persona valiente. No podía ni siquiera mantener contacto con sus ojos de hielo; menos podía pedirle que se largara y me dejara en paz.

—¿Tienes sueño, Hueningie? —me preguntó suavemente— ¿Por qué no volvemos a dormir? Mañana será un día muy divertido.

Tragué saliva con nervios. Soobin me miró desde el otro lado de la cama con una expresión de falsa amabilidad y se acercó hacia mí con una curiosidad casi infantil. Teniéndolo tan cerca, fue completamente inevitable que yo analizara sus facciones con agudeza. Él tenía un muy lindo rostro que resaltaría sin duda alguna entre una multitud ordinaria. Sus labios eran bastante esponjosos y aunque ahora estaban casi incoloros, tuve la impresión de que en el pasado eran de una tonalidad roja brillante.

Como si leyera mis pensamientos, sonrió pícaramente y continuó observándome de cerca, casi presumiendo su belleza trágica.

Noté también que su nariz estaba perfilada y armoniosa sobre su rostro, que la forma de sus ojos era bastante bonita y que sus pestañas generaban pequeñas sombras oscuras sobre sus orbes nubosas.

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⏰ Last updated: Jul 27, 2021 ⏰

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