¡No vamos a México!

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“La muerte” es algo a lo que no le temo, no me importa tener que morirme ahora con tal de cumplir mi cometido y poder vengarme.

No le tengo miedo ni al Don ni a su maldita mafia roja, son los peores sádicos, psicópatas asesinos… Entre otras peores cosas. Hubo un momento en el sí le tuve miedo, pero, luego pensé ¿Al final me moriré? ¿Qué importa si la muerte puede ser más dolorosa?

Eso tampoco significa que me entregaré y se la pondré fácil, porque primero me convertiré en su peor pesadilla. Puede que sea un poco difícil, pero no imposible, he perdido la cuenta de cuentas personas han pensado lo mismo que yo y en días apetecían muertas, picadas en pedazos, quemadas, torturas de la peor manera.

No solo la matan a ellas, sino a sus seres queridos y todo lo que me importa. Hay veces que la desaparecen del mapa como si nunca hubieran existido.

La policía ¿Qué hacen? Pues nada eso no es algo que le importe a ese infeliz porque la tiene a su poder. Compra a los agentes, policías, patrulleros, militares.

Todo es de su imperio. Las personas si lo ven voltean a un lado, y otras se le arrodilla como si fuera un dios muchas veces me he preguntado, ¿Por qué mierda hacen eso? Es el peor mafioso, tiene empresas que trabajan para él importando armas y licores con una gran fachada de empresarios respetados, mujeres hermosas y trajes caros, bares y clubes nocturnos llenos de prostitutas y strippers.

Sobre todo gente de mal andar en eso lugares es donde se la pasan jóvenes y adultos con un historial lleno de crímenes. No solo eso también un sitio donde hacen carreras y peleas clandestinas. Y con la distribución de D-A-C-H no solo lo convierte en mafioso ni en un maldito narcotraficante. ¿A eso le llaman dios? Yo le llamaría un demonio.

Yo seré la persona que me encargaré de destruirlo a él y  su maldito imperio no solo eso sino también a todo aquel que trabaje para él.

Eso es algo que siempre me ha preocupado como he dicho no me importaría morirme en medio de esto, pero si Andrew él se merece seguir adelante, estudiar medicina que es lo más le gusta, tener una familia, una casa y toda esa mierda que hace las personas normales.

Ya ha pasado una semana desde lo sucedido me he sentido aburrido y ansiosa por hacer algo, pero respiro y pienso que no es lo más inteligente. Tengo que esperar que en el Don baje un poco la guardia estoy segura de que nos está buscando por eso mandé a Jesús pasaportes falsos y a Helena vestuario y pelucas para pasar desapercibidos. Ya que en México dudo mucho que nos consiga tan fácilmente.

—¡Qué aburrimiento!—chilla a mi lado Andrew.

Estamos todos en la mesa de la cocina tratando de matar un poco el aburrimiento.

—¿Habrá un día en el que dejes de chillar y quejarte por todo?—pregunto rodando los ojos.

Me mira indignado para después agarra una mano y ponérsela en el pecho.

—Me duele que pienses eso de mí.

Me encojo de hombros, esperar tanto me pone de mal humor.

—¿Cuándo llegarán?—pregunta esta vez Angel él está sentado en frente mío.

Nos quedamos mirando fijamente.

—No lo sé, soy asesina no adivina—contesto de mala gana.

Él también me mira indignado. Pareciera que estuviera cuidando de dos niños y de paso malcriados. Chico solo observa la escena en silencio, ya está mejor pareciera que no le viese rosado ninguna mala.

—Déjala solo está pagando el malhumor y el aburrimiento con nosotros—Andrew se cruza de brazos.

Son unos idiotas hay veces que no los soporto.

El infierno de Marie  Where stories live. Discover now