6. Nos necesitamos.

357 35 7
                                    

Freya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Freya...

Cuando oí la palabra «contrato» sentí ganas de estrellar su rostro contra el volante, pero como las probabilidades de que me pudiera secuestrar eran altas, decidí que tocar su bocina repetidas veces era la mejor opción. Eso atraería a los transeúntes que nos rodeaban y así podría escapar del auto y correr como en las películas entre callejones para perder mi rastro del tal Max.

—¿Pero qué te sucede! ¡No tengo a cargo una red de prostitución, Freya! —grita Max tapando el volante con sus brazos.

— ¡Quita el seguro de la puerta, idiota! ¡Ayuda!— le gritó a una señora Esbelta que paseaba con su marido junto a la acera.

La mujer me mira con desdén y continúa su camino. Cuanta sororidad. Gracias.

Max tapa mi boca y por acto reflejo muerdo sus dedos. Chilla y luego comienza a frotarlos adolorido.

—auuuuuuuu!—chilla. Para ser un secuestrador no luce como uno. Ni tampoco grita como uno— ¡estaba tapando tu boca para que dejaras de hacer y decir ridiculeces! 

—¿ah, si? ¿Acaso no quieres que firme un contrato para ser tu mujer de media noche?

—¿Qué? Agh, ¿no has entendido nada? No deseo que seas mi mujer de noche, Frida. Quiero que seas mi novia.

Otra vez esas mariposas asesinas.

— No me conoces, ni yo a ti. ¿Por qué querrías ser mi novio y además hacerme firmar algo sin explicar siquiera las cláusulas?

Toma su cabello rizado, en señal de frustración:— Freya, quiero que finjas ser mi novia. No es algo real, solo debemos parecer...novios.

¿Novios? ¿Y que además me paguen? Eso es humillante. Descartando lo humillante de pagarle a alguien para que sea tu novio en vez de tener uno real.

— ¿Por qué querrías alguien como yo, de novia? Es absurdo, ya sabes todo de mi, y nuestras vidas son completamente distintas. Tú naciste en una cuna de oro y yo nací en un taxi. O al menos eso fue lo que contó mamá. Quería que yo naciera para navidad porque los niños que nacen en navidad quedan registrados en el periódico, y como esperó demasiado nací en un taxi camino a un centro comercial.—arrugo mi frente. Esto es aún más humillante— bueno, eso no viene al caso. Responde mi pregunta.

Max observa por el ventanal la carretera avergonzado y luego sus ojos me encuentran:— Exactamente esa es la razón por la que te he escogido. Somos demasiado diferentes como para involucrar sentimientos, y aunque no lo creas mi madre fue igual de humilde que tú o tu madre, no deberías avergonzarte de aquello y es por ella que te necesito. Nos necesitamos, tú y yo.

El beso que NO debimos darnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora