3. El Abrigo

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—¡Llegue! —avise en voz alta cerrando la puerta después de haber entrado

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—¡Llegue! —avise en voz alta cerrando la puerta después de haber entrado.

Acabo de llegar de la escuela, estaba cansada, tuve que regresar caminando  porque Adrián se quedaría más tiempo. Le iba a preguntar después.

—¿Dónde estás, papá? —pregunté buscándolo con mis ojos.

—En la cocina, hija —escuche a mi padre responder.

Fui hasta allá caminando apresurada.

—Hola —saludé cuando entré a la cocina.

Arroje la mochila al suelo sin pensarlo, pero mi padre me miró y puso una expresión severa, causando que recogiera la mochila y me la colocara en mi hombro.

— Y, ¿Adrián? —preguntó mi padre colocando un plato lleno de frutas picadas sobre la cubierta del mueble.

Sonreí, —dijo que tendría que quedarse un tiempo más allá—respondí, él solo asintió dándome a entender que comprende. 

—¿Y cómo te ha ido en la escuela? Ayer no pude preguntarte cuando llegaste  dormida. 

—Bien — respondí mordisqueando una fruta —Y, ¿Como te va en tu trabajo?

—Bien, me he encontrado con Juan Hidalgo —dijo como si fuera normal—. me ha dicho que sería bueno que algún día fuéramos a cenar a su casa.

—Que ¿genial? —pronuncié tratando de no ser exagerada.

—Ya llegué —oí gritar a Adrián desde la sala —perdón por el retraso —se disculpó entrando a la cocina.

—¿Cómo has estado? —preguntó mi padre.

—Bien —respondió indiferente. —¿Quieres ir a acompañarme al entrenamiento de Fútbol? —inquirió mi hermano mirando mi plato de frutas, así que lo tomé entre mis manos y lo llevé lejos de él.

—Si, ¿por qué no? —contesté con una sonrisa.

–Ok, ya todos aquí tienen todos planes, así que ni hablar, ningún problema que yo salga hoy —Hablo mi padre y nosotros lo miramos de forma pícara.

—¿Con quién? —interrogó mi hermano con una sonrisa juguetona, colocando su codo sobre la cubierta y sosteniendo su cabeza con su mano.

Nos miró confundido,—Es del trabajo, chicos, dejen de imaginar cosas.

—Huh-uh—respondimos mi hermano y yo al mismo tiempo.

—Esperen, iré a cambiarme —aviso dirigiéndose a su habitación.

—Yo iré a colocar la mochila de mi habitación.

Yo subí a mi recámara, luego coloqué la mochila en mi cama. Salí de ahí, y bajé al sofá, me senté a esperar a Adrián.

Nunca seré como ella (Pausada) Where stories live. Discover now