Fake Lover | Soukoku - BSD

Día 1

Se acostó en la cama y suspiró mientras miraba al techo. ¿Qué se suponía que debía hacer en un lugar que no era su propia casa? Aunque Dazai le había dicho que fuera tan exigente como quisiera, no podía ser así. No podía soportar el simple hecho de que su propio padre hubiera aceptado la oferta sin preguntarle cómo se sentía al respecto.

Llamaron a la puerta, pero no hizo ningún intento por responder ni de levantarse para averiguar quién era. Llamaron de nuevo y cuando no hubo respuesta del pelirrojo, la puerta se abrió, revelando a Dazai.

-Sé que hace frío ahí fuera, pero ¿no te gustaría caminar por el jardín?

-¿Porque debería?

-Porque no es bueno que estés encerrado tanto tiempo. Me haces sentir como un secuestrador, Chuya, y ese no es el trato que te estoy ofreciendo.

Se levantó de la cama frunciendo el ceño, el rostro de Dazai en ese momento era ridículo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que antes no se había atrevido a mirarlo a la cara, ¿por qué el chico llevaba una venda en el ojo? Incluso los vendajes sobresalían de su camisa mostrando que su cuello también lo estaba.

-Bien, pero no te quiero cerca de mí.

-Creo que está bien. Sígueme, si vas a estar aquí por un mes al menos me gustaría que conocieras la casa y puedas caminar libremente por aquí.

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Ambos caminaron bajo la sombrilla por el jardín. El olor a flores era muy perceptible y demasiado agradable, Chuya nunca había visto un jardín como este. Su mirada vagó por el perímetro, estar en esa casa era como estar en un mundo diferente.

-¿Por qué me trajiste a este lugar?

-Ya te lo dije. Me haces sentir como un secuestrador cuando realmente eres mi amante por recompensa. Tus padres no pueden pagar una deuda, incluso me contrataron sabiendo eso desde el principio.

-No eres un secuestrador, eres mucho peor.

-Me halagas, Chuya. Aunque originalmente no soy el dueño de este jardín, me gusta venir aquí cuando he tenido un día demasiado ocupado. Trabajar como guardaespaldas no es fácil, ¿sabes?

-¿Siempre ofreces este método de pago a tus clientes?"

-No, es la primera vez que hago algo así. La razón es un secreto, pequeño interrogador.

-¡No me llames pequeño!

-Tienes un temperamento demasiado alto, tal vez en tu vida pasada fuiste un perro Chihuahua.

-Suficiente, ¿qué ganas con eso? Mira. Escucha, soy un hombre adulto, tengo responsabilidades que cumplir. ¿Crees que estaré aquí un mes sin hacer nada? Al menos déjame ir a trabajar.

-Hmm -el castaño se llevó el dedo índice a la barbilla e inclinó un poco la cabeza-... No es tan fácil Chuya. Debe haber gente por ahí que todavía esté buscando a tu familia y eso te incluye a ti. Piénsalo, si te dejo ir, escaparás. Y si escapas, ¿la vida de tus padres estará a salvo? ¿Aún vivirán tus padres?

-¿D-De qué mierda estás hablando?

-Es simple, Chuya. Usa tu cabeza -desinteresado, tomó una flor blanca del jardín y la colocó en el cabello del pelirrojo-. Es cierto que terminé mi trabajo, pero tus padres postergaron mi sueldo durante mucho tiempo. ¿Qué prefieres?

Chuya escuchó con asombro a Dazai, quien se mantuvo firme ante la situación y notó que en su mirada no había nada más que una oscuridad profunda.

-¿Prefieres que tus padres sigan en peligro por no haberme pagado o ser el equivalente a mi trabajo? Si escapas, me aseguraré de que tus padres sean enterrados así como los sicarios que me ordenaron matar.

No podía creer lo que decía, si seguía hablando, estaba seguro de que dejaría que su puño resolviera las cosas.

-Es una broma. Conseguiré un permiso para presentárselo a tu trabajo. Vamos, la lluvia está empeorando.

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Si tuviera que hacer un recuento de lo que había hecho durante el día, tal vez no tendría mucho que contar.  Se dio cuenta de que Dazai y él no eran compatibles de ninguna manera.

Dazai, un hombre de 29 años que trabaja como guardaespaldas, es un hombre extremadamente ocupado en comparación con Chuya, un joven de 23 años que recién comienza a vivir... o en otras palabras, que comenzaba a vivir.

No había nada en común de lo que pudieran hablar los dos, la pequeña charla en algún momento se dirigía hacia pagar la deuda de sus padres y hacia un recordatorio implícito de la amenaza que había recibido del tipo en el jardín.

Le dolía la cabeza, una palabra más sobre eso y estaba seguro de que terminaría golpeando a ese tipo hasta no dejar rastro de él.

Y finalmente, listo para irse a dormir una vez que llego la noche, apagó las luces, deseando que cuando despertara fuera solo un horrible sueño.