Capítulo 9. El intruso

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     —"terramet ignem, tenebris potentia elementa" —pronunciaban las brujas al unísono—. "terramet ignem, tenebris potentia elementa."

     Ante los ojos de todos, las flamas de las velas se avivaron haciéndose azules. 

     —"transire Pulgatorio" —declamó Ryan abriendo su mano y dejando caer el puñado de tierra.

     En ese instante, todo a su alrededor se envolvió en una opacidad azul, acompañada de un silencio, frialdad y una soledad funesta que producía un nivel de angustia casi fantasmal. Ryan estaba en el otro lado y debía apresurarse. Se encontraba dentro de un reflejo pero seguía siendo su casa, así que no le costó nada encontrar los espejos. De camino a ellos, notó que a pesar de estar allí, no podía agarrar ningún objeto, simplemente, los atravesaba. Al llegar al baño, se dio cuenta de que podía ver a su hermana a través del espejo, justo al frente. Así que, no demoró mucho más.

     —"impacto" —pronunció, presentando su mano sobre el cristal.

     Ante este hechizo de golpe menor, el espejo estalló en pedazos, aunque sin hacer una pizca de ruido. De la misma manera, quebró el que había en uno de los dormitorios, pero, al destruir el tercer espejo, el suelo comenzó a temblar como si fuera un terremoto. Evidentemente, el reflejo se estaba desmoronando con él adentro.

     —¿Te vas sin saludar? —retumbó la voz del Oscuro—. Pensé que venías buscando más de lo de la última vez.

     A pesar de que ambos tenían cuentas pendientes, Ryan prefería saldarlas en suelo firme, y ese, definitivamente no era.

     —¡"transire dimensio"! —gritó y en un pestañear, estaba de regreso con sus amigos y su hermana.

     Se había solucionado el problema del reflejo, pero ignoraban que la verdadera razón por la que Ryan y el Oscuro se habían conectado involuntariamente, era Ismael

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     Se había solucionado el problema del reflejo, pero ignoraban que la verdadera razón por la que Ryan y el Oscuro se habían conectado involuntariamente, era Ismael. Solo una hora después, Gabita, Mell y Lay se despedían del resto, debían continuar.

     —No se preocupen, amigos —decía Gabita mientras miraba a Elena con sus ojos cristalizados en un asomo de lágrima—, mantendré el contacto.

     —Cuídense mucho —señaló Darys, despidiéndose con un abrazo.

     Después de la partida de las chicas; los hermanos, la psiphora y el vampiro continuaron con el intercambio.

     —¿Han escuchado alguna vez acerca del encantamiento Cruciatu-Mentis? —preguntó Ryan desde su cuarto hacia la sala.

     —No literalmente —contestó Ismael.

     —¿A que te refieres? —indagó Darys, quien se encontraba a su lado.

     —Me refiero a que no lo he escuchado pero si lo he visto, en mis sueños.

     —No puede ser —minimizó Darys—, tu obsesión con la lectura es lo que te hace fantasear de esa manera.

     —Eso pensaba yo, hasta ahora.

     Ismael desde niño, había tenido sueños repetitivos donde aparecía un libro antiguo con relatos y hechizos relacionados con la magia oscura.

     —Y, si por lo que me dices, el encantamiento no es producto de mis sueños, quizás el libro tampoco lo sea. Fue por esos sueños que comencé a estudiar sobre este tema.

     —¿Me permitirías ver? —cuestiona Darys, mostrando cierta desconfianza en esa teoría.

     —Míralo por ti misma —respondió y extendió su mano hacia ella.

     —Piensa en tu sueño —indicó tomando su mano, a la vez de un profundo suspiro— "somnus deja-vú."

     Ambos estuvieron en trance durante aproximadamente cinco minutos. Cuando ambos abrieron los ojos, la chica se quedó en silencio, organizando ideas.

     —¿Lo viste? —preguntó Ryan— Darys, ¿funcionó?

     —Si —respondió Darys un poco confundida—, de hecho, puede ver más que eso—. ¿Donde está el collar? —enfatizó Darys con una marcada desconfianza en la mirada.

     —No lo sé —respondió Ismael, confundido—, creo que lo perdí en el cementerio la noche que el Oscuro me obligó a degollarme.

     —Debemos encontrar ese colgante —aseguró la vidente—. Debemos hacerlo pronto. ¿Por qué no nos dijiste que lo tenías?

     —No entiendo tu molestia, es un simple recuerdo de mi madre.

     —Darys —interrumpió Ryan en defensa de su chico, viendo que Darys estaba actuando de manera muy hostil y ellos apenas entendían—, ¿qué te pasa? ¿Por qué le hablas así?

     —Comienza por explicar —propuso Elena, quien había estado muy callada—, ¿qué tiene ese collar de especial?

     —Ese collar es otro libro —explica Darys, mientras clava la mirada en Ismael—, y no es uno cualquiera. Perteneció al Oscuro y tú lo sabías.

El nigromante y el vampiroWhere stories live. Discover now